El darsenero desplegó su fútbol en el primer tiempo y se defendió en el segundo para llevarse tres valiosísimos puntos en su visita a La Blanqueada. Los tricolores comenzaron con vertiginosidad el encuentro pero al ponerse en ventaja le entregaron el balón a su rival, que no desperdició la oportunidad y dio vuelta el marcador. En el complemento los albos no pudieron anotar y se marcharon de su casa otra vez con las manos vacías.

Nacional comenzó muy bien el partido. La línea de fondo controlaba a los ágiles delanteros visitantes. Pudo atacar por las bandas a través de Barcia y de Pena y elaboró jugadas en velocidad. El golero Olveira sacó la pelota del ángulo superior derecho tras un buen cabezazo de de Pena. Posteriormente llegó el gol de los locales cuando Barcia tiró una pared con Fernández y luego remató de pierna izquierda ante la salida del arquero.

El técnico Álvaro Gutiérrez tomó la decisión de cederle completamente la tenencia del balón a River Plate, que gracias a ello en ocho minutos anotó dos goles. Como si fuera 2014, cuando los albos poseían una solidez defensiva tal que les bastaba con convertir un tanto para adueñarse de los partidos y vencer con claridad, los locales permitieron el asedio del rival y pagaron cara la adopción de esa desafortunada medida.

Prieto corrió hasta quedar exhausto presionando al rival y haciendo relevos. Inclusive Barcia y de Pena colaboraron en la marca, pero Nacional raramente concatenó varios pases seguidos y prácticamente jugó en campo propio en ese lapso del partido.

Herrera avanzó por el sector derecho y envió un centro que fue despejado por De Los Santos hacia el medio —como indican los manuales que no hay que hacer — y la pelota cayó en los pies de Gorriarán, quien se encontraba cerca de la medialuna y cruzó un disparo que empató el encuentro.

Cuando moría la primera etapa Herrera trepó nuevamente y asistió a Leandro Rodríguez, quien se encontraba dentro del área sin marca y pudo sacar sin apuro un potente disparo que se coló arriba en el arco de Munúa.

Con más ganas que ideas los tricolores retornaron del descanso decididos a apropiarse del balón e intentar llevarse por delante a River Plate y casi lo logran. Barcia sacó un remate mordido frente al arco cuando era más difícil fallar que convertir. Taborda no pudo darle dirección a un cabezazo posterior a un rechazo del golero. Díaz conectó un centro de Recoba, pero Herrera se encontraba apostado en la línea de gol y despejó el balón cuando su valla caía.

Los visitantes se defendieron como pudieron de los desprolijos embates de los albos. Sus contragolpes no llegaron a buen puerto y terminaron siempre en las manos de Munúa, pero lo hecho en la primera mitad bastó para obtener el triunfo.

Nacional no pudo. Generó algunas ocasiones de gol y tuvo la oportunidad de empatar pero futbolísticamente no logró imponerse sobre su rival en el complemento.

Bajas importantes —Alonso, Arismendi, Romero—, jugadores cumpliendo funciones que no les son propias —Gorga, Barcia, Fernández—, bajos rendimientos —De Los Santos, Pereiro— y un sistema de juego impuesto e inmutable ante cualquier circunstancia —Gutiérrez— no permitieron que el equipo funcionase de forma eficiente.

River Plate jugó como sabe  y —como dice Jorge Nasser— consiguió la victoria «haciendo el camino de siempre». Es el mismo de ayer. Nacional no lo es y si quiere volver a ser protagonista deberá asumirlo y obrar en consecuencia tomando un camino distinto al que insiste en andar.