En los últimos debuts de Uruguay en torneos continentales no le había ido bien: desde la Copa América del 1989 hasta el Mundial pasado (7 competencias), la selección no pudo ganar en su primer partido. Hoy, la necesidad de cortar esa racha negativa era imperiosa, sin dudas, para arrancar de la mejor manera y teniendo en cuenta los demás rivales del grupo (Argentina y Paraguay).

Para ello, el “Maestro” Tabarez pudo tener en cancha el equipo que pretende (sin Luis Suarez, todavía suspendido), ya que restaba saber la condición física del defensor José Maria Gimenez, con molestias en la semana, aunque pudo jugar. ¿El esquema a emplear? El clásico 4-4-2 que viene utilizando desde hace tiempo, y que por momentos se convierte en 4-3-1-2, y hoy no fue la excepción.

Jamaica fue un rival duro de doblegar, difícil, porque era un equipo que había disputado escasos amistosos en el último tiempo y que por primera vez jugaba la Copa América. Todo un enigma, que la “Celeste” comenzó a resolver en los primeros minutos: equipo ordenado, atento a los errores de los rivales, con un constante pressing y como referencia a los delanteros Barnes y Mattocks. Tras darse cuenta de sus méritos, Uruguay intentó en cuanto pudo, ya que los dirigidos por Winfried Schafer le frenaban cualquier vía de ataque, pero Nicolás Lodeiro, Edinson Cavani, Diego Rolan y compañía no estaban concentrados, perdían la pelota en tres cuartos de cancha, no lograban conectarse, carecían de juego colectivo, entre otros aspectos negativos, a tal punto que la única ocasión de gol fue de Cristian Rodriguez, con un remate de fuera del área que el arquero Duwayne pudo desviar sin inconvenientes.

Aburrido el encuentro en aquellos momentos. El equipo de América del Sur debía cambiar su juego si quería llevarse la victoria en el debut, y por eso, en una pelota parada, se encendió Lodeiro, ganó en lo alto José María Giménez y asistió al “Cebolla” Rodriguez, que colocó bien el balón para poner el 1-0. Esporádica situación que la aprovechó de buena manera cuando transcurrían 6 minutos del segundo tiempo.

No por ello, el conjunto caribeño dejó de lado su planteo inteligente, y a raíz del gol, el equipo creció. Adelantó todas sus líneas, dejó expuesta la defensa (pero el equipo de Tabarez no supo cómo penetrarla), incrementó su caudal ofensivo, los delanteros, veloces, estuvieron mucho más atentos que en la primera mitad ante el mínimo error uruguayo, y tuvo varias situaciones de gol pero le faltó jerarquía para concretarlas en gol: Giles Barnes y De Shorn Brown cabecearon en el área ganándoles las marcas a Godín y Giménez, un tiro libre que ejecutó Kemar Lawrence lo desvió Muslera, y las constantes subidas del lateral Adrian Mariappa.

Uruguay ganó y cortó el maleficio del debut, pero demostró ciertas falencias ante un equipo que participa por primera vez y que no las puede volver a cometer si su objetivo es ganar la Copa América. Falta un largo camino por recorrer y el próximo rival será el candidato al título y un viejo conocido, desde tiempos atávicos: Argentina.