El puente Pueyrredón rebalsó de automóviles, una vez más, en la previa del encuentro. La gente copó el cilindro. Es que Racing tiene plantel y Costas posee herramientas para ilusionar a la hinchada académica. Pero apareció el Sarmiento de Israel Damonte, quien pinchó la fiesta celeste y blanca y lleno de interrogantes al club de Avellaneda.
Tácticamente, el partido fue el esperado. Sarmiento, con sus métodos, se llevó tres puntos importantísimos del Cilindro. De hecho, esta fue su primera victoria en esta Copa de la Liga Profesional 2024. ¿Qué pasó? Bueno, además de la cuota de efectividad que debe tener un equipo, en el local las luces no estuvieron del todo prendidas.
El visitante planteó un esquema parecido al de Racing, pero con un posicionamiento en el que el aspecto defensivo era el imperante. En definitiva, con Elías López, Ezequiel Paredes, Juan Insaurralde, Emanuel Hernández y Yair Arismendi El Verde armó una fortaleza defensiva que La Academia nunca pudo sobrepasar.
En este tipo de cotejos, y más aún con los antecedentes de Sarmiento en el Cilindro, es clave anotar en el arranque. No solo para estar más tranquilos, sino también para que el rival empiece a dejar espacios. Esto no sucedió, el partido se jugó siempre de la manera que quiso Sarmiento. Y eso sin dudas fue mérito de Damonte y deficiencia de Costas.
Bruno Zuculini tuvo, en los primeros minutos, la chance de anotar y comenzar ganando. Tras un caño digno de un número diez, quedó de cara al arco rival y la pelota se fue por al lado del palo derecho de Fernando Monetti. Hubo un presentimiento en el estadio que esa jugada sería decisiva. “Entra una y entran todas” se murmuró en las tribunas. Bueno, esa no entró y el desenlace fue acorde al dicho.
Todo cambió a los 37’ cuando el único referente de Sarmiento en el área académica, Iván Morales, convirtió de afuera del área un golazo de otro planeta. La pelota agarró efecto y se clavó en el ángulo izquierdo del arco que cuidó Gabriel Arias. En este caso el arquero no tuvo nada que hacer. De esta manera El Verde se puso en ventaja y las sensaciones en el Cilindro definitivamente no eran las mejores.
.jpeg)
El hecho de que Juanfer y Roger bajen a la mitad del campo a buscar la pelota fue un síntoma de lo que sucedió. La presión de la gente y la desesperación fueron en aumento, y esto por supuesto que trajo imprecisiones y errores no forzados en cada búsqueda ofensiva. Sarmiento armó una fortaleza imposible de romper.
Desde un primer momento estaba claro que a Racing le sobraba un defensor. La presencia de delanteros rivales era casi nula, y la necesidad de volantes con llegada era ineludible. Por eso Juan Nardoni reemplazó a Nazareno Colombo en el complemento.
La Academia, más a los tumbos que con juego asociado, logró meter en un arco a su rival y Monetti se convirtió automáticamente en la figura del partido. El arquero se lució al detener todo tipo de remates. Su imagen se agrandó incluso más a los 28’ de la segunda mitad cuando le tapó un penal a Juanfer Quintero. Todos en el Cilindro pensaron lo mismo: Definitivamente no era la noche de Racing.
Los ingresos de Maxi Salas e Ignacio Galván le aportaron algo de amplitud al esquema, pero lo cierto es que el local nunca pudo hacerle frente al partido planteado. Lo mismo sucedió frente a Platense: el rival te espera, te entrega la pelota y Racing no encuentra las maneras para superar la estructura defensiva del contrario.
Finalmente, Fernando Echenique finalizó el encuentro y la preocupación en la gente de La Academia fue evidente. Sus caras lo decían todo. Racing no termina de encontrar una regularidad que, por equipo y tiempo trabajado, ya debería haber asomado. Además, el no poder remontar ningún encuentro desde que asumió Costas es otra estadística por mejorar. ¿Próximo rival? Boca en la Bombonera.