Para el segundo semestre del 2014, después de estar mareados de ganar y ganar y ganar, el profesor Juan Carlos Osorio, ese del que muchos hinchas sin memoria se burlan y lo acaban en redes sociales, recomendó a los directivos traer un venezolano de un equipo casi desconocido de su país natal: Mineros de Guayana.  

Cuando llegó a Atlético Nacional, se habló de un jugador polifuncional, de esos que le gustan al 'Míster', no obstante, jugó un par de partidos y pese a su talento y técnica que ya demostraba, en frente tenía una competencia de la talla de Sherman Cárdenas y Edwin Cardona como enganches, y Sebastián Pérez de volante de salida, por lo cual los minutos no le ayudaron mucho.

Pese a eso, tuvo unos minutos en el Atanasio Girardot en la final de ida de la Copa Sudamericana frente a River Plate, partido en el cual los nervios y la presión no lo dejaron demostrar su explosividad y talento, y recibió ciertas críticas por parte de un sector de la hinchada verdolaga.

Llegó el 2015 y el momento de demostrar porque razón había llegado a Atlético Nacional. Comenzó a mostrar sus cualidades, su movilidad, su calidad en el medio campo manejando un juego rápido e inteligente; como lo dijo un profesor de la universidad, el ex comunicador de Nacional, Ramón Pinilla: “Guerra parecía jugando billar en vez de fútbol” por la manera en la cual tocaba recibía y tocaba la pelota inmediatamente. El 'Lobo' comenzó a enamorar a la hinchada con su 'fútbol champagne'.

Cuando el profe Osorio se fue, llegó Reinaldo Rueda a poner el punto que faltaba a la orquesta sinfónica de Atlético Nacional y, como su director, Alejandro Guerra, haciendo llorar a los más fuertes con la belleza de su fútbol. Y cuando digo llorar me refiero a emocionarse por ese talento que desbordaba desde la primera línea de ataque hasta llegar al gol.

Sí, en el medio campo estaban Alex Mejía, Sebastián Pérez y Macnelly Torres desplegando magia, pero si nos ponemos a ver con detenimiento los partidos y las jugadas, el jugador venezolano siempre estaba acompañando a cada uno de los que acabo de nombrar anteriormente, complementándolos, ayudándolos y, sin mucho ruido, haciendo su labor con asistencias, triangulaciones y goles; tanto que se volvió el pilar y eje en la planificación de Rueda.

La Copa Libertadores de América le mostró al continente entero la magia que desplegaba. Como olvidar ese partido contra Huracán en dónde, casi que solo, remó la cancha contra la adversidad y desmoronó al globito con un doblete, un penalti y puro talento en el gramado del 'Coloso de la 74'.

Recuerdo como cada que tocaba el balón, Víctor Hugo Aristizábal y Daniel Angulo, en las transmisiones de Fox Sports, se les abrillantaba la voz y, estoy seguro, les brillaban los ojos tal como a mí cuando veía la magia del 'Lobito'.

Contra Rosario Central, en ambos partidos se puso la ’18’ en su espalda, esa que llevaba con orgullo y cargó el equipo a buscar el empate en el Gigante de Arroyito y fue uno de los líderes de la épica remontada, aquella del minuto 94 con gol de Orlando Berrío.

Junto a Macnelly Torres, formó un dueto, una complicidad que causaron estragos en el Morumbí y en la final, fue la figura del partido y el mejor jugador de la conquista de América, del sueño continental.

Por Nacional, han pasado tipos, que observé, como Hugo Morales, Aldo Leao Ramírez, Giovanny Moreno, Macnelly Torres, Edwin Cardona; pero, en la humilde opinión de este joven escritor, ninguno como el Alejandro 'El Lobito' Guerra.

¿Por qué lo digo? Porque discretamente y a pulso se ganó el cariño de una hinchada tan exigente y cruda como la de Atlético Nacional, porque se bailó el continente entero y no tuvo partido malo, porque su forma de jugar, su despliegue en cancha y su actitud de guerrero, como su apellido, dejaron una huella imborrable en la historia del más grande de Colombia. Es por eso que las palabras magia y talento se repiten tanto, porque no existen otros adjetivos para describirlo. 

El 'Lobo’ le dijo adiós a las canchas, pero en la memoria de aquellos verdolagas que amamos el fútbol simple y vistoso de su derecha, quedará marcado como uno de los mejores jugadores que ha visto la camiseta de Atlético Nacional.

Muchísimas gracias. Buen viento y buena mar venezolano amado.