O'Neal viajó a Orlando el pasado viernes para acudir a una ceremonia en la que fue incluido en el Hall of Fame de los Magic. El mastodóntico pívot inició su carrera en la NBA en Orlando Magic, donde disputó cuatro temporadas, llegando a disputar una final de la NBA, la de 1995 que perdieron frente a Houston Rockets. En la temporada 96-97 puso rumbo a Los Angeles para fichar por como agente libre por los Lakers, con los que ganó cuatro anillos de campeón, tres MVPs de las finales y un MVP de la temporada.

En su discurso de agradecimiento, O'Neal se mostró arrepentido de la decisión que tomó en su día, según sus propias palabras, por su juventud y poca paciencia: “¿Qué si me arrepiento?, no suelo responder completamente a eso, pero si, a veces me arrepiento. ¿Es aquí donde comencé mi carrera y debería haberme quedado? De hecho, me gustaría que hubiese una ley que dijera que un jugador debe permanecer toda su carrera en el equipo que lo draftea” dijo O'Neal en su discurso. “Ojalá hubiera sido más paciente. Quería ganar ya, era muy impaciente y pensé que en Los Angeles iba a ganar de inmediato, y no fue así, me tomo cuatro años” añadió.

Los Magic intentaron evitar la marcha de su jugador franquicia con una mareante oferta de última hora que superaba la de los Lakers, pero ya fue demasiado tarde. Shaq se había comprometido con los angelinos y en aquella época no existía la figura del agente libre restringido, por lo que los Magic no pudieron retenerlo. A pesar de haber disputado sólo cuatro temporadas con el equipo, la inmensa figura de O'Neal y lo que consiguió para una franquicia de reciente creación (fue fundada en 1989) será recordada para siempre en Orlando. De momento, y mientras espera su segura inclusión en el Basketball Hall of Fame de Springfield, ya forma parte del Hall of Fame de los Magic.