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Beno Udrih, Miami Heat y la burla de Drazen Petrovic

El jugador esloveno Beno Udrih fue cortado por Miami Heat del roster para la temporada entrante, lo que le costará a la franquicia de Pat Riley 1,5 millones de dólares y las sospechas de muchos.

Beno Udrih, Miami Heat y la burla de Drazen Petrovic
Beno Udrih, con la camiseta de los Heat en la temporada pasada. Foto: NBA.com
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Por Leandro Carranza

“Soy el jugador mejor pago en la NBA. Juego cinco minutos y me depositan cinco millones de dólares en el banco”. Drazen Petrovic, dueño de esa frase y de un talento incomparable, se quejaba irónicamente del poco protagonismo que tenía en Portland Trail Blazers. Un par de décadas más tarde, ese trono de baloncestista con mejor remuneración se lo arrebatará el esloveno Beno Udrih, pero por motivos bastante diferentes y nebulosos. El base fue cortado por los Miami Heat junto a otros cuatro jugadores con los que no estaban ligados por un contrato, pese a sí contar con uno firmado en agosto por 1,5 millones de dólares. No jugará un solo partido en la franquicia dirigida por Pat Riley, pero recibirá ese dinero tras no ser elegido entre los de la plantilla.

Sin embargo, esta historia tiene un inicio no tan lejano. En febrero, Udrih sufrió un desgarro en el músculo plantar de su pie derecho. Ante su lesión, los Heat decidieron prescindir del jugador europeo. Las trabas a la franquicia estaban impuestas por su delicada situación salarial. En esa situación, Udrih hizo algo poco habitual y aceptó solo 90.000 dólares del dinero que se le debía. La decisión del exguardia de Memphis Grizzlies les permitió a los de Miami ahorrar más de 1,8 millones.

Las sospechas despiertan luego de que el corte de los Heat le posibilite a Udrih embolsar una gran suma de dinero y negociar con cualquier otro equipo de la NBA. La Liga, presidida por Adam Silver, prohíbe terminantemente arreglos sobre futuros contratos entre los jugadores y las franquicias. Si supone que las partes acordaron este movimiento, es capaz de investigarlo. Mientras tanto, entre conjeturas y supuestos sin afirmación, en el satírico trono inventado por Petrovic se sentará un esloveno, ayudado por uno de los equipos con mejores resultados en el milenio.