En riguroso silencio musical, con la hinchada gritando su nombre y con la habitual cara de seriedad a la que nos acostumbra en cada pelea, saltaba Miguel Cotto al ring. Difícil era saber lo que apenas, 5 minutos después, iba a suceder en lo que se considera un combate que pasará sin ninguna duda a la historia del noble arte. Sergio "Maravilla" Martínez, el argentino afincado en España, saltaba con alegría, acompañado por Pablo Sarmiento al ring, "más motivado que nunca" y "esperando noquear a Miguel Cotto". 
 

Las palabras y acusaciones lanzadas durante las semanas previas al combate ya no tenían validez alguna. Aquellas palabras de Sergio acusando a Cotto de "diva" por sus peticiones previas a la pelea iban a pasar a un segundo plano tras el sonido de la campana, el cual traía malas noticias para el que hasta el momento era, el campeón.

Comenzó el combate con un Miguel Cotto ocupando el centro del ring, mientras que Sergio con su habitual guardia descubierta se movía en sus cercanías. Difícil era saber que Cotto alcanzaría con tanta facilidad en el primer asalto a Sergio, empleando su dura izquierda cruzada contra el rostro de Sergio, derribándolo un total de tres ocasiones en tan sólo 2 minutos.

A partir del primer asalto en el que tan cerca sobrevolaba el fanasma del KO, Sergio tuvo que sufrir las acometidas de un Cotto templado, sin excesos y sin realizar una presión intensa, pero agresivo en sus lanzamientos y con mucha puntería, demostrando las carencias físicas que Martínez presentaba. De nada le valió al argentino intentar lanzar manos, y es que siempre era recibido por la izquierda de Cotto, que le hacía retroceder una y otra vez, creándole más problemas de los necesarios.

El combate se convirtió en una sucesión de golpes y más golpes por parte de Miguel Cotto, que se mostraba muy cómodo y sin sufrir complicaciones ante el campeón, que no podía creer lo que estaba viviendo. Un monólogo que duró diez asaltos en los que el maestro de guerra hizo tomar apuntes a un Sergio que quizás esté pensando ya en la retirada.

Lo veía negro Pablo Sarmiento al finalizar el noveno asalto, y decidió, pensando en lo mejor para su amigo, tirar la toalla. "Veía que sus rodillas ya no respondían", alegaba, esquivando así las dudas que generó su planteamiento. Por su parte Freddy Roach no quiso hablar sobre el ring, dejando el protagonismo a Cotto.

"Ahora quiero pasar más tiempo con mi familia, en otro momento decidiremos qué es lo que tenemos que hacer", alegaba Miguel, que con esta victoria se convertía en el primero puertorriqueño en obtener una corona en cuatro pesos distintos. A sus 33 años ya cumplidos, muchos eran los que llegaron a especular sobre su retirada tras la derrota sufrida ante Trout. Cotto ha demostrado que el esfuerzo y sus renovadas ansias de ganar le han podido llevar a lo más alto, sin más palabras que las dichas sobre el ring. Por su parte Sergio, el cual pronosticaba una victoria suya por KO, tendrá que replantear en estos días una posible retirada para finalizar una gran carrera como boxeador que no ha terminado, de ser éste su final, de la mejor manera posible.

El Madison Square Garden por tanto, vivió una bonita noche boxística en la que Miguel Cotto se llevó para su hogar el cinturón de los pesos medianos de la WBC, al que añadirá ya a su larga colección.