Hace apenas 10 meses, Bernie Ecclestone decía adiós a la Fórmula 1. Su salida forzada de la dirección de la competición eclipsó su espectacular visión de los negocios y su capacidad negociadora que hicieron de la Fórmula 1 un deporte de alcance global, multimillonario y con gran capacidad de atraer a marcas globales para que publicitasen y sostuviesen todo el negocio. El ex propietario de la competición se definía “como un vendedor de coches de segunda mano” por dos razones: una, porque era la actividad que realizaba antes de dar el salto como el gran magnate de la élite del automovilismo; y dos, por mantener ese carácter singular a la hora de hacer negocios que beneficiasen al deporte.
Gracias a su particular visión de ver el mundo de los negocios, consiguió que en apenas tres décadas la competición estrella del automovilismo por excelencia en una máquina de fabricar dinero constante. En los últimos años, La Fórmula 1 ha logrado ganar cada año alrededor de 1.500 millones de euros anuales. Al igual que en el lado financiero, en el ámbito deportivo logró convertir una simple carrera de coches en un espectáculo con mentalidad elitista proyectado a nivel global a través de la televisión, y ha llevado a la competición a lugares como Singapur, China, India, Japón o Malasia entre otros países.
Sin embargo, los escándalos de corrupción en los que estaba implicado, como su influencia en la Unión Europea en compañía de Mosley para dosificar la prohibición de publicidad del tabaco o sus acusaciones de financiación ilegal a Tony Blair y al Partido Laborista, mancharon por completo su imagen de perfecto visionario y magnate idóneo de la Fórmula 1, hasta que Liberty Media desembolsó más de 4.000 millones de euros para hacerse con la totalidad de las acciones de la empresa matriz de la Fórmula 1, Delta Topco.
Cambios que modernizan la Fórmula 1
La llegada de Liberty Media, por el momento, ha sido bien acogida tanto por pilotos como por equipos. Desde el ámbito extradeportivo, el conglomerado americano ha introducido una serie de cambios que han conseguido dar una imagen no solo más moderna, sino más humana y en la que todos los aficionados se sientan cómodos.
La nueva dirección deportiva ha lanzado una estrategia de redes sociales más dinámica en la que pueden compartirse vídeos desde el paddock, más información y contenido a través de la web oficial de Fórmula 1 con el objetivo de que todos los aficionados puedan tener un mayor seguimiento de la actualidad más inmediata de la competición. Esos hechos se pueden comprobar en el crecimiento que ha experimentado el deporte en redes, que ha sido de un 21% más alto.
Por otro lado, también se ha aumentado el número de carreras del Gran Premio y los equipos menos fuertes de la parrilla ya no tienen el acceso restringido al Grupo de Estrategia, de tal manera que se ha acabado con el secretismo y el favoritismo absoluto de los equipos que no son Ferrari, Mercedes, McLaren y Williams.
Se ha hecho – y queda todavía por hacer aun – de la Fórmula 1 un show equiparable al de la Indy 500. Este año, durante el Gran Premio de España fue el punto de partida del Fan Festival, una iniciativa con actividades y espectáculos para la afición con actividades como cambiar neumáticos como si estuviesen en boxes o diversos simuladores. Además, se ha sacado adelante la iniciativa ‘Fórmula One Experience’ con packs de entradas y viajes además de participar en un sorteo de vivir una experiencia en un Fórmula 1 biplaza.
Dilema en el desarrollo de la hoja de ruta de futuro
Si por algo es criticada de manera dura la Fórmula 1 es por la paulatina pérdida de emoción cada año que se experimenta en las carreras, en las que tan solo un equipo y un piloto, o como mucho dos equipos, son los que tienen la fortuna de alzarse con la gloria, a diferencia de MotoGP, donde más de uno es candidato a ganar el título, y cualquier piloto puede ganar una carrera.
Para ello, Liberty Media ha desarrollado una hoja de ruta con la que devolver la emoción y el espectáculo a la Fórmula 1, y como primera medida ha decidido reducir el coste de ejecución de los equipos en el desarrollo de los motores, algo con lo que están de acuerdo todos los equipos.
La controversia radica en que la fuente de poder no será único para cada participante y que la reducción de costes en el desarrollo de las unidades de potencia obligará a ingresar menos dinero, aunque eso sirva para que la competición dependa más del talento del coche que de las capacidades de los monoplazas, que es uno de los problemas actuales de la Fórmula 1.
En cuanto a los motores, su arquitectura seguirá inctacta, a pesar de los cambios que se llevarán a cabo para los mismos. Seguirán siendo V6 Turbo y de una capacidad de 1.600 centimetros cúbicos. El principal cambio residirá en el aumento de sonido, pasando de 15.000 a 18.000 revoluciones. La parte y electrónica del mismo será la que más cambios registre. El MGU-H dejará de utilizarse en los coches de Fórmula 1 y el ERS será estandarizado junto con una centralita a partir de 2021. Si se mantiene el MGU-K que recupera la energía cinética pero será con mayor capacidad para hacerlo ante la decisión de quitar el MGU-H.
Atracción para las marcas
Liberty Media tendrá que lidiar con las posturas contrarias de los equipos más fuertes de la parrilla, que piensan que por mucho que en cada carrera un piloto distinto puede ganar, no se va a recuperar la emoción en la Fórmula 1.
Aunque sabe que estas medidas para revolucionar el deporte servirán para atraer a más marcas a que inicien su andadura en Fórmula 1 sin grandes inconvenientes, como es el caso de Porsche, Aston Martin o algún fabricante independiente. Que la fuerza acompañe a los nuevos dueños de la Fórmula 1.