Rudi García no tiene respiro. El entrenador de la Roma viene siendo cuestionado por el mal andar del equipo y su continuidad en el cargo para el próximo año está teñida de dudas. Para peor, cuando parece que puede sumar tres puntos vitales para trabajar con un poco más de holgura, el conjunto capitalino vuelve a frustrarse. Esto es lo que le pasó a la Loba en su visita al Torino, cuando en la última jugada del encuentro sufrió el gol del empate que privó a los romanistas de llevarse un triunfo fundamental a casa.

El partido arrancó con un equipo local que se aprovechaba de las falencias defensivas de la Roma, sobre todo por las bandas. En los primeros cinco minutos, dos jugadas de gol provinieron desde los costados. Primero por la derecha de la defensa romanista, a las espaldas de Florenzi, con un desborde que Belotti no pudo transformar en gol a metros de la portería de Szczesny gracias a un buen anticipo del polaco que le tapó al delantero el ángulo de remate. Luego, tras una escapada de Acquah a espaldas de Digne, Bruno Peres capturó un rebote que se desvió en un defensor y salió cerca del arco visitante.

A los diez minutos, Florenzi conectó con Dzeko en un puente aéreo que se convertiría en el mecanismo de ataque más productivo para los de García. Pero el bosnio evidenció su falta de confianza y, en lugar de apuntar al arco, quiso habilitar a Pjanic, lo que permitió el despeje de la defensa. La jugada fue la muestra de que el partido se tornaría equilibrado, con un equipo local intentando sobre todo por el costado derecho pero sin capacidad para profundizar y una Roma incapaz de hilvanar jugadas en ataque, producto del momento que vive el equipo. El bajón de rendimientos individuales como los de Pjanic, Dzeko y los extremos no contribuyen a una merma clara en el juego colectivo que sufre el conjunto de García desde hace varios encuentros.

Para peor, Gervinho volvió a lesionarse. El marfileño retornaba en este juego tras varios partidos de ausencia por una lesión muscular y recayó en su molestia. Iturbe debió entrar al campo y no pudo corregir el mal rendimiento que lo acompaña desde el arranque de la temporada. La Roma se mostró inoperante, pero el Torino no hizo mucho más. Bruno Peres, jugador pretendido por los romanistas en el último mercado de pases, se despachó con algunas jugadas individuales de alta factura, pero no tuvo compañía para la definición, ya que Acquah falló en la última puntada.

El segundo tiempo fue una continuidad, con unos conformándose con el empate y con otros siendo incapaces de generar situaciones de gol. El partido se planchó y solo un par de jugadas aisladas despertaron atención, ambas para la Roma. Primero un centro de Florenzi preciso para Dzeko que el bosnio, más preocupado por sostener las marca de Glik, cabeceó desviado. Después, un tiro de esquina ejecutado por Falqué que Iturbe, solo en el primer palo, falló a la hora de enviar con un frentazo a la portería de Padelli.

El arquero italiano sería uno de los protagonistas claves del encuentro. A siete minutos del final, Pjanic envió un centro pasado. Dzeko buscó llegar, pero no lo hizo, aunque en su intento confundió a Padelli, que dudó un segundo en su salida y fue fatal. La pelota siguió su curso, picó e ingresó en la portería para sellar el 0-1 parcial, un resultado injusto por lo hecho en el campo por ambos.

García mandó a la cancha a Torosidis con una premisa clara: resistir. La Roma se plantó para esperar el final, mientras el Torino se desplegó en ataque para lograr la igualdad. Martínez la tuvo de media vuelta, pero el polaco Szczesny reaccionó bien. Ya en tiempo de adición, Dzeko pudo liquidar las acciones. Pero una vez más, el bosnio mostró su falta de confianza y definió suave ante la salida de Padelli, que alcanzó a contener. Lo pagaría caro.

En la última acción del encuentro, un lanzamiento pasado fue mal controlado por Rudiger. Belotti tomó el balón y se fue mano a mano con Szczesny, y allí lo cruzó Manolas. El griego juró que solo tocó el balón. Belotti, caído, protestó una falta. El juez Damato dudó, se apoyó en sus asistentes y finalmente sancionó el penalti. Maxi López lo cambió por gol y decretó el 1-1 final.

El resultado es un castigo para un equipo que jugó mal y se aferró a una ventaja conseguida gracias a una falla del arquero local. El Torino buscó todo el tiempo un empate que alcanzó en una jugada polémica. En definitiva, una igualdad que le sienta mejor a los de Turín y siembra más dudas sobre la continuidad de García al mando de una Roma que no levanta cabeza.