No corren buenos momentos para los seguidores de la selección inglesa. Tras el enésimo ridículo en la pasada Eurocopa de Francia donde cayeron eliminados a manos de la sorprendente selección de Islandia (situación que provocó la dimisión de su seleccionador, Roy Hodgson minutos después del pitido final) lo peor estaba aún por llegar.
Tras varios meses de entrevistas y rumores Sam Allardyce terminó siendo el elegido por aclamación popular para sustituir a Hodgson al frente de los Tres Leones, y todo parecía volver a la normalidad. Sin embargo tras dos meses en el cargo un escándalo de corrupción destapado con cámara oculta por el prestigioso diario británico The Daily Telegraph terminó con la marcha de 'Big Sam' obligando a la Federación a volver a empezar de cero.
Aunque el caminar de la selección inglesa nunca fue sencillo, hubo un momento en que todo lo que importaba era el fútbol, y David Beckham era el adalid de la caballerosidad que además consiguió hacer feliz hace 15 años a toda una generación de seguidores que hoy miran con tristeza las portadas de los periódicos.
El 6 de octubre de 2001 el conjunto entrenado por Sven-Goran Eriksson llegaba a la última jornada de su grupo de clasificación para el Mundial de 2002 con la necesidad imperiosa de conseguir el mismo resultado frente a Grecia que Alemania lograse frente a Islandia.
Owen hizo un hat-trick en Munich para derrotar por 1-5 a AlemaniaUn mes antes el combinado inglés derrotó por 1-5 a la selección alemana en el Estadio Olímpico de Munich gracias a los tres tantos de Michael Owen y a los goles de Gerrard y Heskey. Con esa victoria los Pross se aseguraban la diferencia de goles a su favor y ponían tierra de por medio con sus perseguidores más inmediatos, Grecia y Finlandia. Aunque como es costumbre con la selección inglesa, nada se consigue de una manea sencilla, y en octubre el partido en Old Trafford frente a los helenos no se desarrolló como esperaban.
La pareja elegida en ataque por el técnico sueco fue la de Heskey-Fowler, aunque pasados los minutos Eriksson decidió introducir en el terreno de juego al veterano Teddy Sheringham, pieza clave en el desarrollo de los acontecimientos.
A los 36 minutos de partido Angelos Charisteas adelantó para la sorpresa de los espectadores al combinado entrenado por Otto Rehhagel, sin que los ingleses pudieran neutralizar su tanto hasta el 68 por medio de Sheringham. Poco duró sin embargo la alegría en Manchester pues un minuto después Demis Nikolaidis devolvió la ventaja a los visitantes, sin que los cuatro delanteros que se encontraban en esa última media hora sobre el terreno de juego pudieran hacer nada al respecto.
Entrado el tiempo de descuento y con el empate entre Alemania e Islandia en las gradas de Old Trafford se respiraba un clima de desesperación y resignación a partes iguales: Inglaterra tendría que viajar a Ucrania para jugar un partido de repesca frente a los peligrosos Shevchenko y Rebrov.
Un despeje de la defensa inglesa terminó con Konstantinidis empujando a Sheringham en una falta que no dudó en penalizar el colegiado holandés de la contienda. A pesar de que Teddy cogió el balón para lanzar la falta, nadie mandaba más que Beckham en Manchester; el lanzamiento era suyo y el resto ya es historia.
El lanzamiento conocido ahora como la 'banana' superó en el minuto 93 a la barrera griega y se coló por la escuadra de la portería de Nikopolidis para garantizar un puesto en el Mundial de 2002.
"Es mi primer recuerdo como seguidor de Inglaterra, lo celebré saltando sobre el sofá como un loco, fue cuando descubrí que haría lo que pudiera para representar a mi país", reclaró recientemente Ross Barkley.
Southgate (hoy seleccionador) estaba en el banquillo frente a GreciaDos años más tarde esa selección griega terminó haciendo historia al lograr la Eurocopa más sorprendente que se recuerda, mientras Inglaterra volvió a caer eliminada en cuartos de final del Mundial. Poco tiempo después el capitán de la selección abandonó el Manchester United (algo completamente impensable en el momento de anotar este gol) para poner rumbo hacia Madrid. Para un hombre con una carrera tan brillante como la de Beckham, el diario digital Goal realizó una encuesta que terminó con casi un 50% de los votos nombrando este gol como el momento más memorable de su carrera, por encima de su gol desde el centro del campo ante el Wimbledon, su polémica expulsión frente a Argentina en el Mundial de 1998 o incluso cuestiones de su vida privada como su matrimonio con Victoria Beckham.
El lanzamiento de falta desde casi 30 metros que hizo feliz a toda una generación cumple 15 años, y con ello el recuerdo de una selección inglesa mejor, que de nuevo este sábado comienza una nueva etapa, la de Gareth Southgate (que estaba entre los convocados en aquel encuentro de Grecia) como técnico de los Tres Leones.