A sus 26 años, Balotelli ha mostrado mil locuras, para muchos era un caso perdido, un rebelde, un chico indomable. Pasó del éxito al fracaso, y parecía que el fin de Balotelli había llegado.
En apenas nueve años, ya ha pasado por seis equipos diferentes, y aún parece que seguirá aumentando la lista de equipos. Ha sido entrenado por José Mourinho o Jurgen Kloop, entrenadores con un carácter y personalidad diferentes al resto, pero ambos, fueron incapaces de abrirle los ojos. Entre ambas etapas, Inter y Liverpool, pasaron siete años, pero aquel chico rebelde seguía siendo el mismo. Al final, tanto los equipos como los entrenadores acabaron enseñándole la puerta de salida.
Ya desde su descubrimiento y comienzo de su carrera, dejaba entrever la clase de persona que era, un jugador con una calidad, potencia y fuerza inmensa, pero con una furia fuera de lo normal. En todos sus equipos fueron muy pocos los destellos que dejó Balotelli, pero sí fueron muchas las locuras que acabaron jugándole una mala pasada. A pesar de ello, ahí estaba Balotelli, en la cima del fútbol. Siendo un jugador muy importante tanto para sus equipos como para la selección nacional, destacando grandes actuaciones como ante Alemania.
Hasta que la paciencia y el aguante llegó a un límite, ya nadie quería a Balotelli. A pesar de anotar decenas de goles a lo largo de la temporada, Balotelli era una "mala influencia". Fue apartado de su por aquel entonces club, el Liverpool y de la selección azzurra. Posteriormente, tuvo una segunda oportunidad para reivindicarse en Milán, pero segundas partes nunca fueron buenas.
Al regresar a Liverpool, en vísperas de la aclaración de su futuro, en una charla con Kloop, el técnico le comunicó que no contaba con él. Ante esto, Balotelli, tenía que buscar nuevas alternativas y llegaron desde Estados Unidos o Turquía. Pero eran ligas de menor nivel para el "nuevo Balotelli", ya que está convencido de que próximamente ganará el Balón de Oro. Para ello necesitaba un lugar tranquilo, con un paisaje hermoso, pero sobre todo un lugar nuevo, con nuevos retos y en una liga nueva apasionante. Y esa decisión fue OGC Niza.
Balotelli afirmó que se había centrado, que había madurado, quería demostrar toda su valía futbolística dejando a un lado todos sus espectáculos anteriores. Confesó que ya no protagonizaría exhibiciones nefastas con entrenadores, agentes policiales o altercados en discotecas. Frave, el actual entrenador del OGC Niza, le abrió las puertas al nuevo Super Mario, y éste no está fallando. En lo que lleva transcurrido de Ligue 1, Balotelli registra seis goles y tres asistencias. Y hasta el momento no ha protagonizado ninguna controversia.
Parece que por fin el bueno de Super Mario ha asentado la cabeza, esa cabeza que nublaba sus grandes jugadas, esa cabeza llena de egoísmo la cual no le dejaba mostrar su mejor versión, esa cabeza que le hacía incapaz de asentarse como una estrella. Al fin y al cabo Balotelli es humano, y ha sido un jugador muy rebelde.
Como ser humano, ha reconocido sus errores, y ha pagado por ellos. Ahora disfruta de su nueva y apasionante segunda etapa futbolística con el deseo de volver a la selección azzurra, y de conseguir el ansiado Balón de Oro. A día de hoy se encuentra líder con su equipo en Francia, además es el cuarto máximo goleador del campeonato, anotando un gol cada 70 minutos. Marcas impactantes, ya que en 41 partidos anteriores solo anotó en tres ocasiones.
Tal vez, las metas de Balotelli no lleguen a buen puerto, o quizás se quede a las puertas de conseguirlo. El único que puede revertir la situación y hacerla realidad es Balotelli, con la ayuda de su calidad, de su potente disparo, de su descaro, de su fuerza y de su gran olfato de gol.
