El cuento con final feliz lo saborearon en Ferrara. En cambio, el cuento con final triste lo hicieron en Benevento y Verona (el Hellas), ya desde hace varias jornadas, mientras que se les terminó uniendo el pasado domingo el Crotone. De ese modo se puso fin a una Serie A 2017-2018 realmente maravillosa. Como dicen algunos expertos, quizás una de las más entretenidas de los últimos años. Con el Scudetto ya sentenciado a falta de una jornada, la Champions, la Europa League y, como no, el descenso, estaban al rojo vivo en la número 38. Aquella que ponía fin a 9-10 meses intensísimos.
Fijando el objetivo en la zona baja de la tabla, eran hasta cinco las escuadras que se disputaban una última plaza en el ascensor que bajaba de piso a la Serie B. El cual ya contaba con dos integrantes: Benevento y Hellas Verona. Es decir, dos de los tres recién ascendidos que no lograron aguantar un año más. Por tanto, ese 18º puesto se lo disputaban Chievo, Udinese, Cagliari, Crotone... Y sí, la SPAL de Ferrara. El tercero en discordia que el mes de mayo del año 2017 consiguió su retorno a la máxima categoría del fútbol italiano.
Un calendario de cara
No obstante, el calendario a la gran mayoría les sonreía. El Chievo recibía al Benevento. El Udinese al Bologna. El Cagliari a la Atalanta. Y la SPAL a la Sampdoria. Mientras que el Crotone, que era precisamente quien ostentaba desde la jornada pasada la decimoctava plaza, visitaba nada más y nada menos al Napoli en el San Paolo. Todos jugarían en casa excepto los squali.
Y, como era de esperar, las noticias de los goles no tardaron en llegar. Mientras todos cumplían, el Crotone se ponía 2-0 a bajo en apenas media hora, por lo que el ascensor ya empezaba a engrasar su maquinaria. Así, no habría sorpresa final. Las otras cuatro escuadras no dejaron 'títere' con cabeza y sumaron los tres puntos. Por lo que la SPAL, tras el 3-1 ante la Sampdoria, se convertía en la única superviviente de los recién ascendidos en mantenerse un curso más.
Semplici y la confianza, claves en Ferrara
Una campaña de los biancazzurri de lo más irregular, pero sellando una salvación muy merecida. Se podría afirmar que, de los implicados en la permanencia, fue uno de los equipos que mejor juego demostró a lo largo de la temporada y, por ende, nivel para mantenerse en Serie A. Todo esto tras confiar ciegamente en Leonardo Semplici, tanto en los buenos como malos momentos. Lo que propició obtener el premio final.
No hicieron grandes números. Por ejemplo, tan solo lograron ocho triunfos, unidos a catorce empates y dieciséis derrotas (38 puntos). En el balance goleador, 39 dianas a favor por las 59 en contra. Sin embargo, el técnico de Firenze ha demostrado ser un auténtico libro táctico. Tras dar numerosas vueltas de tuerca al esquema, acabó dando con la tecla y el ecosistema ideal: 3-5-2 y a la guerra.
Tampoco hay que obviar el buen núcleo de jugadores con los que ha contado. Meret o Gomis en una portería de garantías; Vicari, Felipe y Šimić en la línea de tres; Viviani en de regista, escoltado por Kurtić y Grassi en los interiores, a su vez por dos carrileros largos como Lazzari y Mattiello; arriba, una dupla con el gol en las venas como Paloschi y el veterano Antenucci (máximo goleador del equipo con 11 goles). Y en el banquillo, sin ir más lejos, a Salamon, Cionek, Vitale, Schiattarella o Floccari.
Conseguido el objetivo primordial de la permanencia, ahora les tocará a los biancazzurri mantener un bloque para el Año II e intentar no pasar tantos apuros. Por ello, será un mercato de lo más importante en la ciudad de Ferrara.