Todo parecía indicar que nuevamente Panamá se iba a quedar a las puertas de un Mundial, que la fiesta más importante del fútbol le volvía a cerrar las puertas en la cara a la mejor generación de futbol que han tenido “Los Canaleros” en su historia.

El tiempo iba transcurriendo y el gol de Johan Venegas alumbraba el marcador mostrando la victoria parcial de Costa Rica, en la última y decisiva jornada del hexagonal final de las eliminatorias de la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y el Caribe de Fútbol (Concacaf) para Rusia 2018. Entre la afición panameña volvían a resurgir por la mente los sentimientos de tristeza y desazón que hace cuatro años se apoderaron de ellos cuando a 90 segundos de ir a una repesca ante Nueva Zelanda sufrieron dos goles de Estados Unidos que los eliminó del mundial de Brasil en 2014. Pero los jugadores, arengados por el técnico colombiano Hernán "Bolillo" Gómez en el descanso se revelaron y consiguieron una remontada que pasará a la historia de Panamá.

Tal vez fuera el recuerdo de lo ocurriido hace cuatro años fue lo que produjo que en la cancha brotara la rabia y la obstinación de un grupo de jugadores que llevaba 15 años tratando de cumplir el sueño mundialista de toda una nación y que siempre terminaba chocando con la realidad de la eliminación. Para la generación de los Jaime Penedo, Blas Pérez, Luis Tejada, Felipe Baloy o Gabriel Gómez era su última oportunidad y tenían la sensación de que no había un mañana. Este hecho también la sintió la afición canalera en el estadio Rommel Fernández de la Ciudad de Panamá, capital del país.

Hubo un punto de inflexión cuando el árbitro validó el tanto de Gabriel Torres, autor del empate pese a que el balón nunca cruzó la línea de gol. Pero nadie se cuestiona lo que sucedió cuando a dos minutos del final Román Torres le pegó con el alma de toda la nación panameña a la pelota para sellar la primera clasificación de Panamá para un Mundial en su historia. Ese gol produjo que una marea roja de júbilo que abarrotó las gradas del estadio e inundó las calles de las ciudades y pueblos del país, la ocasión lo merecía. Al fin se había logrado torcer el brazo del destino para estar en la fase final de un Mundial y obtener una merecida recompensa para la llamada generación de oro del fútbol panameño, que en Rusia seguramente llegará a su fin.

El premio a una generación irrepetible

Esta generación se trata de un grupo de jugadores que superan de largo los 30 años y que juntos lideran todas las estadísticas del fútbol panameño, desde número de goles a convocatorias con la selección. En el portero Penedo (36 años), el defensa Baloy (36), el centrocampista Gómez (33), y los goleadores Pérez (36) y Tejada (35), fueron la columna vertebral durante los mejores años de la historia de la selección panameña.

Desde que en 2005 alcanzaron su primera final en la Copa de Oro, los canaleros han ido acumulando hitos con el balón. En 2007 llegaron a la final de la Copa Centroamericana y en 2009 la ganaron por primera vez. Seguidamente alcanzaron las semifinales de la Copa de Oro en 2011 y en 2013 volvieron a disputar la final.

Estas alegrías se contrastaban con las decepciones vividas en las fases de clasificación para el Mundial. Hasta que el balón de Torres sacudió el fondo de la red. Panamá por fin estará en un Mundial y eso ya nadie se lo quita, ni nada les impedirá gozar de una fiesta en la que se han ganado el derecho a estar.