Shaqiri, el nuevo arma de Klopp

El extremo suizo llegó al Liverpool para salvar su carrera en la Premier. Klopp ha encontrado en Shaqiri un jugador de centro del campo en una vertiente ofensiva que no tenía en plantilla. Y así lo está utilizando para decidir partidos.

Shaqiri, el nuevo arma de Klopp
Shaqiri durante su primer partido como titular en Anfield. | Imagen: @LFC
carlos-moreno-blazquez
Por Carlos Moreno

El fichaje menos ambicioso del verano de Klopp fue Xherdan Shaqiri. El suizo llegaba desde el Stoke, que acababa de descender de manera clara en la Premier League. El futbolista, siempre eterna promesa, veía como su vida en el fútbol inglés cada vez se hacía más cuesta arriba. Solo la existencia de la cláusula de rescisión en caso de descenso podía salvarle del ‘pozo’ de Championship

Cuando acabó la participación de Suiza en el Mundial de Rusia 2018, Shaqiri tardó muy poco en decidir que quería seguir jugando en Inglaterra, concretamente en Liverpool. Unos días después, se concretó su fichaje en Melwood, donde se vistió por primera vez de Red por alrededor de 13 millones de libras. 

En aquel momento todo el mundo pensó que este jugador llegaba para ser el suplente de lujo de Mohamed Salah. El egipcio había brillado muy por encima del resto del equipo durante la temporada 2017/18 superando todos los récords de goles y convirtiéndose en una figura reconocida a nivel mundial. Pero las lesiones al final de la campaña y la falta de un hombre que le diera descanso de calidad provocó que el club se moviera en busca de un extremo de nivel.

Sin embargo, pronto Jürgen Klopp eliminó de la cabeza de todos en Liverpool que Shaqiri sería un simple suplente para Salah. El suizo debutó en International Champions Cup, contra el Manchester United y anotando un gol acrobático que hizo las delicias de todos los fans. Aquel día disputó 45 minutos y lo hizo como extremo derecho.

Klopp empieza a aplicar su idea

Los primeros días de Xherdan en Liverpool le sirvieron para adaptarse, para jugar en su posición habitual -extremo a pierna cambiada- y acomodarse a la circulación y la velocidad de contraataque del club. Pero una vez arrancó la temporada oficial, las cosas cambiaron. Shaqiri jugó solo 27 minutos sumando todas sus apariciones en Premier League durante las primeras cinco jornadas. En tres de ellas, ni siquiera salió del banquillo. 

Se planteó si el jugador no había encajado del todo bien en la planificación del entrenador. Además, cuando jugaba, se le veía acelerado en sus acciones. Quizá sus pocas apariciones le causaban una ansiedad que se reflejaba en el campo, queriendo demostrar en poco tiempo demasiadas cosas. 

Todo cambió para él cuando el Southampton visitó Anfield. Fue titular por primera vez y destacó sobremanera con un casi gol -terminó siendo en propia puerta- y una casi asistencia -un disparo de falta que repelió el larguero y le cayó a Salah para empujarla-. Shaqiri, ese día, fue por primera vez un mediapunta tradicional de refuerzo. 

Su rol en el once, más que pegarse a la banda, se trató en apoyar con toques de calidad al centro del campo y el tridente clásico. Se movió bien por detrás del punta y destacó en el ritmo de un partido algo lento. Demostró cualidades para jugar en una posición similar a la que tuvo Oxlade-Chamberlain en la campaña anterior, hasta que cayó lesionado. 

El inglés, tras unos meses de adaptación, despuntó a partir de enero como un interior derecho con gran capacidad de llegada, mucha velocidad y un refuerzo ofensivo a la hora de sorprender. Eran unas características que siempre se le exigieron a Philippe Coutinho, pero que el brasileño nunca terminó de conceder a un Klopp necesitado de clase en el centro del campo. 

De hecho, Oxlade, lejos de ser un futbolista con la magia de Coutinho, se convirtió en una versión física y potente del brasileño. Shaqiri, en esta sucesión de jugadores, es una versión muy física, pero con un disparo y algo más de capacidad de asociación. 

Desde que empezó a mostrar esa versión alejado de la línea de banda, el Liverpool encontró una opción en el centro del campo que antes no tenía. Esto sumado a que ninguno de sus compañeros en la medular es extremadamente técnico, le hace destacar. También es importante que no llegara ningún jugador de calidad como el rumoreado Nabil Fekir, ya que esa responsabilidad recae en Xherdan.

Mucha potencia, poca capacidad de organizar

Jürgen Klopp, desde su llegada a Anfield, no ha tenido nunca una referencia en el centro del campo que sirva como manija. Que ordene el juego sabiendo contemporizar y medir la velocidad del fútbol del Liverpool. Henderson, Milner, Can, Allen, Leiva, Lallana, Keïta, Wijnaldum, Fabinho u Oxlade no son hombres de ese perfil. Pueden ser buenos jugadores en distintas facciones, pero no organizadores. El entrenador alemán intentó convertir en algo así a Coutinho durante la primera parte de la temporada 17/18, pero el ‘10’ cambió Anfield por el Camp Nou. 

Shaqiri, ante la falta de ese jugador de un estilo más técnico por detrás, está adquiriendo los galones para convertirse en el hombre clave por detrás de Salah, Mané y Firmino. Esta versión del suizo pudo verse con mucha claridad desde que regresara del parón de selecciones a mitad de octubre. 

Klopp le colocó como titular contra el Huddersfield y Estrella Roja. El ‘23’ jugó en el centro del campo en ambos duelos: una vez como interior y la segunda como mediapunta. Dio grandes resultados, ya que asistió en el primer tanto de ambas fechas, con Mo Salah como receptor. El suizo participó de forma esencial dando claridad de pase. A esto hay que sumar que su buena asociación con el ‘11’ del Liverpool está resultando clave. 

En las tres últimas fechas, el extremo suizo se ha convertido en vital. Su posición, difícil de detectar para la zaga rival, le permite aparecer por todas partes. Su recorrido habitual, desde el extremo derecho hacia la frontal del área, se ha revelado como una vía de escape para el Liverpool, que les permite tenerle como distracción para liberar a Salah de los férreos marcajes que enfrenta. 

Su futuro Red: brillante e intermitente

Junto con otros fichajes de este mercado veraniego, Xherdan sufrió para encontrar su sitio en el equipo. Fabinho está llegando a su regularidad ahora, mientras que Naby Keita ha sufrido lesiones que le han hecho perder pie respecto a sus compañeros. Por el contrario, Shaqiri empieza a ser importante en el grupo. Ahora habrá que ver si, en los partidos grandes que le vienen por delante al Liverpool -Arsenal, United, PSG y Nápoles- tiene minutos de calidad. 

Hay que tener en cuenta que Klopp suele utilizar un sistema muy rígido. Suelen aparecer tres centrocampistas que, más que crear, se dedican a mantener la posesión y esperar los huecos que generan Mané, Salah y Firmino. En los grandes partidos, tradicionalmente el alemán busca un grupo de buena combinación para mantener la posesión y limitar los errores. Confía demasiado el peso de ganar el partido en un bloque defensivo potente, la posesión y las genialidades del tridente.

Por tanto, se antoja difícil que en ese tipo de partidos sea titular. Es más probable que aparezca en la segunda mitad para sacudir con electricidad la defensa rival. Pese a eso, es seguro que contará con minutos. Si el nivel de Wijnaldum se mantiene tan elevado y Fabinho se confirma como un futbolista clave para Klopp, darían una libertad inaudita para que se incluyera un cuarto atacante.

La circulación de balón mejoraría y su aportación ofensiva en goles y asistencias sería muy importante en una temporada en que el Liverpool está mejorando defensivamente. Shaqiri tiene gol, es rápido, corpulento y gran disparo lejano, un arma que desde la salida de Coutinho había perdido el Liverpool. 

Aunque no se trate de una solución para toda la temporada, ya que se espera que el regreso de Oxlade-Chamberlain sea ese punto extra que le falta a los Reds, el suizo podría funcionar. En el futuro, Klopp podría contar con los dos jugadores para esa posición, pudiendo adaptar su centro del campo a una vertiente de más trabajo defensivo con el inglés o más capacidad ofensiva con Shaqiri. Con cualquiera de los dos la velocidad en transición está asegurada.

Shaqiri obliga a Salah a meterse al medio

Pero no todo son puntos favorables para el desarrollo del juego con la entrada de Shaqiri. Como se ha comentado, el Liverpool está acostumbrado desde la llegada de Klopp al 4-3-3, con sus extremos abiertos y buscando la penetración en diagonal. Salah, la pasada temporada, emprendió un camino goleador partiendo desde la derecha que le hizo brillar. Mané, primero por la derecha y después por la izquierda, tiende a aprovechar su pierna hábil para generar centros, remates o pases precisos a su lateral.

El espacio que el senegalés abre en la banda, suele ser aprovechado por Milner, que recorre el campo de lado a lado sin descanso esperando para percutir. Con Shaqiri instalado en el medio, es más complicado que todo esto suceda. Primero porque Milner contará con menos minutos y segundo porque el ‘23’ no suele caer a la izquierda dado que allí es más complicado utilizar su disparo. Se instala muy centrado o en la derecha lo que, con la profundidad habitual del lateral derecho del Liverpool -ya sea Trent o Gómez- deja a Salah sin sitio.

En esa situación, Firmino sigue aprovechando para bajar a recibir, mientras que Salah se tiene que situar como delantero centro. Así llegaron los dos goles que ha anotado el egipcio contra Huddersfield y Estrella Roja. Pero puede convertirse en una situación contraproducente si Firmino no busca recibir en el centro del campo, lejos de su lugar de partida. La cantidad de jugadores del Liverpool en ataque estático sobre el área sería muy abundante, provocando que los espacios entre la defensa sean cada vez menores y acabarían por estorbarse. 

Pero, por ahora, eso no ha ocurrido. Los Reds han podido abrir el marcador rápido en los choques que Shaqiri ha salido de inicio y eso ha ayudado a que las defensas rivales tengan que subir su línea en busca de un empate. 

Shaqiri, poco a poco, ha conseguido recuperar un cartel de jugador muy útil en Liverpool. En su llegada podía ser un refuerzo de banquillo, pero su carácter e impacto sobre el terreno de juego le han convertido en otra cosa. Klopp ha tenido que modificar, en parte, su centro del campo para encontrarle un sitio. Esta es una baza que vuelve a tener el alemán y que, como recurso, puede resultar vital en una temporada tan extensa como se espera en Anfield.