La jornada 21 de la competición regular francesa nos deja sorpresas de alto interés. En primer lugar, el Girondins Bordeaux volvió a encontrarse con la victoria ante el Toulouse, la misma que desde noviembre se le resistía al conjunto entrenado por  Jocelyn Gourvennec se adelantaba a los 14 segundos de juego gracias a un gol de Vada a pase de Kamano. Poco antes del descanso, el conjunto local vería en la expulsión de Bodiger un camino idóneo para hacerse con los tres puntos. Malcom tuvo un penalti para ampliar la ventaja en el minuto 75, pero el joven Lafont lo detuvo. El marcador no se movió, y tras seis partidos, el conjunto del suroeste de Francia se hizo con los tres puntos. El conjunto blanquiazul está sufriendo una grave falta de gol. Su principal delantero, el uruguayo Diego Rolán, parece pasar por un  mal momento, y tan solo suma  cuatro goles en lo que va de campaña. Por suerte, jugadores jóvenes como Kamano, Malcom y Ounas están rindiendo a un nivel muy alto y aportando grandes cualidades  al ataque.

Por otro lado, un viejo conocido del conjunto girondino llamado Cheik Diabaté, volvía a la Ligue 1 después de su paso por Turquía. El delantero ahora en las filas del Metz,  que se estrenaba en casa ante un Montpellier que en los pasados días vió en la venta de Sanson la marcha de su mejor jugador. El partido se resolvió por dos tantos a cero y esto hizo que la balanza  venciera a favor de los locales, con sendos tantos de Diabaté. El delantero africano suma más de 50 goles en la competición francesa y casi 90 goles en todas las competiciones en las que ha participado. Además viene para demostrar todo lo que fue y lo que sigue siendo. Cheick se convirtió en un emblema en Bordeaux tras darle al club su cuarta copa francesa.