Quinto empate consecutivo para la Lazio fuera de casa. Esta vez ante un Torino que se quedó a un cuarto de hora de sumar los tres puntos. La salida de Keita al campo, tras una horrible primera parte de los visitantes, revolucionó el partido y provocó el penalti que daría el punto a los de Pioli en un partido que al final pudo ganar cualquiera. Un Pioli que dio descanso a varios titulares de cara al encuentro de octavos de Europa League el próximo jueves ante el Sparta de Praga. Bien el Torino, aunque muy fallón Immobile, que erró un penalti, dejando a los de Ventura con 33 puntos, en tierra de nadie como la Lazio, con 38 unidades.
Horrorosa la Lazio, corto el Torino
Arrancó el partido como acostumbran los últimos que tienen a la Lazio como protagonista, sin fuerza y sin ritmo por parte de los visitantes. Todo lo contrario que el Torino, esperando atrás y buscando la salida a la contra para hacer diferencias. Lo de siempre para el equipo de un Pioli que no da con la tecla en liga. Cada fin de semana, sus rivales en la competición doméstica le plantean el mismo tipo de partido y los futbolistas blancocelestes dependen de una buena jugada para acabar ganando el partido. Así fue en Turín también. Minuto 12 de juego, contraataque del Toro, que, tras varios rechaces en el área, puso el primer tanto del partido por medio de Belotti. Y no reaccionó la Lazio, pese a dominar la posesión, pues diez minutos después fue Cataldi, en una ingenua acción que le costaría el cambio, el que cometió penalti sobre Belotti. Suerte tuvieron los de Pioli, porque Immobile malgastó el 2-0 mandando el balón a las nubes.
Trató de despertar el equipo laziale tras el penalti, pero las contras de los granata hacían que el segundo gol local estuviera más cerca que el visitante. Ante esta situación, Pioli decidió hacer dos cambios, demostrando su descontento con los suyos. El de Cataldi estaba cantado, entrando Milinkovic al campo; más extraña la entrada de Braafheid por Lulic, probablemente con algún problema físico. Y de esta manera, con un Torino que pudo irse con un claro dos a cero y una Lazio que volvía a decepcionar se llegó al descanso.
La mala puntería y la entrada de Keita marcan la segunda mitad
Mejoró la Lazio, peor era imposible, en la segunda mitad. Los pupilos de Pioli mantuvieron la posesión de la primera, aunque con algunas pérdidas que pudieron costar caras, y llegaron con más peligro a la portería rival. El Torino, al igual que en la primera parte, trató de cerrar bien atrás y salir a la contra para sentenciar. Sin duda la ocasión más clara en los primeros minutos llegó por parte laziale. Milinkovic puso un pase de tiralíneas a Parolo, que cruzó un magnífico disparo que terminó en la parte interior del palo. Poco después, Padelli mandaba a córner un gran disparo de Biglia en lanzamiento de falta directa. Se desesperaba un Pioli que ve como a su equipo le cuesta horrores marcar un gol. En los últimos cuatro compromisos fuera de casa, los biancocelesti han anotado tan solo uno, y de penalti.
Un penalti que se produjo con la entrada de Keita, que debió salir de titular, tras una jugada fabricada por el delantero español. Keita encaró a Molinaro y a Benassi, con un espectacular regate se metió entre los dos y estos le hicieron un claro penalti que Biglia se encargó de transformar. En el minuto 77 y tras un mal partido, la Lazio tenía un cuarto de hora para llevarse los tres puntos. Pero el fútbol fue justo en Turín y mantuvo las tablas.
Cualquiera pudo ganar en los últimos minutos. La Lazio continuó dominando en busca del triunfo. Felipe Anderson tuvo la más clara para su equipo con un disparo desde la frontal que atrapó Padelli. Fue el Torino, a la contra, quien pudo haberse llevado el partido. Primero, justo después del tanto de Biglia, Immobile pudo hacer el 2-1, pero Marchetti le achicó los espacios y le robó el balón dentro del área. Muy fallón estuvo el delantero italiano que, sin embargo, bien pudo haber significado la victoria con una espectacular jugada, ya en el descuento, en la que dejó sentados a Konko y Parolo, entrando en el área y poniendo el balón en el punto de penalti para que Zappacosta lo desperdiciara mandando la pelota a las nubes.