Jesús Gil, presidente de manías idénticas a Maurizio Zamparini, en su momento dijo: “Para mí, echar a un entrenador es como tomarme una cerveza. Puedo echar a 20 en un año. Hasta a cien si hace falta.” Aunque no ha llegado a las cifras que aseveraba en esta frase el ex presidente del Atlético de Madrid, el italiano durante esta temporada ha superado cualquier récord jamás recordado en el fútbol de élite con ocho cambios en los banquillos durante una temporada.
Volviendo a lo deportivo, y tras una gran temporada 2014/2015 en la que el conjunto rosanero pudo asegurar su salvación fechas antes del fin de temporada, este curso presentaba un gran reto: reconstruirse tras la marcha de Paulo Dybala. Para ello, el presidente trabajo duró durante el verano y trajo varias incorporaciones a bajo coste con los 32 millones ingresados por la salida de Dybala a la Juventus. Ya durante este tramo estival, empezaron las desavenencias entre club y afición, gran parte de los tifosi señalaban que sé podrían haber adquirido a más jugadores o con mejor nivel.
Un empate a priori intrascendente contra el Carpi en casa, no solo significó el fin de la racha de triunfos, sino fue el inicio de la primera gran crisis palermitana.
Con toda esta polémica e Iachini al timón del barco, empezaba una temporada de la que ya se esperaban mareas revueltas. El curso comenzó mejor de lo previsto, con tres victorias en los primeros tres choques, los aficionados rosaneri dejaron de cuestionar tanto las decisiones tomadas en verano y empezaron a disfrutar con el equipo. El primer punto de inflexión de la temporada llego en la tercera jornada, un empate a priori intrascendente contra el Carpi en casa, no solo significó el fin de la racha de triunfos, sino fue el inicio de la primera gran crisis palermitana.
Tras este tropezón, los pupilos de Iachini encadenaron seis derrotas en los siguientes nueve partidos; situación que acabó con la primera y más traumática salida desde los banquillos; Iachini, héroe del ascenso, fue destituido por Ballardini. Davide en su primer tramo en los banquillos tampoco encontró la estabilidad necesaria, después llegó Bosi, más tarde Tedesco, Viviani, Schelotto ... hasta que llegó Ballardini de nuevo logrando la salvación in extremis, a continuación, las claves y momentos más transcendentes de la temporada.
Los galones de Franco Vázquez
El Renzo Barbera suspiraba por una nueva estrella, alguien que cogiese la vitola de líder de la plantilla y supiese agarrar el balón en los momentos claves. Ante esto, apareció Franco Vázquez, convirtiéndose en la gran revelación del club, de la competición y adquiriendo gran importancia a nivel internacional. Esta reconversión le ha permitido sonar para diferentes clubes como el AC Milan, aunque Zamparini se ha remitido a los 30 millones de su clausula.
A lo largo de este curso, el centrocampista ítalo-argentino ha alcanzado los ocho goles y las siete asistencias. Pero su importancia no se limita a los datos, su verdadera cualidad no está registrada en las estadísticas, en esta temporada ha alcanzado el rol de alma de la plantilla, el clavo ardiendo de afición y jugadores.
Traumática eliminación copera
El gran fiasco de la temporada llego en la Coppa Italia, dentro de la segunda ronda de la competición, el Palermo - con la ilusión de dar la campanada- se enfrentaba al humilde Alessandria, residente en la Lega Pro - equivalente a la Segunda B española-.
El encuentro fue uno de los más locos de la temporada para ambos conjuntos. En el mismo pudimos ver cinco goles, dos expulsiones y diez minutos finales de suma emoción en los que un gol palermitano condenaba a ambos a la prórroga. Finalmente, los rosanero perdieron 2-3 y el humilde Alessandria culminó su hazaña.
Gilardino afina su violín en los últimos compases de la temporada
El legendario delantero italiano no estaba en su mejor temporada, relegado a la suplencia en algún encuentro, no terminaba de encontrar ese idilio con el gol de otras temporadas. Afición y entrenador le pedían un poco más, con el objetivo de acompañar a Franco Vázquez en muchos momentos en el que se sentía solo en su particular travesía por el desierto.
El italiano reapareció en el último tramo de la temporada siendo clave en la salvación rosanera. Desde la llegada de Ballardini, a seis jornadas de salvación, y como medida desesperada para alcanzar la salvación, Gilardino entró en acción. Davide dio de nuevo toda la confianza que otros quitaron al ariete italiano y este respondió. Con dos goles en los últimos cuatro partidos y gran influencia en el juego fue capaz de marcar la diferencia. Su último gol, el tercero ante el Hellas Verona, a la postre fue el tanto de la salvación en un partido que terminó 3-2.
Toca evitar la misma historia
Tras la salvación, se antoja un verano bastante similar al anterior, paradójicamente el único que tiene el puesto asegurado es el entrenador, al que Zamparini le aseguró la continuidad, aunque bajasen a la Serie B.
El gran trauma al que se deberán enfrentar será la presumible salida de Franco Vázquez. Su sustituto deberá buscarse en el propio mercado ante la incomparecencia del talento en el resto de la plantilla, aparte de esta situación, Zamparini deberá hacer retoques con el fin de conseguir una plantilla más completa que haga sufrir menos a su afición.