Se acabó 2016 para italianos y alemanes. Las selecciones absolutas de ambos países cerraron el curso futbolero en el Giuseppe Meazza con un partido que acabó como empezó en el marcador, pero que deja evidente la evolución futbolística de una y otra selección en el año 2016. Por un lado Italia ha cambiado de seleccionador en verano y da la sensación de que los hombres de Ventura han evolucionado ligeramente sin encontrar una figura a la que agarrarse, más allá de Belotti e Immobile. Eso, o que el aficionado italiano, desesperado por encontrar referentes más allá de la ‘BBC’ defensiva, se aferra a cualquier cosa.
Enfrente, Alemania demostró como ha demostrado este año, que sigue sacando jóvenes talentos de mucha calidad, pero que aún están lejos de poder liderar a la selección en compromisos como Eurocopas o Mundiales. Solo Kimmich parece preparado para liderar a los Goretzka, Rudy, Weigl o Gnabry. Se sigue echando de menos a los Lahm, Schweinsteiger, Klose o Podolski.
Todo eso se plasmó en el estadio del Giuseppe Meazza. Con el partido de cuartos de la pasada Eurocopa aún muy presente, y la certeza de que al fin y al cabo esto “solo era un amistoso”, Joachim Low desplegó sobre el césped ‘nerazzurri’ una alineación plagada de novedades con respecto al partido ante San Marino. Ter Stegen cedió su sitio a Leno, y de los jugadores de campo solo cuatro repetían presencia en el once: Hummels, Kimmich, Gundogan y Müller, curiosamente cuatro jugadores sobre los que se debe fundamentar esta nueva ‘Mannschaft’.
Ventura también probó con cambios con respecto al partido ante otro combinado de poco nivel como Liechtenstein. El seleccionador volvió a la defensa de tres, por lo que Zappacosta actuaría de carrilero por la derecha. Rugani entró por De Sciglio, y Darmian, Parolo y Eder entraron como principales novedades.
Alemania tuvo ocasiones claras
Pese a que era un partido amistoso, tenía sus alicientes y su ritmo. Leon Goretzka, el joven jugador del Schalke, pudo dinamitar el partido a los once minutos en un mano a mano ante Buffon, pero el futbolista teutón no transformó ante el meta. Alemania iba aumentando su dominio, pero no generaba demasiadas ocasiones. Nuevamente Goretzka, el más activo de Alemania, probaba fortuna desde lejos.
Italia despertó, porque lo lleva en el ADN y porque tenía jugadores para hacerlo. Sin embargo, pese a que Ciro Immobile rondaba por los dominios de Bernd Leno, Alemania mostraba sus cartas a rachas, como si jugase a una velocidad menos y controlase el partido a su antojo. Esta vez había sido Gündogan, aunque tampoco eran armas suficientes para romper del todo el partido.
Italia vuelve a la elite
El carrusel de cambios mató el ritmo de ocasiones en la segunda parte. Italia introdujo cinco modificaciones a lo largo de la segunda mitad (entraron Donnarumma, Astori, Bernardeschi, Sansone y Zaza) y Alemania cuatro (Tah, Gnabry, Volland y Gözte). En estos segundos 45 minutos Italia fue mejor y dominó territorialmente a una inoperante Alemania, pero el gol no llegó.
Belotti la tuvo en el minuto 48 con un buen disparo sobre la meta del portero del Bayer Leverkusen. Italia rondaba el área de Alemania, como un gigante dormido que comenzaba a despertar sin lograr quitarse las legañas por completo. Alemania, por supuesto, seguía con vida. En la única llegada, Kevin Volland logró batir a Donnarumma, pero el delantero de Algovia se encontró no con el muro del Milan, sino con el banderín del linier, que señaló fuera de juego. La jugada ofrece muchas dudas, aunque parece que sí podría ser órsay.
La más clara para Italia la disfrutaría Federico Bernardeschi. El extremo de la Fiorentina se vio como el héroe del partido, pero Bernd Leno se estiró para evitar que el año futbolístico de Italia y Alemania acabase con goles. Veremos si 2017 sonríe a italianos y germanos en un año de transición hacia la gran cita de Rusia 2018. Los alemanes, además, deberán medir sus fuerzas con los mejores de cada zona en la Copa Confederaciones 2017 de Rusia.