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Anuario VAVEL 2016: Palermo, el caos predestinado

La vida sigue igual. Con ocho cambios de entrenador en 2016, queda todo dicho. El equipo salvó el descenso 'in extremis', pero los milagros no son infinitos y la paciencia se acaba. Zamparini, imprevisible, debería replantearse el futuro del club o este acabará en la Serie B. La baja de Franco Vázquez, muy notable.

Anuario VAVEL 2016: Palermo, el caos predestinado
Fotomontaje: Adrià Jiménez (VAVEL)
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Por Iván Hernández

La vida en Palermo continúa igual o peor de lo esperado. El equipo salvó la categoría in extremis allá por el mes de mayo, y parece que el próximo final de temporada se prevé igual de imprevisible para la afición palermitana. Siguen los cambios de entrenadores, siguen sin encontrar un estilo de juego definido o unos jugadores que realmente funcionen. Es, ni más ni menos que el caos palermitano. Ocho cambios de entrenador en un único año no puede ser un buen síntoma.

El año empezó con el equipo en decimosexta posición, con un ojo puesto en la zona de descenso, pero con la sensación de que los resultados ya llegarían y el equipo ya se salvaría holgadamente. Sin embargo, conforme avanzaban las semanas, la situación recordaba a la novela por antonomasia de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada. Con el convulso Zamparini como presidente, la estabilidad en la ínsula brilla siempre por su ausencia.

Con Ballardini empezó y acabó todo

Allá por el mes de enero, con el equipo mirando más hacia abajo que hacia arriba, tras haber caído en Coppa en un despropósito ante el Alessandria, de Lega Pro, el equipo aún estaba en lo que conocemos como zona media, no tanto por los puntos, sino por la sensación de que Hellas Verona, Carpi y Frosinone, curiosamente los tres ascendidos, quedaban un peldaño por debajo del Palermo.

Con Davide Ballardini al mando, el entrenador que sustituyó a Iachini (récord por aguantar dos años en el cargo con un loco como Zamparini), las cosas no habían ido a mejor. Es por eso que, a pesar de que el equipo venció al Hellas Verona (0-1), Ballardini fue sustituido. Le sustituyó Guillermo Barros Schelotto, argentino. El ‘Mellizo’ llegó con mucha ilusión al banquillo palermitano, pero poco después se supo que no tenía licencia para entrenar, por lo que Giovanni Tedesco, que había formado parte en 2010 del staff, pondría el título en el tándem al desvincularse del Birkirkara. Este periplo duró un mes, en el que el equipo sumó cinco puntos de quince posibles, entre ellos los tres sumados en la victoria ante el Udinese por cuatro goles que desencadenaría una racha de partidos sin ganar muy peligrosa (13 partidos).

Sin embargo, Barros Schelotto renunció a su puesto como entrenador del Palermo por no haber obtenido el título necesario, ya que la situación de no poder dar indicaciones le molestaba bastante. En lo que Zamparini tomaba una solución, Bosi, entrenador del Primavera (equipo juvenil) cogió al equipo con derrota por un gol a tres ante el Torino, y la alternativa fue la vuelta a la entidad de Giuseppe Iachini, el hombre que milagrosamente había aguantado dos años.

Con Iachini tampoco mejoró el rumbo. De hecho, en su ‘re-debut’ cayó por cinco goles a cero ante la Roma. Tres semanas después de llegar, y por supuesto, sin haber ganado un partido, era sucedido en el cargo por el enésimo sustituto: Walter Novellino. Otro que, después de cuatro partidos y solo un punto, dejaba el sitio al hombre que cerraba el círculo: Davide Ballardini.

Una permanencia que dio que hablar

Sí, otra vez él. El que había sido elegido para enderezar el rumbo del equipo. Ni Barros Schelotto, ni Tedesco, ni Bosi, ni Iachini, ni Novellino. La situación se había puesto complicada, era claramente una batalla a cuatro bandas. El Palermo había bajado al nivel al que nunca se esperaba que podía hacerlo, y debía mantener una lucha por no descender contra Frosinone, Carpi y Hellas Verona, que llevaban ocupando los tres puestos de descenso desde la jornada 15.

Dicho y hecho. El equipo se puso manos a la obra y, como si del ‘cholismo’ se tratase, salvó la categoría milagro a milagro. En la jornada 30, el Palermo entraba en puestos de descenso. El Carpi veía la luz. El Palermo estaría en descenso hasta dos fechas antes del final. El duelo contra el Frosinone, fundamental para la permanencia, acabó con victoria por cero goles a dos a favor del Palermo. Alberto Gilardino, el hombre-gol recuperado para la causa, anotó el primero de los goles.

Ante la Sampdoria y la Fiorentina, nuevamente el equipo mostró su mejor versión y sumó cuatro puntos para llegar con vida a la última jornada. El Palermo necesitaba ganar ante el Hellas Verona, ya descendido, y con una rocambolesca situación: si el Hellas ganaba al Palermo, ambos descenderían, y en el reparto de la compensación económica el equipo de Verona perdería quince millones que volarían hasta el Palermo. No hace falta decir nada más. Con dinero de por medio, y Zamparini cerca, pasó lo que se preveía: el Palermo salvó la categoría.

Un rumbo incierto tras el verano

Varios de los mejores jugadores del Palermo dijeron adiós en verano. Hombres fundamentales en los últimos cursos, como Gilardino, Struna, Lazaar, La Gumina, Brugman, Sorrentino o, sobre todo, Franco Vázquez, decían adiós en el período estival. Para compensar la pérdida llegaron jugadores destacados como Nestorovski, Embalo, Aleesami o Gazzi.

Sin embargo, la pretemporada fue totalmente decepcionante, con cuatro partidos disputados sin lograr una sola victoria, salvo la lograda en Coppa ante el modesto Bari. Los peores presagios se trasladaron al inicio de la Serie A 2016/17, donde después de dos partidos Ballardini dimitó por la política de fichajes realizada por el club italiano, aunque el comienzo no había sido tan desilusionante.

Ridículo en Coppa y camino a la Serie B, y otro entrenador

Con De Zerbi tampoco llegaron los resultados. En su tercer partido el equipo logró vencer al Atalanta por la mínima, pero a raíz de ahí el equipo entró completamente en la dinámica negativa. Diez derrotas seguidas hunden a cualquiera. Torino, Roma, Udinese, Milan o Lazio dieron buena cuenta del equipo palermitana, pero lo realmente preocupante fue el nuevo ridículo en la Coppa Italia. En penaltis y ante el Spezia, lo que acabó definitivamente con De Zerbi.

Ahora el inquilino del banquillo es Eugenio Corini, pero nadie sabe cuánto va a durar. El equipo, pese a que logró romper la racha negativa con una impresionante victoria ante el Genoa (3-4), ocupa la decimoctava posición. La salvación está a cuatro puntos, pues catorce son las unidades que atesora el Empoli, que precisamente es el próximo rival del equipo. Será una final anticipada, ya que después vienen el Sassuolo, el Inter y el Nápoles. Acaba de llegar, pero quizá sean los últimos días de Corini al frente del Palermo.