Las tablas firmadas por Inter y Milan en el Derby della Madonnina presentaban este partido como clave para que los pupilos de Simone Inzaghi pusieran tierra de por medio con sus perseguidores milaneses. Además, la Atalanta tenía un difícil compromiso en el Olímpico ante la Roma. Era sin duda la jornada indicada para dar un golpe sobre la mesa y empezar a asegurar el cuarto puesto en la tabla clasificatoria de esta edición de la Serie A.

Ambos entrenadores salieron con sus mejores alineaciones disponibles para tratar de llevarse los tres puntos. En el lado local, Juric optó por un claro 3-4-3 con los carrileros ayudando en defensa y los extremos en el centro del campo, todo con la intención de evitar los ataques del rival. Hasta tres exjugadores de la Lazio tiene en su plantilla el Genoa, aunque solamente Gentiletti fue de la partida. Cataldi y Pandev tuvieron que esperar en la banca. 

Por su parte, Inzaghi optó por volver al 4-3-3 con Keita como novedad más importante en la titularidad, en el lugar de Lulic en el extremo izquierdo del equipo laziale. Pocas novedades en los demás puestos, los dos centrales holandeses formaron pareja atrás, Radu y Basta se hicieron con los laterales y la sociedad Milinkovic-Biglia-Parolo volvió a dejarse notar en el centro del campo.

Poco juego, tablas en el electrónico

El partido arrancó con un juego lento, por momentos incluso cansino por parte de ambos equipos. Los de Inzaghi parecían querer llegar con más claridad a la meta defendida por Lamanna, pero el Genoa no necesitó demasiados golpes para tirar a su rival por primera vez. En una buena jugada de Palladino por banda derecha, el extremo centró y Gio Simeone, relacionado en varios medios con la Lazio de cara a la temporada que viene, cabeceó a gol. Era el 10' de partido y los locales ya estaban por delante, la Lazio debería ir a por la remontada para conseguir su objetivo.

Las ocasiones a lo largo de la primera parte no fueron demasiado claras, aunque la Lazio, con diferencia, pudo hacer el empate en varias jugadas protagonizadas en su mayoría por un atrevido y siempre vibrante Keita Baldé. El hispanosenegalés respondió bien a su vuelta a la titularidad y estuvo cerca del gol en varias ocasiones. Sin embargo, un penalti definiría la primera mitad.

Foto: LaPresse
Foto: LaPresse

Un chute desde fuera del área por parte de la Lazio provocó la clara mano dentro del área de Burdisso, que cortó la trayectoria de la pelota y provocó la opción perfecta para que los visitantes igualaran el choque. El encargado de ejecutarlo fue Lucas Biglia, que, con suspense, acabó anotando tras una gran parada de Lamanna, que nada pudo hacer ante el rechace que le cayó franco al argentino para hacer el 1-1.

Polémica y goles para acabar igual

El fútbol es, si no el único, uno de los pocos deportes en los que puede pasar de todo en el desarrollo del partido y que, finalmente, todo acabe igual. Así ocurrió este sábado en Génova. Penaltis no pitados, goles de exjugadores con celebración incluida, ambos técnicos expulsados, tanto final en el descuento... Todo tuvo lugar en el Luigi Ferraris esta tarde.

La Lazio salió a por el encuentro desde el primer minuto de la segunda mitad, sin embargo, todo ello con más intención que argumentos y ocasiones claras de gol. La primera opción clara para los de Inzaghi no llegó hasta el 56' de partido, gracias a un peligroso disparo desde fuera del área de Hoedt, lo que subraya la facilidad de los laziali para arribar a tres cuartos de cancha, además de su ineficacia para el gol y las ocasiones claras.

La acción más polémica del partido llegaría en el 59', cuando Keita se introdujo en el área y Laxalt lo derribó con agarrón y tarascada incluidos. Las protestas de los visitantes fueron inútiles y la jugada se definió con Simone Inzaghi en la grada, donde pocos minutos después el acompañaría Juric.

Foto: Marco Rosi (Fotonotizia)
Foto: Marco Rosi (Fotonotizia)

Además de los cambios, que se sucedían en ambos equipos, la Lazio tuvo la opción más clara del partido para hacer el 1-2. Todo sucedió en una salida centelleante a la contra por parte de Keita, que fue derribado, pero Lombardi continuó la jugada y llegó solo y con opción de pase de la muerte a Immobile ante la salida de Lamanna. Sin embargo, el canterano, casi recién ingresado al campo, decidió finalizar y se equivocó, provocando la lógica frustración en los jugadores, banquillo y tifoseria biancoceleste.

Y en esto del fútbol si perdonas lo pagas. Y así fue poco después. En un centro desde la derecha al segundo palo, Pandev logró contactar con la pelota, que se coló entre las piernas de Strakosha y acabó significando el 1-2. El aún máximo goleador no italiano de la historia de la Lazio celebró el gol como si valiera un Mundial, en respuesta a los litigios judiciales que se produjeron con Lotito y su directiva después de su salida del club romano.

No estaba todo dicho. Ante el 2-1, Inzaghi, o su segundo entrenador en este caso, dio la oportunidad a Luis Alberto en lugar de Parolo. Y el español no desaprovechó la ocasión. Jugando por delante del doble pivote, Luis Alberto fue en los últimos diez minutos de partido un quebradero de cabeza para la defensa genovesa. Y, al comienzo del desproporcionado descuento de siete minutos añadido por Maresca para culminar un horroroso arbitraje, soltó un latigazo desde la frontal para hacer el 2-2 y su primer tanto con la Lazio, que terminó resultando definitivo.

Con este guarismo, la Lazio conserva el cuarto puesto, aunque pierde una clara opción de separarse de sus rivales y suma 61 puntos. Por su parte, el Genoa pone fin a una racha de cuatro derrotas consecutivas y se va a las 30 unidades, manteniendo nueve puntos de distancia con los puestos de descenso que marca el Crotone en estos momentos con 21 puntos. A falta de tan solo seis jornadas, el Genoa está teóricamente salvado, aunque todavía deberá seguir luchando para consumar el objetivo.