Toronto FC logra de manera consecutiva, clasificarse para una final de conferencia. En esta ocasión no les fue nada sencillo ya que estuvo a punto de caer eliminado, de no ser por el buen hacer de su portero. En la primera mitad el resultado estuvo muy igualado ya que los canadienses lograron mantener lejos de su área a ataque de su rival, que parecía no encontrar solución a ello. En la segunda mitad, ambos equipos comenzaron con un jugador menos, lo que vino mejor a los visitantes que consiguieron ajustar la eliminatoria. A pesar de intentarlo, los visitantes no consiguieron la épica, después de que el joven Tyler Adams confirmase que a sus 19 años es un jugador que puede echarse el equipo a sus espaldas.

Unos visitantes muy lentos

Como era de esperar, en los primeros minutos fue el conjunto neoyorkino el que buscó con más insistencia la portería de su rival, aunque las acciones no eran demasiado elaboradas, lo que facilitaba así el trabajo defensivo de los locales. Esta circunstancia conllevó que apenas se viese algún disparo sobre la portería.

Los canadienses, sabedores del inicio que iba a buscar su rival, supo mantenerse bien posicionado en defensa y tratar de sorprender en un contraataque De esta manera, Giovinco logró hacerse con un par de balones que llevaron el miedo a la zaga neoyorkina, pero que no tuvo problemas en solventarla.

Conforme pasaron los minutos, la posesión del balón comenzaba a estar dividida entre los dos equipos, sin que ninguno de ellos consiguiese imponer su idea al del rival. De esta manera, el centro del campo de ambos equipos paso a tener una importancia ínfima, ya que ninguno conseguía dominar el balón. Constantemente, la posesión fue variando con mucha brega y poco juego.

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Esto no hizo que los visitantes cejasen en la búsqueda del gol, y fue teniendo poco a poco más presencia en ataque. Sin embargo estas situaciones apenas conllevaron riesgo para la portería defendida por Bono, ya que todas las acciones fueron despejadas por la defensa.

El final de la primera mitad se acercaba y eso conllevó que los equipos incrementasen la intensidad de su juego, transformándose en constantes llegadas a portería. A pesar de insistir sobre la portería, los visitantes continuaron sin realizar un disparo peligroso sobre los tres palos. Los canadienses sin embargo, tuvieron en los pies de Giovinco la mejor oportunidad. El delantero italiano recibió un balón en el interior del área, pero su definición con el exterior se marchó ligeramente por fuera.

Tras esta jugada, se puso final a una primera mitad en la que los canadienses lograron mantener el resultado sin problemas, ante un rival que necesitaba mucho más si quería remontar la eliminatoria.

Con la miel en los labios

La segunda mitad comenzó con un hecho muy convulso, ya que al finalizar los primeros 45 minutos, Altidore y Kljestan tuvieron un enganchón en los vestuarios lo que provocó que viesen ambos la segunda amarilla. Esto provocó que los dos equipos comenzasen con un jugador menos.

Con esta convulsa situación, pareció que ninguno de los dos equipos quería arriesgar, generando que el juego se desarrollase en su totalidad en el centro del campo. Pero en una acción aislada a los pocos minutos del inicio, los visitantes consiguieron anotar un gol que ponía interesante la eliminatoria. Daniel Royer controló el balón a más de 30 metros de la portería y soltó un disparo que desvió Wright-Phillips sin querer, engañando al portero y poniendo en ventaja a su equipo.

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Pero eso no era suficiente y los neoyorkinos se encontraban a un gol de la clasificación con un rival absolutamente entregado. Esta circunstancia generó que los ‘taurinos’ jugasen con total comodidad y acumulando llegadas de peligro. A los pocos minutos del gol, el delantero inglés se presentó sólo ante el portero, pero este consiguió desbaratar un mano a mano clarísimo.

En los siguientes minutos, los dos entrenadores realizaron un constante baile de cambios en con los que buscar llevar el partido a su terreno. Esto generó también que no se viese continuidad en el juego lo que castigó a unos neoyorkinos que necesitaban de ritmo para poder continuar su asedio a la portería rival.

En el último periodo del partido, los canadienses, viendo la clasificación más cerca, continuaron deteniendo el ritmo de juego, lo cual consiguió. En los minutos finales logró mantener alejado a los neoyorkinos de su propia área para que no tuviesen oportunidad de darles la vuelta a la eliminatoria.

Gracias a ello, el equipo canadiense logró el pase a su segunda final de conferencia de manera consecutiva, tras un partido que en principio parecía fácil, pero que ellos solos fueron complecándose.