Manuel López Arias nació en Monforte de Lemos en 1936, donde creció en el seno de una familia numerosa que sobrevivía gracias a un comercio. Nada extraño en una época complicada, en la que tanta gente tuvo que hacer frente a las miserias de la posguerra como buenamente podía, sin importar el número de bocas a alimentar en casa. Manolín vivió sus primeras experiencias futbolísticas en el histórico Club Arenas Carude monfortino. Un club que, con más de 90 años dedicados a la formación de futbolistas en la comarca de Lemos, se ha visto obligado a abandonar las competiciones durante el pasado mes de agosto por problemas económicos. De ahí dio el salto al Lemos, con el que jugó en Tercera y que le sirvió de trampolín para llegar, con apenas 18 años, al Celta.

Años en el ostracismo

El club vigués se había acostumbrado a los buenos guardametas, tras una década en la que habían brillado Francisco Simón y Manolo Pazos. Tras la marcha de este último a la capital la portería céltica quedó en manos de Adauto Iglesias y Vicente Dauder, con el joven Padrón a la espera de una oportunidad. Con tales condicionantes no parecía sencillo que Manolín, pese a su espectacular planta, pudiese contar con posibilidades reales de jugar. Así, se acordó una cesión a la Cultural Leonesa durante la temporada 1954/55. El club castellano se encontraba en la Segunda División, competición en la que Manolín podía disponer de una buena oportunidad para ganar en experiencia. Pero a sus 19 años no fue capaz de conseguir la titularidad y tan solo pudo participar en dos partidos, si bien formó parte de un grupo que logró un histórico ascenso a la máxima categoría.

Con la casaca celeste (Foto: yojugueenelcelta.com)

En Vigo nunca llegó —ni por asomo— a convertirse en indiscutible aunque durante las dos últimas temporadas ganó protagonismo. En el curso 1955/56 Padrón fue el guardameta más utilizado por Luis Urquiri y el arquero monfortino debió conformarse con disputar un total de 17 minutos repartidos en dos encuentros. La cosa no mejoró con la llegada de Alejandro Scopelli al banquillo vigués y Manolín, de nuevo a la sombra de Padrón y Adauto, tan solo pudo disputar un encuentro durante el ejercicio 1956/57. En total fueron dos temporadas que el lucense pasó prácticamente en blanco.

Protagonismo arbitral en Los Cármenes

Por fin, en la campaña 1957/58 Adauto abandonaba el Celta y Luis Casas Pasarín, sustituto de Scopelli, empezó a dar minutos al todavía joven guardameta. El 3 de noviembre de 1957 Manolín fue titular en Los Cármenes, en un encuentro correspondiente a la octava jornada liguera. El Celta había iniciado con buen pie la temporada y se encontraba en la séptima posición. El Granada, recién ascendido por entonces, contaba con Alejandro Scopelli —procedente del Celta— como técnico con el objetivo de lograr la permanencia.

Alineación del Celta en Los Cármenes (03/11/1957)

Los de Vigo se mostraron superiores en el juego aunque no mostraron la contundencia de otras tardes. Una primera parte igualada ofreció atisbos de que los puntos se podían ir para Galicia, con un Granada que echaba en falta a Manchón y Mauri, dos de sus hombres más importantes y que causaron baja para este partido. El guardameta Candi y el zaguero Manuel Méndez fueron los mejores hombres del equipo nazarí y evitaron que varios remates de Mauro y Braga terminasen en las redes locales. La medular celeste, integrada por Luis Marín y Toni, se imponía al centro del campo andaluz.

A sus 30 años Manolín por fin pudo disfrutar de una verdadera titularidad

Con todo, el protagonismo lo iba a acaparar el colegiado Benito Novella, con varias decisiones polémicas. Anuló un tanto al Celta por fuera de juego e invalidó otro al Granada por unas manos previas a un remate de Jaco. También dejó de señalar un penalti en el área viguesa que el público de Los Cármenes reclamó con vehemencia. Los nervios hacían mella en el colegiado, que comenzó a encadenar errores y acabó con la paciencia de unos y otros. La prensa de la época recoge una tremenda bofetada de un espectador al señor Novella mientras las fuerzas de orden público, lentas de reflejos, se las veían y deseaban para reducir al agresor. El único gol del partido llegó, no exento de polémica, a diez minutos del final. Fue en el lanzamiento de un golpe franco que remató de cabeza Pellejero para dejar los dos puntos en casa. Los jugadores célticos reclamaron falta sobre Manolín, al considerar que el arquero había sufrido un empujón que le impidió hacerse con el cuero. Pero Novella ya había tenido bastante y decidió dar validez al tanto. Los de Vigo se volvieron para casa con las manos vacías pese a haber completado un buen partido, con Pablo Olmedo como hombre más destacado.

Más minutos en la debacle

Pese al marcador el Granada iba a quedarse en la zona baja de la tabla durante todo el campeonato aunque logró finalmente la permanencia. El Celta consiguió una excelente séptima plaza final y Manolín encadenó las siete últimas jornadas como titular, todo un logro para el arquero lucense.

Manolín jugó en el Sevilla durante seis temporadas (Foto: todocoleccion.net)

Al año siguiente iba a llegar el desplome. En una temporada infame, tanto en el aspecto deportivo como en el económico, los de Vigo tan solo sumaron 13 puntos y ocuparon con justicia el puesto de 'farolillo rojo'. Curiosamente, fue la temporada en la que Manolín disfrutó de más minutos sobre el tapete. Participó en diez partidos de liga y cinco de copa aunque la victoria solo sonrió a los de azul celeste en uno de ellos. Fue en el encuentro de desempate de la Copa del Generalísimo ante el Condal, en el que el Celta se impuso por 1-0. Ya en la División de Plata Manolín no llegó a jugar con el Celta y emigró a Sevilla, donde le aguardaba un futuro más esperanzador.

Ocaso con titularidad

En la capital hispalense, pese a todo, tampoco terminó de convencer a sus técnicos y vivió a la sombra de Salvador Mut, quien siempre le ganó la batalla por el puesto de titular. Allí se quedó durante seis campañas, si bien en las dos últimas apenas contó para Bumbel y Daucik, técnicos sevillistas por entonces. Su mejor temporada fue la 1961/62, en la que llegó a disputar 17 encuentros entre liga y copa.

Manolín, segundo por la derecha en la fila superior, en un Granada de la temporada 1967/68 (Foto: aulataurinadegranada.blogspot.com)

En 1965 fichó por el Badalona, que competía en la Segunda División. A sus 30 años Manolín por fin pudo disfrutar de una verdadera titularidad durante una temporada completa, en la que jugó 19 partidos. A continuación regresó a Andalucía, precisamente al club en cuyo estadio un día jugó con el Celta. En Granada el arquero gallego fue suplente de Ñito durante tres temporadas hasta que se retiró en 1969.

A la sombra de Padrón y Adauto, tan solo pudo disputar un encuentro durante el ejercicio 1956/57

Es evidente que Manuel López Arias no figura entre los mejores guardametas de la historia del Celta. De hecho, a lo largo de 16 temporadas durante las cuales compitió en Primera y Segunda División solo se puede hablar de titularidad clara en su año en Badalona. Pero quiso el destino que aquella tarde en Los Cármenes este monfortino fuese partícipe de una fea derrota. De uno de esos días en que el árbitro es triste protagonista de un espectáculo en el que lo ideal sería que siempre pasase desapercibido.