“Ernesto, gracias por todo”, rezaba una pancarta en el Georgios Karaiskakis. Un recibimiento amable en la previa del encuentro de Champions y exclusivo para Valverde porque durante el resto del partido el ambiente sería hostil para los culés.

El FC Barcelona se topó con el muro del Olympiacos. El 0-0, sumado al empate entre Sporting de Lisboa y Juventus, impidió a los azulgranas confirmar su clasificación para octavos de final antes de la quinta jornada de Champions.

Misma estrategia, diferentes nombres

Ernesto Valverde volvió a apostar de inicio por su particular 4-4-2 -unos números demasiado rígidos para reflejar la constante movilidad de los jugadores y la permuta de sus posiciones-. Las novedades culés en el arranque fueron Javier Mascherano -ante la baja por sanción de Gerard Piqué-, Nélson Semedo, Paulinho, Denis Suárez y Sergi Roberto, en la función de extremo e interior por delante del lateral portugués.

Sin llave para abrir el cerrojo griego

El Barça estuvo bien posicionado en defensa con un 4-4-2 definido. El Olympiacos tan solo chutó una vez a puerta y buscó generar peligro a través de contragolpes esporádicos, especialmente al inicio de la segunda parte, conducidos por Kostas Fortounis y el exjugador del Granada Mehdi Carcela-González.

Esquema del Barça en defensa

Los problemas culés llegaron en ataque ante la imposibilidad de derribar la muralla griega. El FC Barcelona se plantaba en fase ofensiva con Mascherano y Samuel Umtiti cerrando al equipo, Busquets enrocado entre ambos para dar salida al balón y Paulinho acompañando al de Badía para ayudar en una tarea en la que no destaca precisamente.

Leo Messi campaba a sus anchas por el Georgios Karaiskakis. El argentino bajaba hasta el medio del campo para sacar el balón y se movía por el centro y el costado derecho para agilizar el ataque culé y buscar huecos entre la defensa ateniense. Las bandas eran para la velocidad y la profundidad de Jordi Alba y Semedo, una demarcación compartida con Denis Suárez y Sergi Roberto. Ambos partían desde el costado para intentar infiltrarse a través de las grietas del muro del Olympiacos, el equipo de El Pireo colocaba a sus 11 jugadores detrás del balón. Luis Suárez lideró el ataque culé con más arrojo que efectividad.

Valverde apenas modificó su plan porque las sustituciones fueron de hombre por hombre. El Txingurri dio entrada a Gerard Deulofeu al final de la primera parte por la lesión de Sergio Roberto. Al inicio de la segunda, los culés perdieron el control del encuentro. La respuesta del técnico cacereño fue dar entrada a Ivan Rakitic por Paulinho para recuperar la posesión del balón. El tercer cambio fue el de Denis por André Gomes, que entró en el último cuarto de hora para aportar frescura.

Disposición ofensiva del FC Barcelona
Disposición ofensiva del FC Barcelona

El Barça dominó el partido y se volcó en el campo del Olympiacos en busca de un tanto que se resistió tras 14 jornadas consecutivas marcando. De hecho, Valverde reconoció en zona mixta la enorme dificultad que supuso hacer frente al bloque defensivo de los locales. Sin embargo, el Barcelona generó peligro pero Proto, el portero rival, evitó cualquier opción de gol.

El problema de los culés fue más de puntería que de llegada: 11 remates, seis de ellos a puerta. Unas cifras más altas que las del encuentro ante Athletic y Málaga.

La frustración ofensiva se personificó en Luis Suárez. El delantero lo probó de chilena, con un disparo mordido y de vaselina; fuera, parada y larguero, respectivamente. El uruguayo sigue reñido con el gol. Los problemas físicos sumados a la angustia por su sequía terminan por desquiciar al punta. No obstante, se debe seguir aplaudiendo su persistencia. El canterano Deulofeu siguió la línea de Suárez, puso empeño pero continuó sin acertar en sus decisiones.

Leo Messi se mostró más combinativo que rematador. El '10' chutó tres veces: dos faltas atajadas por Proto y un remate desviado. El héroe culé esta vez fue incapaz de desatascar el partido él solo. El dios argentino bajó del Olimpo, se humanizó en Atenas.