El valencianismo sabía que Marcelino era el hombre

La segunda mejor primera vuelta de la historia del club a nivel de puntuación y el rendimiento del equipo tanto en liga como en copa, dan la razón a la afición, que era consciente de que el asturiano era el indicado para revertir la situación.

El valencianismo sabía que Marcelino era el hombre
Marcelino con su segundo, Rubén Uría, en Cornellá | Fotografía: Noelia Déniz, VAVEL
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Por Carlos Lazaro Cepeda

Cuando la temporada 2016/17 se acercaba a su fin, la cúpula del Valencia, con Mateu Alemany a la cabeza, tenía que tomar una decisión de vital importancia para redirigir un proyecto que iba a la deriva y otra mala campaña lo podría haber hundido definitivamente.

La revolución que necesitaba el Valencia pasaba, principalmente, por el banquillo, un puesto que ha sido demasiado inestable en los últimos tiempos en Mestalla y que se le ha regalado a entrenadores sin el currículum necesario para dirigir a tan grande entidad.

A la palestra salieron muchos nombres y, entre ellos, varios que seguían la misma tónica que los elegidos durante los últimos años. Inexperiencia por bandera o simplemente una trayectoria no acorde con lo que requiere el Valencia.

Bronco y copero han sido las señas de identidad del Valencia en los tiempos de gloria más reciente

Quique Setién y Marcelino García Toral eran los elegidos. El primero, clara apuesta de la dirección deportiva encabezada por Alesanco, y el segundo era la preferencia de Mateu Alemany. El principal favorito de la afición era el asturiano y por muchos motivos.

El valencianismo sabe cómo ha sido grande su club. "Bronco y copero", una frase asiduamente repetida en la jerga del seguidor che durante estos años de penurias. Una especie de fórmula mágica de la felicidad pero aplicada a un club de fútbol. Rehacer a una entidad que en sus años de gloria no se caracterizaba precisamente por el jogo bonito sino por ser un absoluto incordio para todos sus rivales.

De izquierda a derecha: Alemany, Murthy, Marcelino y Alesanco durante la presentación del entrenador | Fotografía: VCF
De izquierda a derecha: Alemany, Murthy, Marcelino y Alesanco durante la presentación del entrenador | Fotografía: VCF

El espejo era evidente, el Atlético de Madrid de Simeone. Una forma de entender el fútbol que se encuentra en las antípodas de la filosofía de Setién. Marcelino, sin embargo, si de algo ha caracterizado a sus equipos es de una base muy sólida, construir el bloque desde atrás y sobre todo, no casarse con nadie y mantener un vestuario libre de jugadores que no den el 200% en cada partido.

Con la elección de Marcelino, Valencia se volvió a ilusionar con su equipo. Comenzaba una nueva etapa y  el técnico además exigió una limpieza de plantilla que todo el mundo consideraba necesaria. Después de ver como durante dos años, los once sobre el césped han arrastrado el escudo por cada punto de la geografía española, la afición che no quería ni ver a la mitad de los jugadores como mínimo.

Fichajes tardíos, plantilla inacabada al empezar la liga y una pretemporada que dejó entrever qué iba a ser el equipo pero que dejó algunas dudas marcaban un objetivo claro; volver a Europa. Tras dos años sin saborear competición continental, en verano la afición solo quería ver un equipo digno, que sudase la camiseta y compitiese contra cualquiera.

Con cuatro presupuestos por delante del Valencia, y, a priori, cuatro plantillas más amplias y de mayor calidad, la Europa League, pero con la ambición siempre presente de alcanzar la cuarta plaza, parecía una meta realista.

La segunda mejor primera vuelta de la historia no es casualidad

Tras la mitad del campeonato disputado, Marcelino y los suyos han superado cualquier expectativa que había depositada sobre ellos. El Valencia ha realizado la segunda mejor primera vuelta de su historia, tiene 40 puntos, es tercero en la clasificación y además está en cuartos de final de copa con una buena oportunidad para meterse en semifinales.

Desde el año del doblete el valencianismo no disfrutaba de una temporada similar a la actual

Poniendo en perspectiva estos números, la temporada pasada a estas alturas el Valencia se situaba decimotercer clasificado con 22 puntos, ya había tenido tres entrenadores y en copa había sido eliminado por el Celta de Vigo que infligió un severo correctivo a los de Voro en Mestalla con una victoria por 1-4.

Pero, en años más boyantes, como la temporada 2014/15, con Nuno a la cabeza, el Valencia no estaba tan bien a estas alturas. Ese año, el conjunto che terminó la primera vuelta en quinta posición con 38 puntos y en copa había sido eliminado por el Espanyol en octavos de final.

El Valencia cerró en Riazor la primera vuelta ganando por 1-2 | Fotografía: VCF
El Valencia cerró en Riazor la primera vuelta ganando por 1-2 | Fotografía: VCF

Que el Valencia hacía años que no competía a este nivel es obvio. De hecho, hay que remontarse hasta la temporada 2003/04 para encontrar algo similar a lo que están realizando los de Marcelino en lo que va de curso. Aquella maravillosa campaña, y de grato recuerdo para el valencianismo, tenía a los de Rafa Benítez líderes de la liga con 43 puntos, estaban en cuartos de final de copa (ronda en la que cayó ante el Real Madrid) y en la antigua Copa de la UEFA iba a disputar en febrero los dieciseisavos de final ante el Besiktas.

El desenlace de esa temporada es por todos conocido; campeones de Liga y de UEFA. Este año no podrá ser ni una cosa ni la otra pero la Copa del Rey concentra las ilusiones de una afición que necesita alegrías después de diez años del último trofeo que pudo saborear.

¿Qué ha cambiado con Marcelino?

Habiendo contextualizado la situación deportiva actual del Valencia, que es inmejorable a estas instancias de la temporada, hay que profundizar en todos los cambios que se han llevado a cabo de la mano de Marcelino para que el equipo sea diametralmente opuesto al de hace 365 días.

La dieta es la principal revolución que ha llevado a cabo Marcelino desde su llegada

A su llegada, el asturiano tenía claro que había que realizar muchos cambios, sobre todo en las maneras de trabajar diariamente. Aspectos relativos a la forma de entrenar son de vital importancia para Marcelino pero, sin duda, lo que más llamó la atención de la plantilla y también lo que más les costó asimilar fue el plan nutricional que tenía preparado para cada uno de ellos.

A finales de agosto, el capitán, Dani Parejo, comentaba sobre este plan alimenticio que estaban pasando hambre pero que se estaban acostumbrando. Con tantos vaivenes e inestabilidad en los últimos años, los jugadores habían olvidado ciertos hábitos que deberían ser comunes en cualquier equipo de élite.

Un cambio en la dieta, a simple vista, parece algo irrelevante, una nimiedad dentro de un engranaje extremadamente complejo en el que prima el trabajo físico por encima de todo. Pero la nutrición desempeña un papel fundamental en el rendimiento de un futbolista de alto nivel en cualquier grado.

Las pruebas físicas y de esfuerzo fueron una constante durante la pretemporada | Fotografía: VCF
Las pruebas físicas y de esfuerzo fueron una constante durante la pretemporada | Fotografía: VCF

Marcelino y su cuerpo técnico impusieron un plan nutricional a medida para cada uno de los jugadores y tienen que cumplirlo a rajatabla. Tan estricto es con la alimentación que cada vez que uno de sus pupilos se pasa de su peso óptimo, éste tiene que abonar una multa que llega a incluir varios ceros.

Además, hace que los suyos desayunen y coman todos juntos en la ciudad deportiva, o cenen, dependiendo del horario de los entrenamientos. Todo con el fin de cohesionar al grupo mientras él controla las cantidades que ingiere cada miembro de la plantilla.

Formar un bloque unido también ha sido un objetivo prioritario para el estratega asturiano. En verano, además de querer dar salida a piezas que, en su opinión, no daban el nivel, también quiso deshacerse de aquellos futbolistas que creaban mal ambiente en el vestuario. Los famosos “tóxicos”, como se les denominó a algunos de los jugadores que salieron en el mercado estival y que no eran una influencia adecuada para hacer grupo.

En el césped también ha habido revolución

Es evidente que la transformación del Valencia en cuanto a hábitos y rutinas se plasma en el verde. Marcelino ha implantado el 4-4-2  y es un sistema que al equipo le viene como un guante.

Atrás queda el 4-3-3 o el 4-2-3-1 tan empleado por todos los inquilinos que han ido pasando por Mestalla. El nuevo sistema ha dotado al Valencia de una solidez que llevaba años perdida.  Los 65 goles en contra de la temporada pasada hicieron mucho daño y esos problemas tenían que ser cortados de raíz.

Ha sido de vital importancia que Marcelino haya encontrado su columna vertebral

Objetivo cumplido. El Valencia ha concluido la primera vuelta con 19 goles en contra. Una media de uno por partido hasta el momento. Y aunque es peor cifra que la de sus competidores, la sensación que queda es que si se le quiere hacer un gol al conjunto blanquinegro hay que sudar mucho. Marcelino ha creado su propia columna vertebral en base a su confianza en determinados jugadores. Neto, Garay, Parejo, Kondogbia, Gonçalo Guedes y Rodrigo Moreno parecen las piezas clave de su esquema y cada vez que alguno falta, el técnico tiene quebraderos de cabeza.

Parejo es la extensión de Marcelino en el campo | Fotografía: VCF
Parejo es la extensión de Marcelino en el campo | Fotografía: VCF

A estos futbolistas se suma la importancia y la confianza que tiene depositada en otros como Gabriel Paulista, Gayá, Carlos Soler o Simone Zaza, a los cuales les está sacando un rendimiento muy por encima de lo que habían ofrecido hasta ahora.

En un segundo plano quedan otros jugadores que, aún así, Marcelino quiere tener enchufados a toda costa porque sabe que el grupo es lo más importante y necesita sacar el rendimiento más alto de cada uno para que el engranaje pueda funcionar a la perfección aún con la ausencia de piezas más importantes.

También está gestionando bien los tiempos con los chicos del filial. Nacho Vidal y Nacho Gil han entrado poco pero cada vez que han jugado han desempeñado a la perfección. Hasta ahora han sido jugadores de equipo pero Marcelino sabe que necesitan salir cedidos en busca de minutos en Primera División para volver a Valencia ya formados. Y, de momento, así ha sido el caso del extremo valenciano, que ha salido a préstamo a la UD Las Palmas hasta final de temporada.

Mismo caso es el de Ferrán Torres. Primer jugador nacido ya en el 2000 que debuta en la liga y ha entrado en los momentos en los que podía tener minutos de calidad sin que recayese demasiada presión sobre él, excepto, precisamente, en su debut en Eibar cuando saltó al campo con 1-1.

La afición, volcada con su entrenador

Hacía tiempo que la contratación de un técnico no era tan consensuada por parte de la afición del Valencia. La llegada de Marcelino fue un clamor popular y su figura ha causado auténtico furor entre los hinchas, algo muy difícil de conseguir.

Nadie duda de Marcelino. No es para menos con el trabajo que está haciendo. Pero tanta es la fe en el preparador asturiano que, hasta en las decisiones más estrafalarias por su parte, el aficionado confía ciegamente en él.

El ejemplo más claro es reciente, el partido en A Coruña, donde dejó en el banquillo a Vietto y Zaza, salió Santi Mina de titular y jugó Maksimovic en banda y Vezo de lateral derecho. Una alineación de difícil comprensión a priori pero que a la vista del resultado nadie le puede discutir a Marcelino que no fuese correcta.

Marcelino ha conseguido que el equipo sea una piña | Fotografía: VCF
Marcelino ha conseguido que el equipo sea una piña | Fotografía: VCF

El Valencia afronta el segundo tramo de campaña más excitante en mucho tiempo. A pesar de la derrota en el primer partido de la segunda vuelta ante la UD Las Palmas, el conjunto che ha superado, no sin sufrimiento tras una agónica eliminatoria que se resolvió en los penaltis, los cuartos de final de la Copa SM el Rey

Sin pasar por el mejor momento de forma de la temporada, el Valencia vuelve a tener muy cerca la oportunidad de disputar una final diez años después

En Liga, la situación actual no la habría imaginado ni el más optimista. La segunda vuelta debe confirmar a este equipo como lo que ha sido hasta ahora, y, ya sea como segundo, tercero o cuarto, entrar en Champions para darle un empujón al proyecto.

Un proyecto que tiene un capitán general, unos soldados que ejecutan sus órdenes a la perfección y millones de fieles que no dudan ni por un momento de las decisiones de su líder. Que no dudan porque saben que están en las mejores manos. Porque saben que Marcelino García Toral es el indicado para devolverles a donde esta exigente pero, por más que le pese a muchos, fiel afición, merece.