El contexto deportivo que vive a día de hoy el Atlético de Madrid B liderado por Óscar Fernández, sexto clasificado del Grupo I de la Segunda División B y a tan solo cinco puntos de los playoffs de ascenso, no es novedad para el filial madrileño, que ha conocido etapas gloriosas en Segunda División y años en los que pelear por las primeras plazas de la categoría de bronce era su sino más característico. Una de esas épocas la refleja fielmente la temporada 2003/04, en la que el segundo equipo colchonero concluyó como líder del Grupo II.

Ese curso fue el primero con Pepe Murcia en la dirección técnica del Atlético B, tras un breve periplo en Cartagena. En su primer año en Majadahonda logró hacer campeón al Atlético B, así como erigirlo como el equipo con más triunfos del Grupo II (22 durante las 38 jornadas). Una de ellas fue durante el derbi de filiales contra el otrora nombrado como Real Madrid B, al que ganó por la mínima en El Cerro del Espino en marzo de 2004.

Gabi se impuso a los Pavones

Por aquella época eran muchos los canteranos del Real Madrid que hacían sus ‘pinitos’ en el primer equipo. El auge de las contrataciones de estrellas como Luis Figo, Zinedine Zidane, David Beckham o Ronaldo Nazario, entre otros, durante la primera etapa de Florentino Pérez necesitó un contraste que saneara las magulladas cuentas del club a través de la promoción de canteranos, una estrategia diseñada al milímetro a la que denominó los Pavones. "Nuestra política deportiva se basa en cracks mundiales y en cantera, cracks y cantera...", repitió en alguna ocasión el máximo mandatario, haciendo popular el lema de ‘Zidanes y Pavones’.

La purpurina y el olor a naftalina que perfumaban los rincones de la ‘Casa Blanca’ contrastaban holgadamente con el perfil medio de la cantera del Atlético de Madrid, que venía de una etapa gloriosa en Segunda División dinamitada impunemente en años posteriores por los vicios y los excesos de la gestión de Jesús Gil. Del Cerro del Espino brotaban semillas que raramente echaban raíces en el primer equipo, más allá de la fugaz irrupción de jugadores con estrella como Fernando Torres, hombre antes que niño por mucho que su cara delatara su temprana edad.

Un derbi siempre será un derbi, independientemente de la categoría en la que se juegue. Tras empatar en la primera vuelta a uno en casa del filial merengue, el Real Madrid B visitaba las instalaciones del Cerro del Espino en la trigésimo primera jornada con la intención de recortar puntos a un Atlético B que desde la vigésima fecha se aupó al liderato y se hizo fuerte durante lo que restaba de curso. Una victoria le hubiese colocado a tres puntos de diferencia con los rojiblancos, por lo que Juan Ramón López Caro conocía de primera mano la importancia de sumar esos tres puntos en territorio enemigo.

La expulsión de Olalla decantó la balanza a favor del Atlético B, que ganó el derbi con un trallazo de Gabi Fernández

Cuentan las crónicas de aquel duelo liguero que las condiciones climáticas no favorecieron al espectáculo de dos equipos que, desde el primero momento, se esforzaron en dignificar el significado de la palabra derbi. Los primeros compases se los reconocieron al cuadro merengue, con un Francisco Javier Lledó evitando los golpes visitantes. El paso del tiempo fue mejorando al Atlético de Madrid B, que se hizo más protagonista a raíz de la expulsión por doble cartulina amarilla de Juan José Olalla, defensor que participó en dos partidos coperos con la camiseta del primer equipo blanco antes de prolongar su trayectoria profesional en las filas del Lleida, Rayo Vallecano o Figueres, entre otros.

El equipo dirigido por López Caro, que jugó con uno menos durante cincuenta minutos de partido, acabó por acusar el desgaste físico de jugar en inferioridad. Lo supo aprovechar el filial rojiblanco, que durante la segunda parte asedió el marco defendido por Sebas Moyano. Mientras Toché golpeaba con martillo de goma, Arizmendi hacía lo propio estrellando un balón contra el larguero. El trabajo que no realizaban los delanteros rojiblancos tuvo que efectuarlo Gabi Fernández que, tras una recuperación de Arizmendi, llegó desde segunda línea para empalar un balón muerto en la frontal y decidir el derbi de filiales a favor de los colchoneros.

Juanfran, de blanco

De aquel enfrentamiento, Gabi Fernández era uno más de los muchos rostros visibles que compiten a día de hoy en el fútbol español. Internacional sub-20 con España, el actual capitán del Atlético de Madrid alternaba el primer equipo, con el que debutó en Copa en enero de 2004, y el filial madrileño. Y no fue el único. Más allá de los mencionados Toché, ahora goleando en el Real Oviedo, y Arizmendi, que pasó por las filas de equipos como Deportivo de la Coruña, Valencia o Getafe antes de desempeñar el oficio de asesor financiero, también figuraban Francisco José Molinero, que llegó a formar parte del primer equipo, o Domingo Cisma, integrante del equipo campeón de la Copa del Rey en el Santiago Bernabéu.

Juanfran, ahora en el Atlético, defendía los intereses del Real Madrid B en aquel duelo

En el otro bando, destacaba Juanfran Torres, el actual lateral derecho del Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone. El de Crevillente, que por aquel entonces también era internacional sub-20 como Gabi, se formó en las categorías inferiores del Real Madrid antes de dar el salto a equipos como el Espanyol y Osasuna, defendiendo el escudo al mismo tiempo con Riki, Roberto Soldado, Roberto Trashorras o José Manuel Jurado, también con pasado colchonero. De aquella camada también sobresale el nombre de Álvaro Arbeloa, que completó una línea defensiva compuesta también por Hedrera, Olalla y Paredes.