El regreso del Granada Club de Fútbol a Segunda División tras seis años sentado en la mesa de los grandes ha resultado ser un fracaso. El objetivo, anunciado a bombo y platillo durante el verano de 2017 era conseguir que la estancia en la categoría de plata del fútbol español fuera pasajera. En palabras del Director Deportivo, Manolo Salvador, y el entrenador que empezó el curso, José Luis Oltra, los nazaríes salían a por el ascenso directo. La realidad, como ustedes bien conocen, les ha deparado una discreta y más que decepcionante décima plaza.

14 partidos, 3 entrenadores y 8 derrotas, el saldo del tramo final de campañaPese a que no arrancaron bien, los rojiblancos fueron adaptándose a la categoría y allá por finales de octubre alcanzaron la primera plaza tras un empate en El Sadar ante Osasuna. Desde entonces y hasta marzo, mezcolanza de resultados que los mantenían a caballo entre los puestos de play-off y salir de los mismos, acechando en algunas ocasiones el ascenso directo. Sin embargo, y tras una revitalizante racha de cuatro victorias consecutivas, llegó un varapalo sobre la bocina en Lugo y todo lo que vino después fue el derrumbe de un castillo de naipes que no soportó la presión de sus propias pretensiones. A través de estas líneas repasaremos el último tercio de competición que descabalgó al Granada del sueño de volver a Primera División a las primeras de cambio.

El fin de Oltra, el principio del fin

El 25 de febrero, el Granada vencía a la AD Alcorcón con un doblete de Adrián Ramos, sumaba la cuarta victoria seguida y se colocaba tercero, a un solo punto del segundo puesto y seis por encima del séptimo. El objetivo del ascenso directo volvía a verse al alcance de la mano y la consolidación en play-off era un hecho. Los nazaríes viajaban a Lugo seis días después con la posibilidad de asaltar la posición del Rayo Vallecano y estar donde ansiaba estar. Nadie imaginaba lo que venía a partir de entonces.

Adrián Ramos daba la cuarta victoria seguida al Granada. | Foto: Antonio L. Juárez

En el Anxo Carro, en tierra lucense, los hombres de Oltra salieron decididos a continuar la buena senda de resultados y se adelantaron con gol de Darwin Machís. Duro poco la alegría puesto que Carlos Pita igualó siete minutos después y comenzó un encuentro de alternancias, donde los visitantes desplegaron un buen juego y gozaron de oportunidades para llevarse la victoria. Cuando parecía que el empate contentaba al Granada llegó el mazazo. Una infantil falta cometida por Andrew Hjulsager en la lateral del área se convirtío en un centro que Pita remató alojando el balón en las mallas defendidas por Javi Varas. 2-1, minuto 93 y los fantasmas que volvían a acechar.

El Granada hizo 29 disparos para acabar perdiendo con el NásticEl buen partido realizado en un campo difícil como el del Lugo invitaba a pensar que lo ocurrido era un mero accidente y que la vuelta a Los Cármenes devolvería a los rojiblancos al triunfo. Nada más lejos de la realidad. En una desapacible tarde de lluvia, el Nastic de Tarragona se adelantó en el Coliseo del Zaidín y aguantó estóicamente a un Granada condenado al infortunio, que realizó 29 disparos y que acabó por hundirse con el penalti fallado por Darwin Machis en el 88. De nuevo los minutos finales traían otra pesadilla y la preocupación crecía.

Kunde se lamenta en los minutos finales de la derrota ante el Nástic. | Foto: Antonio L. Juárez

En esas, los rojiblancos viajaron a Oviedo con la obligación de recuperar la senda de la victoria. Como ocurriera en Lugo, los nazaríes se pusieron por delante en el marcador desplegando un buen fútbol. Cuando el partido se dirigía al descanso, un error garrafal de Javi Varas intentando evitar un córner dejó el balón a los pies de Forlín que la empujó a la red. La enesima desgracia en los minutos finales desquició a los andaluces que en la segunda parte perdieron el rumbo, vieron con el Real Oviedo se ponía por delante y, para colmo de males, Darwin Machis perdío los nervios y propinó un cabezazo a un rival que le acabaría costando cuatro partidos de suspensión. El cúmulo de tres derrotas seguidas que había alejado al Granada de uno a ocho puntos del ascenso directo acabó con la paciencia de la dirección del club que tomó la decisión de cesar a José Luis Oltra. Con el equipo quinto y restando 11 jornadas para el final, entendieron que era el momento de buscar un cambio para intentar reengancharse al objetivo inicial. Lo que no sabían es que lo peor estaba por llegar.

Peor el remedio que la enfermedad

Pedro Morilla, el hasta entonces técnico del Granada B, fue el elegido para reconducir el rumbo de la nave. Al frente del filial había realizado un buen papel y lo tenía situado en la pelea por meterse en la fase de ascenso a Segunda. Su estreno con el primer equipo se produjo en casa, en un duelo directo ante el CD Numancia. El técnico sevillano sacó del baúl del ostracismo a Antonio Puertas para darle la titularidad ante las numerosas bajas, algunas importantes como la de Machis o Adrián Ramos. En un partido tosco, que se abocaba al empate, emergió la figura de otro olvidado, Javier Espinosa, que con un sorpresivo disparo desde la frontal llevó el delirio a la grada de Los Cármenes y los tres puntos al casillero rojiblanco. Victoria con dudas y sobre la bocina, pero victoria al fin y al cabo.

Espinosa dio vida al Granada con su gol al Numancia. | Foto: Antonio L. Juárez

El calendario aparecía esperanzador ante el aficionado granadinista con la inminentes visitas a Lorca y al Sevilla Atlético, equipos deshauciados y condenados al descenso. En la ciudad murciana, en el Artés Carrasco, el Granada escribió probablemente la página más negra de la temporada. Los de Morilla realizaron un partido infame, falto de intensidad y rebosante de errores. El Lorca de Fabri, entrenador que llevara a la gloria a los nazaríes siete año atrás, se adelantó en el marcador en dos ocasiones y las mismas fueron neutralizadas por Pedro y Montoro. En el 85, con los visitantes buscando el tercero, Fran Cruz aprovechó una jugada a balón parado para establecer el definitivo 3-2. Derrota ante un equipo que llevaba 17 jornadas sin conocer la victoria. El esperpento trajo consigo secuelas anímicas que ya no tuvieron solución.

Del descalabro en la Ciudad del Sol pasamos a un empate en casa ante CA Osasuna, en el que los andaluces despertaron espoleados al gol navarro, igualaron y se volcaron persiguiendo una victoria que no llegó. Un punto insuficiente que los sacaba de zona de play-off y obligaba, sin excusa alguna, al triunfo en la Ciudad Deportiva del Sevilla CF. Allí, en tierras hispalenses, los pupilos de Morilla ofrecieron la peor de sus versiones, con una intensidad impropia de quién se juega un ascenso. El resultado, otro empate que terminó por enfurecer a la hinchada nazarí.

A la historia del técnico sevillano al frente del primer equipo todavía le quedarían dos capítulos, uno de ellos más propio de ciencia ficción mezclada con tragedia. La visita de la Cultural Leonesa a la ciudad de la Alhambra se vislumbraba como la penúltima oportunidad de engancharse a las eliminatorias de ascenso y, por momentos, así lo era. En la vuelta de Machis tras su sanción, el Granada dominaba 3-1 en el electrónico, con oportunidades de ampliar la renta y cómodo sobre el césped. Para no faltar a la costumbre, los locales decidieron pegarse un tiro en el pie y Víctor Díaz fue expulsado con roja directa a 10 minutos del final. Los nervios invadieron entonces a los rojiblancos, a los que se les olvidó jugar al fútbol por arte de magia. En el 88, Javi Varas cometió un penalti evitable que Yerai se encargó de marrar. Cuando parecía que la fortuna sonreía tras mucho tiempo, Sergio Marcos en el 90 y Moutinho en el 92 llevaron el estupor a Los Cármenes. 3-3 surrealista y la sensación de que la temporada se terminó de marchar en ese descuento.

El empate ante la Cultural terminó de hundir al Granada y a Morilla. | Foto: Antonio L. Juárez

La última estación de Morilla fue Huesca. En casa de todo un aspirante al ascenso como el conjunto altoaragonés, el Granada arrancó bien y se adelantó con una diana de Adrián Ramos. Sin embargo, y como ya venía siendo costumbre, los oscenses dieron la vuelta al marcador antes de llegar al descanso. En la segunda mitad lo intentaron los nazaríes en un campo impracticable por la lluvia y tuvieron oportunidades pero carecieron de acierto. El día que el equipo ofreció la mejor versión de la era Morilla, este contaba sus horas en el banquillo. Dos días después era despedido del cargo en la última y desesperada intentona por salvar una temporada que ya se había tirado por la borda.

Un barco a la deriva

Miguel Ángel Portugal fue el elegido para intentar la heroica de remontar cuatro puntos en cinco jornadas para meterse en las eliminatorias por el ascenso. La distancia no era insalvable pero sí la desconexión mental de un grupo de futbolistas completamente bloqueados, sin capacidad para darle la vuelta a la situación. Para colmo de males, la primera piedra en el camino de Portugal era otro de los aspirantes al ascenso, el Rayo Vallecano. El conjunto de la franja pasó por encima del Granada en una segunda mitad lluviosa en Los Cármenes, dio un paso de gigante para el regreso a Primera y casi sentenció a los andaluces.

Joselu mira al vacío tras la primera derrota con Portugal en el banquillo. | Foto: Antonio L. Juárez

Almería, a cuatro jornadas del final, supuso el requiem definitivo de los nazaríes. Sin alma, sin vida y dando la sensación de no tener ni ganas, el Granada se paseó por el Estadio Juegos del Mediterraneo en un encuentro soporífero donde ganó el que más lo necesitó y el que más puso, que tampoco fue un derroche físico ni de virtudes. Otra derrota por 2-0 que ya convertía en mero trámite lo que quedaba por delante.

Lo que vino a continuación fue una victoria en el Coliseo del Zaidín ante un Reus Esportiu que nada se jugaba. Un lanzamiento de falta ejecutado con destreza por Álex Martínez bastó para conseguir los tres puntos en un partido que no pasará a la historia. Al Granada todavía le quedaba un hilo de vida en una carambola consistente en ganar en Gijón y esperar resultados favorables en otros campos. No se produjo, pues los de Portugal cayeron por 2-1 en El Molinón y certificaron de esa manera su estancia en La Liga 1|2|3 un año más. Para el triste cierre de curso, Darwin Machis se convirtió en verdugo de un Cádiz que llegó a la ciudad nazarí dependiendo de sí mismo para jugar el play-off. El extremo vinotinto, con un doblete, dejó sin ese premio a los amarillos y dando la última y escasa alegría a la afición granadinista.

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Sobre el autor
Jose Rafael Sánchez
Licenciado en ADE en Granada y aficionado al periodismo. Colaboro con Granada CF- Vavel