La ilusión y la revelación salían al césped del Estadio de Kaliningrado con la mente puesta en dar un paso hacia adelante que les permitiera liderar un grupo en el que la obligación, la revelación y la potencia africana lucharán por hacerse un hueco entre tanta competencia y tanto favoritismo.
Después de que se consumara la igualdad en el Otkrytie Arena, croatas y nigerianos tenían la oportunidad perfecta por delante para imponer autoridad en un debut mundialista en el que la regularidad y la perseverancia serán premiadas con el plus de la clasificación directa para el tramo más decisivo en el que únicamente los más fuertes conseguirán prorrogar la buena racha a base de batir a aquellos soñadores que tienen en mente volar alto.
Los de Zlatko Dalić no se conformaban con superar la clasificación que ya consiguieron en tierras galas durante 1998, cuando ocuparon el podio del campeonato quedando en el tercer peldaño y llevándose hacia tierras balcánicas el bronce. Los yugoslavos querían más y salieron con las ideas claras al terreno de juego, con la intención de plasmar sus expectativas desde el principio hasta el final. Enfrente, una Nigeria que con los pies en la tierra, supo plantar cara a un rival experto en mostrar solidez y carácter en la sala de máquinas.
Con Luka Modrić al frente, la Croacia de Ivan Rakitić se llevó la victoria en Kaliningrado gracias a un gol de Oghenekaro Peter Etebo en propia puerta y una sentencia que firmó el capitán desde los once metros con vistas a sumar los tres puntos que tan necesarios eran para acrecentar la moral de cara a afrontar el verdadero reto.
Así pues, con el empate de Argentina, el combinado nacional balcánico conseguía ponerse líder de un grupo temido por todos. Con dicha sentencia, Leo Messi y compañía deberán asaltar el Estadio de Nizhni Nóvgorod el próximo jueves, 21 de junio, si de verdad quieren prorrogar el sueño por el que llevan tanto tiempo luchando.