En Chamartín se han encabezonado en conseguir ser el peor Madrid de lo que llevamos de siglo. Y lo ha conseguido, a base de jugar mal, de cambios de entrenador, de desconcierto a la hora de llevar a cabo una idea de juego, de culpar a jugadores que poco podían hacer o de una pésima planificación deportiva, entre otras cosas.

Ayer se produjo otra derrota para los blancos, algo que ya no sorprende al aficionado blanco, que ya no se extraña cuando enciende la tele y ve el marcador en contra de su equipo. Y eso es lo peor que podía pasar.

Los jugadores salieron al campo bien plantados, intentado dominar y teniéndola, y una genialidad del que ha sido la mejor noticia de la vuelta del entrenador francés, abrió la lata en el feudo vasco. Brahím, muy reforzado, se marcó un jugadón para batir a Rulli por bajo. Hay jugador para rato. 0-1 en el 6'.

A partir de aquí, como de costumbre, la Real comenzó a tener el mando del partido. Muy típico del Real Madrid de Zidane es aquello de dormirse una vez anotar el primero. La historia que siempre se repitió de nuevo. Después de una buena intervención de Courtois, y después de que el VAR interviniera para anular un gol a Oyarzábal, la Real Sociedad marcó. Esta vez era válido y el gol de Mikel Merino subió al marcador 20 minutos después.

El partido se volvía competitivo, ni dominaban los blanquiazules y los rosados. Una oportunidad de Isco que el guardameta argentino detuvo y un Díaz espectacular animaban el encuentro, que se iba a detener por un penalti claro de Vallejo, que paró el gol con la mano. Otra seña de la inseguridad defensiva del Real, al que se le caen las ocasiones en contra. Roja para el ex del Zaragoza y penalti parado por Courtois, que detuvo abajo el disparo centrado de William José. Después de esto y de un Madrid pidiendo la hora, llega el descanso y el 1-1 impera en el marcador.

La Real Sociedad salió al campo tras el descanso, el Madrid, parece ser que se quedó en el túnel. Los locales se aprovecharon del desorden que el conjunto blanco tenía en la medular y la debilidad defensiva que estos poseían para hacer daño en forma de ocasiones.

En una de estas llegadas, Marcelo (qué sorpresa), es superado por la espalda y un resbalón de Courtois que impide su impulso hace que el 2-1 llegue de la mano, o mejor dicho, de la cabeza de Zaldua. A todo esto, Modric entró en acción en el lugar de Isco, que no tuvo su día, de nuevo.

El partido seguía insignificante, un equipo sin disponer nada en el campo y otro cómodo con el marcador a su favor jugaban deseando que el árbitro pite el final. Una oportunidad de Benzema y la entrada de Lucas Vázquez por Brahím, que estaba siendo de lo mejor, precedieron al tercero de la Real. Barrenetxea bate a Thibout, que pudo hacer más, y coloca el segundo de distancia con respecto a los blancos. Un balón al poste que llega, por casualidad, a un jugador de la Real y tras tocar el meta belga, va para dentro. 3-1 en el minuto 67.

El Madrid no reaccionaba y la Real tranquila. Entró Vinicius al campo para dar velocidad y la dio, aunque sin rematador, otro gran problema de este equipo en esta temporada. El partido llegaba a su fin con otra oportunidad del equipo que vencía por 3-1, un larguero de Januzaj en el 85' asustaba, como de costumbre, a la portería del conjunto de Madrid. Vinicius Jr intentaba buscar el gol con una buena jugada desde su campo que se marchaba, de nuevo sin rematador. El brasileño lo sigue intentando, pero no concluye.

Otra derrota más para un equipo y una afición que agradecen y esperan con los brazos abiertos al último partido de la temporada. Mientras, el año en el que el equipo obtiene los peores resultados de todo el siglo XXI, en las oficinas de Chamartín piensan en cosas como formar parte de una SuperLiga europea y comunicar al portero de las tres Champions consecutivas que se tiene que marchar del club. Todo en orden por el Bernabéu.

El Real Madrid, en todos los sentidos, se ha ganado lo que parecía que llevaba buscando desde el verano pasado. La aceptación, resignación y conformismo del aficionado hacia la derrota es el peor de los resultados que podía cosechar el conjunto de Zinedine Zidane. La esperanza por la llegada del último partido es dónde se agarra la parroquia blanca.