El Granada CF, como en una instantánea de los 70

El Granada CF atraviesa un gran momento de forma que empieza a poner en jaque a los rivales y a ganarse su respeto. Como el 'Matagigantes' de hace 40 años.

El Granada CF, como en una instantánea de los 70
El Granada CF celebra la victoria ante el FC Barcelona. / FOTO:  Antonio L. Juárez
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Por Ángel Mengíbar

Aún permanece la alegría en la ciudad de la Alhambra. Los granadinos han acudido a sus puestos de trabajo o de estudio con una sonrisa de oreja a oreja tras el triunfo que el Granada CF consiguió el pasado sábado frente al vigente campeón liguero: el FC Barcelona. Un triunfo que evoca una época pasada donde los rojiblancos se mostraban imbatibles en su feudo, el ‘Viejo’, y donde los rivales no se atrevían a pisar siquiera el área contraria por temor a no salir intactos y, por tanto, no poder jugar el resto de la campaña. Corría la década de los ’70 y eran tiempos de dureza, quizá demasiada, por parte de los zagueros Fernández, Aguirre Suárez y Montero Castillo, que se convirtieron en los guardianes del área del todopoderoso ‘Matagigantes’ que llegó a quedar sexto en liga e invicto durante casi dos temporadas en su estadio mostrando un muy buen trato a la pelota. Cuarenta años más tarde, aquel equipo de leyenda parece haberse reencarnado en el dirigido por Diego Martínez. No por un juego extremadamente agresivo o duro, sino por los resultados.

El Granada CF no ocupa la sexta plaza, ocupa la tercera después de haber mantenido el liderato de la Liga Santander durante unas horas tras el choque contra Lionel Messi y compañía. Disputadas las primeras cinco jornadas ligueras, el conjunto nazarí dispone de una cantidad total  en su casillero de diez puntos, fruto de haber cosechado tres victorias ante RCD Espanyol, RC Celta y el equipo blaugrana, además de un empate ante el Villarreal CF y una única derrota ante el Sevilla FC. Esta cifra no debe pasar desapercibida ya que ha supuesto el mejor arranque de los rojiblancos en la máxima categoría del fútbol español. En sus otras 23 temporadas en Primera, el equipo granadino no había alcanzado unos números tan positivos. De hecho, el Granada CF tan sólo ha logrado este hito en cinco temporadas del siglo XXI, siendo la pasada del ascenso una de ellas.

Sin duda, un dato que ha sorprendido a toda la liga, incluidos los propios aficionados granadinistas. Pensar en un regreso de tales características a la élite no es que sonara idílico, es que sonaba descabellado. Primeramente, por el hecho de ser un recién ascendido, un pez pequeño con el tercer tope salarial más bajo de la categoría nadando en las mismas aguas donde merodean grandes depredadores blancos o donde navegan colosales navíos blaugranas, entre otros. Muchos pensarían que al ‘pezqueñín’ le resultaría complicado evitar los anzuelos y los peligros que acechan en el mar… Además, la experiencia de la pasada etapa en la élite tampoco es que fuese un camino de rosas. El Granada CF consiguió salvarse en cinco de sus seis temporadas en Primera, pero sólo eso, salvarse. Aunque no es poco, el equipo granadino mostró serias dificultades para adaptarse al ritmo de la competición y cada año la plantilla sufría una revolución con las llegadas de los cedidos de la familia Pozzo. Sin embargo, los finales de temporada sí sonreían a los rojiblancos mediante permanencias milagrosas y de infarto, alcanzadas a última hora y con terceros equipos convertidos en cómplices y héroes de la gesta.

El Granada CF disfruta junto a su gente del buen inicio liguero sin dejarse obnubilar por los cantos de sirena. El técnico rojiblanco, Diego Martínez, ya ha pasado página y su visión solamente alcanza a la próxima cita de sus hombres y el verde: el choque frente al Real Valladolid, un rival que ya se puso la piel de recién ascendido la pasada campaña y que consiguió salvar la categoría. Todo apunta a que ambos conjuntos pugnarán por evitar los tres puestos rojos que te pueden precipitar al abismo de Segunda a final de temporada. Hasta que llegue el pitido inicial, los granadinistas continuarán en la nube de la Champions, disfrutando del juego vistoso e intenso de sus jugadores, y presumiendo con la rojiblanca horizontal tatuada en sus cuerpos. Como en una instantánea de los años ’70, de esas en blanco y negro y sobre papel amarillento.