La enésima oportunidad desaprovechada

Un penalti del todo extraño de Víctor Sánchez deja al Espanyol en una posición límite. Mal partido de los blanquiazules, que jugaron a una marcha menos que su rival todo el encuentro. El Osasuna da una paso de gigante en su lucha por continuar un año más en primera.

La enésima oportunidad desaprovechada
Víctor Sánchez desesperado | Noelia Déniz - Diario VAVEL
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Por Jordi Caballero Jurado

Necesitado de puntos visitaba el Espanyol Pamplona. Sin margen de error, más aún tal y como estaba transcurriendo la jornada. Cada partido será una final para el conjunto perico pero la realidad es que el que parecía jugarse la vida era Osasuna que, a pesar de no poder contar con la indescriptible entrega del ‘Chimy’ Ávila, jugó a una marcha más casi todo el encuentro.

Dominio estéril

Desde muy pronto se vio el color que iba a coger el choque. Aridane  remató de cabeza por encima del larguero un córner en el minuto 2’. En el 7’, un centrochut de Rubén García pasó cerca del larguero de Diego López. Los rojillos mordían continuamente y el partido apenas tenía centro del campo, la presión incansable de Osasuna imposibilitaba al Espanyol salir jugando y los ataques de los navarros eran directos. Muchos centros al área buscando Enric Gallego y segundas jugadas.

A pesar del dominio local, el Espanyol fue el primero en poner a prueba al portero contrario con un potente disparo lejano de Raúl de Tomás que obligó a Rubén a estirarse. Contar con un jugador de este nivel es una bendición para un equipo en una situación tan delicada, es capaz de generar y finalizar ocasiones él solo. Con el paso de los minutos el Espanyol se fue asentando. Los locales, a pesar de tener el balón, no eran capaces de generar grandes ocasiones de gol. Se llegó al descanso con empate a cero y con pocas oportunidades claras para ambos equipos.

Les pasa de todo

La segunda parte no tuvo nada que ver con la primera. El penalti cometido por Victor Sánchez por una mano provocada al hacer el gesto de dejar pasar el balón, es una metáfora perfecta de la temporada blanquiazul. Nada sale bien. Roberto Torres lo ejecuta a la perfección y pone por delante al conjunto navarro.

A partir del gol, el Espanyol se ve obligado a arriesgar y el partido cambia radicalmente. Se suceden las ocasiones en una y otra portería: En el 51’ y el 59’ Diego López salva el segundo ante Enric Gallego y Roberto Torres. Darder en el 62’ obliga a lucirse a Rubén para desviar un potente disparo cruzado. Después de unos minutos frenéticos, el partido se para un poco. Pero en el 70’ Enric Gallego vuelve a disponer de una oportunidad clarísima, pero cruza demasiado su remate.

Con el paso de los minutos, Osasuna cede el control al Espanyol pero los visitantes no son capaces de generar el mínimo peligro. Y en el 84’, otra jugada desgraciada más: Balón largo buscando a Enric Gallego, Diego López sale al límite del área, toca la pelota con las manos fuera de ella y ve la segunda amarilla. El Espanyol está sin cambios y fue Cabrera el que se ha de poner de portero.

Desde entonces al final, los rojillos se dedican a controlar el esférico e intentar que pasen pocas cosas. Aún así, pueden aumentar su ventaja en varias ocasiones por mediación de Roberto Torres o Marc Cardona. Se llega al final con un Espanyol totalmente impotente y desesperado, incapaz de generar una ocasión.

Muy tocados

Los blanquiazules son últimos con 20 puntos, a seis de la salvación. La reacción debe ser inmediata y la imagen dada en el partido en Pamplona no invita al optimismo. Abelardo ha conseguido que el equipo compita en la mayoría de los partidos a buen nivel, sobre todo en casa, pero no basta.

Los resultados deben llegar lo antes posible para que el equipo tenga opciones de mantener la categoría. La del partido en El Sadar es otra gran oportunidad desaprovechada.