Había ganas de fútbol en los Campos de Sport de El Sardinero. 15 días ya desde el último encuentro donde el Racing se impuso a domicilio ante el FC Andorra en un encuentro marcado por la solidez defensiva y la practicidad en las áreas. En frente, un Burgos CF que se está asentando como la revelación de la temporada convirtiendo su gran inicio en una realidad. Choque de estilos muy similares donde el bloque defensivo y la velocidad a la contra se preveían determinantes, y que se decidiría por pequeños detalles.

Recuperando efectivos

Las dos semanas de descanso también tienen sus ventajas: Guillermo Fernández Romo recuperaba varios jugadores importantes con la vuelta de Sekou Gassama y Mantilla a la convocatoria. El brasileño Matheus también parece totalmente recuperado y "sólo" Juergen continúa inmerso en su proceso de recuperación. El propio Sekou era el encargado de formar en punta con el resto de hombres de ataque habituales. Fausto Tienza acompañó a Íñigo a los mandos y la defensa se mantuvo inamovible para frenar las acometidas a Miquel Parera. El Burgos por su parte mantuvo su habitual línea de cinco defensas con Bermejo como único hombre en punta en detrimento de Mourad. Movilidad por cuerpeo.

La primera mitad transcurrió con más pena que gloria en un encuentro donde ningún equipo destaca por su trato exquisito de balón. Los verdiblancos gozaron de algo más de iniciativa por su condición de locales y poco a poco fueron teledirigiendo el peligro hacia el área defendida por Caro. Pese a ello, las ocasiones iniciales más claras fueron para los visitantes en un par de acciones a balón parado y en un mano a mano provocado por una pérdida absurda de Parera que el propio guardameta balear acertó a achicar.

Con el Racing bien plantado y haciéndose paulatinamente con el control del juego llegó la ocasión más clara del partido: Íñigo Vicente se inventó un penalty tras varios recortes en el vértice del área por una mano despegada del defensa. Posición natural que ocupaba un espacio por el que impidió que el centro llegase al área. Criterio dispar en la presente temporada pero el colegiado no tuvo dudas: Penalty.

El recién incorporado Sekou fue el encargado de chutar con la poca fortuna de que Caro adivinase el lado. Faltó potencia, ángulo y sobre todo fe a un lanzamiento que no se debe perdonar. 0-0 (min 40.) y el miedo cambió de bando.

La vuelta de Gassama fue la principal novedad de las alineaciones. Pese al error en el penalty puso en jaque constante a la defensa burgalesa. Imagen: RRC
La vuelta de Gassama fue la principal novedad de las alineaciones. Pese al error en el penalty puso en jaque constante a la defensa burgalesa. Imagen: RRC

 

A por el partido

El paso por los vestuarios trajo a dos equipos más sueltos que emplearon sus armas en busca del gol de la victoria. Los cántabros buscaron aumentar la presión en la bien plantada línea defensiva rival con combinaciones entre Íñigo Vicente, Pombo y Satrústegui -que se incorporó al ataque en varias ocasiones-. Gassama -que fue un quebradero constante de cabeza para la defensa en la primera parte- dio muestras de evidente cansancio y acusó el periodo de inactividad. En una acción desafortunada de Jordi Mboula -que fue de más a menos- una contra perfectamente ejecutada por los burgaleses acabó con un latigazo espectacular de Curro ante el que nada pudo hacer Miquel Parera. 0-1 (min. 67) y el Burgos era el Burgos. 

La derrota momentánea animó por fin al míster Romo a realizar los cambios que demandaba el partido. Matheus ocupó el lugar en punta de Sekou y Marco Camus la banda de Mboula. Sin embargo, nada pudieron hacer ante una defensa bien plantada que se mueve como pez en el agua en estas situaciones. Saúl -buenos minutos- y Arturo buscaron darle profundidad al equipo y cuando todo parecía perdido, una gran acción de Camus -fuera de sitio- finalizó con un centro al área que Peque -que acababa de entrar y apenas gozó de minutos- remachó al fondo de las mallas (min. 94). Cuando El Sardinero ya rugía con el gol, el colegiado lo anuló por una mano previa de Matheus en el despeje.

De nuevo, criterio dispar en este tipo de situaciones al ser una mano precedida por un jugador diferente al que anotaba el gol -que puede ser no sancionable como se ha visto en jornadas anteriores-. Al menos, el colegiado fue honesto con su propio criterio señalando en ambos casos las manos despegadas en situaciones de peligro en el área. Lo peor, una roja directa a Íñigo Sainz-Maza por una entrada fuerte en una disputa de balón de frente. De nuevo el VAR fue determinante para desgracia de los intereses racinguistas y el capi se perderá el próximo encuentro por sanción.

En definitiva, derrota por la mínima ante un equipo muy completo -y con varias bajas- que marcha en segunda posición a un punto del líder, demostrando que la posesión sin efectividad no sirve para nada. Gran equipo que, visto lo visto en el césped, no dista tanto de lo que puede ofrecer el conjunto racinguista. Como dice el míster, derrota para aprender. La próxima cita, el sábado (18.30 h) ante el histórico Albacete en el Carlos Belmonte.