La tarde del 19 de Octubre de 1997, fue una de esas tardes que el aficionado bético preferirá olvidar, si es que recuerda lo que aconteció en el Estadio Olimpíc Lluís Companys de Barcelona, cuando el conjunto local, el RCD Espanyol, le endosó una 'manita' al conjunto verdiblanco. 

Supuso la segunda derrota en los primeros nueve partidos del Betis en aquella temporada

Aquel partido fue el séptimo que jugaba el Betis en liga aquella temporada y el noveno si sumamos los dos choques que enfrentaron los béticos en la Recopa de Europa. 

De los ocho enfrentamientos anteriores al citado, el Betis sólo había perdido uno, frente al Celta de Vigo en Balaídos por 2-0. Del resto de partidos, cuatro victorias (ante Valldolid, BVSC en el enfrentamiento de ida y vuelta de la Recopa de Europa, y ante el CP Mérida) y tres empates (ante el Athletic, el Real Oviedo y el Zaragoza). 

Las cosas parecían ir bien, dentro de la normalidad, pero el primer batacazo importante que recibió Luis Aragonés como técnico del primer equipo de Heliópolis sería en esta séptima jornada liguera. 

Hasta el descanso, el partido se mantuvo abierto

Aunque desde el primer minuto el Espanyol salió más enchufado que el Real Betis, el partido se mantendría con posibilidades para ambos equipos hasta el inicio del segundo tiempo.

Los hombres de Luis Aragonés no encontraban su fútbol y la afición espanyolista apretaba a los suyos, quienes estaban haciendo un buen inicio de temporada, sin conocer la derrota en los siete partidos disputados hasta entonces. Y bien se vio posteriormente, que en aquel choque tampoco cederían los tres puntos. 

A los once minutos de juego, el Espanyol se adelantaba en el marcador por mediación del argentino Juan Esnáider. El Betis trataría de reaccionar, aunque hasta el descanso, el marcador no se movería, manteniéndose el conjunto verdiblanco en la lucha por los tres puntos.

Con la reanudación, se esperaba a un Betis aguerrido que lucharía por mejorar la imagen del primer tiempo e ir en busca de la remontada. Pero sería otro papel el que se daría finalmente aquella tarde del 19 de octubre de 1997 en Barcelona: en el minuto 54, el galo Nicolas Quédec batía a Toni Prats para luego, once minutos más tarde, transformar un penalti a favor de los suyos que colocaría el tres a cero en el marcador. 

Con el resultado aún más desfavorable, el Betis empezó a desesperarse y lo único que ganaban los futbolistas de Aragonés eran las amonestaciones verbales y en forma de cartulina por sus entradas a destiempo y sus protestas. 

Y aunque el tres a cero ya parecía un duro castigo, aún estaban por llegar dos goles más. En el minuto 71, Juan Esnáider marcaba su segundo tanto de aquella tarde y el cuarto para el Espanyol. Todo esto, para que en el minuto 89, Luis Cembranos que llevaba quince minutos en el campo, batiese a Prats y pusiese el definitivo cinco a cero en el luminoso.