La pizarra: una posesión sin dominio

Examinamos el dispositivo de Luis Enrique. El míster asturiano, concedió minutos a los no habituales combinados con el filial. El Barça mantuvo la estructura, control del balón, juego de toques y falta de lucidez fueron los matices del encuentro.

La pizarra: una posesión sin dominio
Foto: Alberto Rodríguez Francisco-Vavel-.
stefanodeantoni
Por Oscar Stefano De Antoni

Llegó el turno de la Copa del Rey para el Fútbol Club Barcelona. Los catalanes, visitaron el José Rico Pérez para medirse ante el Hércules Club de Fútbol. Este combinado, que milita en la Segunda División B (Grupo III) y compone el mismo grupo que el Barça B, se lo puso difícil al primer equipo azulgrana. El partido en líneas generales, contó con una posesión excesivamente culé pero que no se plasmó a través de múltiples situaciones por parte del visitante, sino que estos se atascaron en la generación de juego. Una vez que pasaban el tercio medio, había dificultades para generar pases interiores y romper la defensiva. Apenas iniciada la segunda parte, David Mainz adelantó al anfitrión. Pero, Carles Aleñà colocó el empate en el marcador.

Para arrancar, los herculinos se conformaron bajo el sistema de 5-4-1. En él, Iván Bigues estuvo bajo palos. En la zona central de la defensa, Pedro Inglés (stopper derecho), Fernando Román (líbero) y José Manuel Rojas (stopper izquierdo). Completaban la retaguardia, los laterales eran Albert Dalmau (banda diestra) y Paco Peña (izquierda). Por delante, José Gaspar y Álvaro Salinas estuvieron haciendo las veces de volantes derecho e izquierdo respectivamente. Dentro, Juanma (centro-derecha) y Emmanuel Omgba (centro-izquierda). Finalmente, el único delantero: David Mainz.

El conjunto azulgrana, utilizó su clásico 4-3-3. El encargado de defender la portería, Jasper Cillessen. El tándem central, Samuel Umtiti (centro-derecha) y Borja López (centro-izquierda). En banda, Aleix Vidal como lateral derecho y Lucas Digne por la izquierda. En el centro del campo, Álex Carbonell hizo de Busquets como pivote defensivo. A su lado, Carles Aleñà (interior derecho) y Denis Suárez (interior izquierdo). Por último, el tridente: Rafinha Alcántara (extremo derecho), Paco Alcácer (centrodelantero) y Arda Turan (extremo zurdo).

Foto:lapizarradelmister.es
Foto:lapizarradelmister.es

Una constante que se repitió a lo largo de los 90 minutos por parte del Hércules consistió en ensuciar la salida. El primer pase del equipo azulgrana, Àlex Carbonell siempre que recibía el cuero tenía un hombre encima cuando la salida era desde el tercio superior del bando local. Entonces, el jugador del filial debía rebotar con la zaga o lateralizar lo que le impedía avanzar progresivamente en el campo.  La presión del anfitrión, emulando a lo que realizó Eusebio Sacristán con la Real Sociedad instalando cuatro futbolistas. Álvaro Salinas se posicionaba en el extremo derecho para ‘atar’ un pase hacia Digne, el doble pivote Omgba acompañaba a Mainz en la zona central de la retaguardia y por el extremo izquierdo, José Gaspar pendiente de Aleix Vidal. Así, cuando Cillessen observaba las opciones de pase no tenía otra alternativa que saltearse la defensiva con un pase hacia el centro del campo.

Foto: Noelia Déniz.
Foto: Noelia Déniz. 

Tanto Carbonell o también en el momento que los interiores tenían el cuero en el centro del campo, la presión no era asfixiante ya que el Hércules en esa zona ya había ocupado el repliegue con los nueve y hasta diez hombres de campo, quienes pasaban la línea de la pelota, se comprimían con nulo espacio entre sí. Esta superpoblación, les permitía cerrar la formación de sociedades por la banda. Es decir, las duplas del lateral (Digne o Vidal) con el extremo (Turan o Rafinha) y asimismo con el interior. De la misma manera, impedían pases interiores. Alcácer o los interiores más liberados y también, los extremos se hallaban en el tercio superior, el juego del Hércules imposibilitaba el fútbol fluido, la sucesión de pases, las conexiones por los pasillos interiores y tampoco la superioridad numérica en los últimos metros.

Variantes sin resultados

A lo largo del primer período, el Barça frecuentó los cambios de sistema de acuerdo con la progresión en el campo: 2-4-4, 3-4-3, 2-2-3-3, 3-3-4, 4-1-3-2, 4-2-1-3 y 4-4-2. Los primeros tres, aludían a una faceta específica del juego: la salida del balón. En el primero, los laterales se adelantaban en el terreno para desempeñarse como volantes para diagramar un centro del campo que por dentro presentaba a Carbonell junto a Denis o Aleñà en el doble pivote. Uno de estos, se soltaba al lado de Alcácer. Por su parte, los extremos se mantenían en su feudo. En el segundo, el Carbonell actuaba de líbero junto a la zaga. Los laterales y los interiores en la medular, mientras que la delantera era homónima del esquema madre.

Como eran nueve o diez los hombres de campo del Hércules, el tercer dibujo (2-2-3-3) soltaba por delante de Carbonell-Denis. Encima, Aleñà junto a los laterales en el tercio superior y la delantera igual. El cuarto y quinto, dependía de los interiores. En uno (4-1-3-2), Carbonell era el equilibrio delante de la defensiva. Luego, Rafinha, Aleñà y Denis, mientras que en punta se ubicaban Arda-Alcácer. El otro (4-2-1-3), Denis-Carbonell eran el doble ‘5’ y Aleñà superaba esa línea para hacer las veces de organizador. Los herculinos, no variaron demasiado su posicionamiento. Al 5-4-1, a veces se le observaba un 6-3-1 porque uno de los pertenecientes a la zona central de la medular se colocaba al lado de Pedro Inglés o Rojas.

Foto:lapizarradelmister.es
Foto:lapizarradelmister.es

En la segunda parte, Luis Enrique decidió por alternar la posición de sus interiores: Denis Suárez pasó al costado derecho y Aleñà al izquierdo. Cuando tenía que elaborar, el Barça mostró otro libreto (3-1-2-5) con la incorporación de los laterales aunque con la misma falta de fluidez en línea ofensiva. La acumulación de hombres no era sinónimo de fútbol, sino que el esquema del Hércules les disociaba. Incluso, aprovechaba los futbolistas de banda para explotar las espaldas de los laterales a quienes les tomaban retrocediendo y llegaba el peligro. También en el Barcelona se reiteró la línea de 3, con un lateral permaneciendo en su feudo, Carbonell de pivote, Aleñà, el otro lateral que subía y Arda que se retrasaba unos metros, para dar opción a Denis, Rafinha y Paco en ataque.

'Supermuro' del Hércules

De la misma manera, existió una opción del 2-4-4 a 2-4-1-3. Aleñá en lugar de adelantarse como compañero de Alcácer en la delantera se quedaba en el mediocentro ofensivo como organizador. Mientras tanto, los de Alicante pasaba del 5-2-3 con los dos volantes externos al extremo a un 5-5-0, ya que hasta su centrodelantero Mainz se hallaba a la misma altura que la medular. Como en el primer tiempo, la línea de 5 ó 6 que tenía al Hércules replegado parecía de 6 ó 7 porque el doble pivote se posicionaba al lado de los stoppers. Primero, Juanma pegado a Pedro Inglés para ser el respaldo de Albert Dalmau y después Omgba en la izquierda.

Foto: Raúl Garrigós.
Foto: Raúl Garrigós.

Con las sustituciones, el Barça introdujo a Digne de acompañante de zaga de Borja López, André Gomes a la medular, Nili se desempeñó como lateral izquierdo y Marc Cardona de atacante por derecha. Así, el Barcelona frecuentó una especie de 3-5-2. Sólo uno de los laterales se adelantaba y el otro quedaba en la defensa junto a la línea de tres. Vidal, Rafinha, Denis Suárez, André Gómes y Turan completaban el centro del campo y Cardona-Alcácer en punta. El Hércules apostó al nombre por nombre. Oxigenó las bandas con Chechu en la derecha y Miñano en la izquierda, como asimismo Jesús Berrocal fue el reemplazante de Mainz en el ariete. El sistema y el cerrojo defensivo se mantuvo hasta el final, logrando el cometido de neutralizar el juego del Barça, quien a pesar de también modificar sus intérpretes, se mostró incapaz de resolver lúcidamente en el tercio superior.

Foto:lapizarradelmister.es
Foto:lapizarradelmister.es