Tras dos meses de espera, llegaron los tan ansiados octavos de final de la Champions League. Los azulgranas, después del ensayo general de Ipurúa, llegaban con la confianza suficiente para afrontar el partido más importante de lo que va de temporada. El Chelsea, por su parte, llegaba al encuentro en el mejor momento de forma de la temporada, con Hazard y Willian totalmente enchufados y con la esperanza de sacar algo positivo de Stamford Bridge.

Ernesto Valverde optó una noche más por el esquema que lleva usando toda la temporada, un 4-4-2, con distintas variantes una vez comenzado el partido. En la portería no hubo sorpresas, Marc-André ter Stegen fue el encargado de defender el arco azulgrana. La línea defensiva se compuso por los habituales, Sergi Roberto, Piqué, Umtiti y Jordi Alba. El centro del campo, sin embargo, es donde más dudas existían. Ernesto Valverde, en los grandes partidos siempre apostó por André Gomes, en detrimento de Paulinho, pero esta vez no fue así y el brasileño, ocupó el medio derecho, acompañado por los insustituibles Sergio Busquets, Andrés Iniesta e Ivan Rakitic. En la delantera, Leo Messi y Luis Suárez, serían los encargados de llevar el peso ofensivo del equipo. Como se puede apreciar, los elegidos fueron los mismos que disputaron el sábado el partido en Ipurúa frente al Eibar, en lo que fue un ensayo general para este trascendental partido.

El equipo salió con su habitual 442. Foto: Daniel Saldaña
El equipo salió con su habitual 442. Foto: Daniel Saldaña

Todo según lo previsto

El partido comenzó según el guión fijado por uno y otro equipo. El Barça manejaba el partido a su antojo, imponiendo el ritmo del partido y obligando al Chelsea a realizar un desgastador trabajo físico. Poco a poco, el equipo de Conte comenzó a dejar claro su cometido, sólidos en defensa y verticales a la contra. En este planteamiento, la figura de un inspirado Willian fue clave para los ‘blues’, que dejaron en los píes del brasileño el peso de las transiciones del equipo.

Un Busquets de récord 

Destacar la figura de Sergio Busquets, que realizó un papel fundamental en el devenir del partido, notorio en papeles defensivos y todo una losa para un Chelsea que se veía incapaz de frenar el recital de pases del de Badía. El centro campista fue el jugador que más toques realizó en el encuentro con 152, completó 128 pases de 139, récord de un jugador del Barça en lo que va de temporada, y también con seis fue el jugador con más ‘tackles’ ganados.

Los azulgranas dominaban el partido con un 75% de posesión, pero paradójicamente las ocasiones eran para otros. El Chelsea en la primera parte remató dos veces al palo, mientras que los culés ni si quiera habían encontrado puerta. Posesiones largas, falta de imaginación ofensiva y sufriendo a la contra, así se le presentó el cuadro a Valverde justo antes de llegar al descanso.

Con los goles llegó el desajuste

La segunda parte comenzó de una manera diferente a la que terminó la primera. El Barça comenzó a encontrar lucidez en el ataque, los pases comenzaban a ser verticales en vez de horizontales y Luis Suárez creó la ocasión más clara de lo que iba de partido para los azulgranas pero Courtois mandó la pelota a córner. Justo cuando el Barça parecía encontrarse, llegó el gol de Willian. A la tercera iba la vencida y tras estrellar sus dos primeros tiros en ambos postes, el brasileño logró ver puerta en el rechace de un córner en el minuto 62.

El 4-4-2 ofreció al Barça solidez tanto defensiva como a la hora de construir el juego, pero lo privaba demasiado a la hora de generar ocasiones ofensivas. Valverde se dio cuenta de la situación y tras el gol de los ingleses ingresó a Aleix Vidal en el campo con la intención de sumar algo más de verticalidad en el ataque.

El partido comenzó a romperse tras el gol y el Barça aprovechó mejor que los ingleses la situación. Tan solo 13 minutos después, los azulgranas aprovecharon su mejor arma en lo que va de temporada, la presión tras pérdida. Donde la creación no podía llegar, ahí estuvo una de las claves de Valverde, la presión del equipo propició un grave error de Christensen que regaló un balón muy peligroso a Andrés Iniesta, que terminó asistiendo a Leo Messi en lo que sería el empate de los azulgranas. Esta asistencia de Iniesta, solo hizo encumbrar un gran partido del manchego en su campo talismán, incombustible durante todo el partido, en sus botas floreció el mejor fútbol de todo el partido. 

Presión del equipo justo antes del gol de Messi. Foto: Daniel Saldaña
Presión del equipo justo antes del gol de Messi. Foto: Daniel Saldaña

Como se puede apreciar en la imagen, el Barça presionó con hasta cinco jugadores la salida del balón del Chelsea, forzando el error de Christiensen. Con este resultado se llegaría al final del encuentro. El Barça salió vivo de Stamford Bridge en un partido gris, donde lo mejor fue el resultado. El Camp Nou el 14 de marzo, tendrá la llave para decantar la eliminatoria de uno u otro lado.