Acostumbrados al caviar ofrecido en la visita del Numancia hace únicamente siete días, la pérdida de dos puntos en Montilivi dejó un amargo sabor al paladar del aficionado gerundense. La buena actitud del equipo no fue suficiente para lograr una victoria que hubiera ascendido – momentáneamente – al equipo de Machín hasta la segunda posición a falta de los encuentros de hoy. Como dijo el técnico de Gómara en la presentación del equipo antes de empezar el campeonato: “Disfrutemos del proceso”. Y en este proceso no todo serán victorias. En las ocho últimas jornadas, el equipo tan solo ha sumado una derrota. Montilivi aún permanece invicto. No hay motivos para alarmarse.

Pablo Machín, pese a disponer de un Pablo Marí totalmente recuperado, optó por seguir con un centrocampista – Rubén Alcaraz – de central, tal y como ocurrió en la pasada jornada. Tras la gran imagen en la victoria frente a los sorianos, el único cambio fue obligado aunque inesperado ya que cuando se presuponía la presencia de Longo en la punta de ataque, Machín sorprendió a todos al situar a Cristian Herrera como única referencia ofensiva. Acostumbrado a realizar tareas de enlace, el 16 no pasa por un buen momento. Irreconocible respecto a aquel jugador que brilló en el resurgir del equipo en la segunda vuelta del curso pasado, la presencia de Portu le ha restado el protagonismo al que nos tenía acostumbrados. Impreciso y sin confianza, urge recuperarlo para la causa.

Los diez primeros minutos fueron un fiel reflejo de lo que nos encontraríamos en los ochenta restantes. Los tinerfeños, veloces y peligrosos al contragolpe, no tuvieron contemplaciones a ceder el balón. Pep Lluís Martí le ganó la partida a Machín, desactivando de toda conexión a Portu y Borja García, las armas más peligrosas y conocidas de los locales. Y en el primer minuto – una vez más – la desconexión del Girona propició un hueco por el costado izquierdo que Amath aprovechó para marcar su tercer gol en una semana. La balanza no tardó en equilibrarse fruto de una de las armas del Girona: la estrategia. Un balón colgado a la perfección por Granell fue rematado al fondo de la red por Ramalho. 1-1 y vuelta a empezar.

Sin apenas continuidad en el juego, fue Pere Pons el encargado de protagonizar las mejores incursiones ofensivas. Él y Granell intentaron buscar un hueco entre los defensores visitantes que jamás encontraron. Curioso el caso de Àlex, pasando de no ir convocado a jugar como los ángeles en las dos últimas jornadas. El ejemplo perfecto de que en esta plantilla todos tienen su momento. Y ahora, nos encontramos en el suyo. De sus botas salió una ocasión que pudo cambiar el devenir del encuentro con un duro disparo que pegó en el travesaño en los mejores minutos de los locales. Precisamente, cuando más espacios encontraron Portu y Borja García. Los mismos espacios que encontraron los visitantes en área contraria y que Alcalá se encargó de solventar, evitando males mayores. Lo mismo que habíamos visto en los primeros diez minutos.

Tras el descanso, Machín buscó dar una marcha más con la entrada de Longo sobre el terreno de juego. Si con Fran Sandaza cualquiera se va a la guerra incluso desarmado, sin el toledano uno se lo piensa dos veces. Y el italiano, el mismo delantero que se puso a la afición en el bolsillo con cuatro goles en las primeras jornadas, parece haber perdido esa chispa delante de portería tan necesaria para cualquier nueve. Además, como si el equipo no hubiera aprendido del 0-1, la primera llegada del conjunto de Pep Lluís Martí acabó con un remate de Álex García al travesaño. Y suerte tuvo el equipo de la eficacia, la contundencia y el buen hacer de un Ramalho que vive su mejor momento del curso, cortando dos contragolpes que hubieran podido dejar muy tocados anímicamente a los locales.

Ni la entrada de Aday en el carril izquierdo varió la dinámica del encuentro. La profundidad no existió debido al buen hacer defensivo visitante y a las malas decisiones tomadas por los locales. Nuevamente Ramalho tuvo la posibilidad de adelantar a los gerundenses en una ocasión a balón parado que Dani Hernández rechazó espectacularmente. Hubiera sido una victoria injusta, por más que el aficionado lamentara las continuas interrupciones en el juego y clamara contra el colegiado por entender demasiado permisibilidad.

La frase de Machín: “Si no se puede ganar hay que evitar perder”.