Cuando en la ida de los octavos de final de la Europa League de dos temporadas atrás, Unai Emery sorprendió a todos con la posición de mediapunta de Iborra, pocos pensarían la cantidad de puntos que daría al equipo hispalense. En el entonces Madrigal, el efecto tardó 13 segundos en surgir, ya que Vitolo puso el 0 - 1 muy pronto. Ayer, ese recurso implantado por el técnico del PSG volvió a funcionar. 

Que el Sevilla sea el equipo con más goles de sus suplentes (12) no debe sorprender a nadie. Ni que sea el equipo que más goles marca a partir del minuto 80 (15). El de ayer era un partido atascado, ya que los dos equipos querían la posesión y nadie conseguía dominarla. Con un N'Zonzi desaparecido, Sampaoli tuvo el valor de cambiar al santo y seña de este equipo, dando entrada a Iborra. El valenciano le dio aire a un equipo con poca actitud y, poco después, la entrada de Jovetic y Correa llevaba un mensaje claro; quería los tres puntos. Apenas 4 minutos después, un balón largo excelente de Rico que cuajó una gran actuación y demostró de nuevo que su juego de pies ha mejorado mucho, lo peinó el gigante Iborra y las rápidas y frescas piernas de Correa definieron en el mano a mano contra Varas. De nuevo, los cambios. De nuevo, en los últimos 10 minutos. De nuevo, Sampaoli. Eso sí, a "lo Emery". 

Pocos detractores quedan ya para el técnico de Casilda. Después de un primer partido kamikaze en Liga (6 - 4 ante el Espanyol), ha demostrado que es capaz de modificar el sistema según necesite el equipo. Las visitas europeas a Turín y a Lyon así lo certificaron (0 - 0 en ambos partidos) y la apuesta por un juego que no se veía a los hombres del Sevilla desde Emery, volvió a demostrar que el genio argentino gana partidos.