Un primer tiempo de dominio absoluto del equipo red hizo que el conjunto nervionense solo apareciese en la acción del gol. Superioridad inglesa en todas las facetas del juego y un impotente Sevilla que sufrió que le remontaran el gol de Ben Yedder. Aunque por suerte Firmino no logró anotar ese penalti. En la segunda parte fue otro el equipo andaluz que no dejó tantos espacios al rival. Clave la entrada de Muriel y el acierto de Correa con un gol que vale mucho.

El jugar a nada pudo costar caro

Nadie dijo que jugar en Anfield ante el Liverpool fuese fácil. Si añadimos que además es noche de Champions se acrecienta esta simbiosis. Salió a por todas desde el minuto uno el conjunto local. Presión adelantada e intensa que hizo que el Sevilla tuviese poco o nada la posición del esférico. Pero si de algo cojea el equipo inglés es en el aspecto defensivo y ese gol de Ben Yedder, con algo de suerte por el fallo de Lovren, pudo cambiar el devenir del encuentro si el Sevilla se hubiese animado a aprovechar esa ventaja en el marcador.

No fue así, otra vez el equipo se encerró y carecía de ideas para lograr montar algún contragolpe como el del gol. Ben Yedder, Navas y Correa eran los hombres más adelantados y su presión cuando el Liverpool jugaba atrás era ineficiente. Por tanto, una primera línea de presión que era superada con gran facilidad. La clave de la primera mitad la encontramos en el medio del campo. Regresaba Banega a un partido con el Sevilla tras la suspensión de dos encuentros en la competición doméstica. El encargado de dirigir el juego visitante estuvo desaparecido salvo en contadas y aisladas jugadas. Sin un creador activo el Sevilla perdía una batalla importante. N´Zonzi y Pizarro conformaban los otros dos hombres del medio. A priori, unos jugadores que debían frenar el juego ofensivo del rival y, que gracias a su calidad, deberían sacar con tranquilidad el balón jugado y apoyar con criterio a Éver. Estos dos jugadores no se entendieron y fueron vagando por el campo, aunque gracias a su calidad no fue tan desastroso ese no entendimiento.

Si el centro del campo falla el partido se pone muy cuesta arriba y con eso no contaba Berizzo. En defensa alineó a Mercado como lateral aun teniendo en cuenta la velocidad de jugadores como Mané, Salah, Firmino, etc. y a Nico Pareja. Dos defensas cuya velocidad no es su fuerte. En esta faceta sufrió y bien el Sevilla. Pese a las ayudas de Navas a Mercado, no pudieron parar la sangría defensiva que se sucedió por la banda derecha. El gol de Firmino a pase de Alberto Moreno fue por aquella banda y el penalti igual. Pena máxima incomprensible por parte de un jugador con tanta experiencia. Y los mismos protagonistas implicados en ambas acciones, los dos defensores argentinos. Por el otro lado encontramos a Escudero y Kjaer quienes tuvieron "menos problemas". No son jugadores lentos, en especial el español, pero es que enfrente hay jugadores muy veloces que saben perfectamente lo que tienen que hacer.

Todo ello tuvo como resultado que el Liverpool remontara el gol inicial sevillistas. Los goles de Firmino y Salah, aunque este último con el beneplácito del árbitro al no pitar falta de Wijnaldum sobre N´Zonzi y la suerte posterior en el rebote de sus disparo al cuero de Kjaer, el cuál cambió totalmente la trayectoria del esférico. Una mala organización colectiva desde el minuto uno hizo que el Sevilla suspirara por que se terminara el partido y acabó dando gracias de no encajar más goles. Gracias a Firmino que ese balón fue al poste ya que Sergio Rico se había lanzado a por el otro palo y dejaba totalmente el gol en bandeja al brasileño.

Charla en el descanso y a otra cosa

Después del segundo tanto local, Pizarro se fue al suelo. No podía jugar más debido a unas molestias musculares. Entró por él Sarabia. No sabemos si Berizzo hubiese hecho este cambio sin en esta lesión, pero al Sevilla le vino perfecto. Parece que la pareja N´Zonzi-Pizarro no termina de cuajar y sus compañeros lo acusaron. El "todocampista" madrileño volvía a jugar en el medio como unos días antes frente al Eibar. Y otra vez realizó un gran trabajo.

La segunda mitad no fue un cambio de tornas respecto a la primera mitad, pero sí se mejoró y con creces. El Liverpool ya no conseguía generar tanto peligro y el conjunto hispalense retenía más el balón y por ello se acercaba más a la portería defendida por Karius quien no pudo hacer nada en el gol del punta francés. Las sensaciones eran otras y el equipo lo notaba. N´Zonzi retrasó su posición y Sarabia se movía con libertad por el medio según donde fuese la pelota y según se le necesitase. Banega retenía el balón y lograba combinar, no mucho pero algo más que en los primeros 45 minutos.

Pese a la mejoría el Sevilla no asustaba, pero entonces el entrenador argentino tuvo la brillante idea de cambiar a Ben Yedder quien pese al gol había sido testimonial por el poco fútbol ofensivo creado. Muriel salió al campo con ganas y fruto de ello fue la asistencia a Correa quien se inventó un gran gol para poner las tablas. De lo poco destacable del argentino. Atesora mucha calidad pero necesita madurar y saber elegir mejor el qué hacer cuando tiene el balón en sus pies. El gol es muestra de que cuando elige bien puede ser resolutivo. El punta colombiano desde el primer balón que tocó vio que podía ser importante. Con un imponente físico que ya ha demostrado, era y se sintió superior a la defensa local. Se midió con ellos en velocidad y peleó cada balón que pudo. La opción de la victoria sevillista pasaba por sus botas y la tuvo en la última jugada... Todavía no ha marcado, pero mientras tanto se compenetra mejor con sus compañeros y puede ser resolutivo sin gol.

Pese a que el Sevilla no realizó un gran encuentro se llevó del mítico Anfield un punto que vale su peso en oro. Tiene que seguir mejorando este equipo, pero sigue sin perder en partido oficial.