No podía faltar a la fiesta. Carismático y talentoso como el que más, Sergio García es una de las grandes referencias de la historia del golf nacional, y a sus 36 años demuestra que lo mejor de su carrera está aún por llegar. Su carrera fue muy precoz y está repleta de altibajos, pero mantiene un tono general que le permite ser competitivo allá donde va. 

Irá a Río de Janeiro, deshaciendo las suspicacias sobre el virus zika y la superioridad que han hecho que muchos deportistas renuncien a la cita. En especial, el golf es uno de los deportes más castigados por las ausencias, entre las que destaca el irlandés McIlroy o el japonés Matsuyama. El español anunciaba que acudirá a los Juegos Olímpicos a pesar de los riesgos que implica de la siguiente manera:

Admirable actitud de un jugador que puede aspirar a todo, y que se verá acompañado, muy previsiblemente, por Rafael Cabrera-Bello, segundo jugador español en el ránking mundial. El golf puede ser una fuente de alegrías para la delegación española, ya que también habrá representación y de mucho nivel en el torneo femenino, por medio de Carlota Ciganda y Azahara Muñoz. Todos ellos deshojaron la margarita y decidieron que era demasiado importante esta cita como para renunciar a ella, ya no solo por la posibilidad de ganar medallas o para su desarrollo profesional, sino también con el objetivo de revalorizar su deporte y presentarlo como más accesible para el grueso de la población.