El trabajo duro tiene su recompensa. Si no, que le pregunten a Jessica Vall. La nadadora catalana ha visto cómo le ha cambiado la vida en los últimos años gracias a su esfuerzo y tesón. Desde un cómodo sofá estuvo muy pendiente de la actuación de sus compañeros en Londres 2012, y ahora, cuatro años después, hace las maletas y ultima su preparación para llegar en la mejor forma posible a los Juegos Olímpicos de Río 2016. Un premio para la eterna sonrisa de la piscina.
Su explosión llegó a una edad tardía, los 23 años
La historia de Jessica Vall es atípica en el mundo del deporte. Las grandes nadadoras actuales destacaron a edad muy temprana, pero el caso de la barcelonesa es diferente. Cuando llegó la hora de elegir entre deporte o estudio, Jessica se decantó por la formación académica. Sin dejar de lado los entrenamientos, la nadadora española se matriculó en Biomedicina y no se dedicó plenamente a la piscina hasta 2012, una vez ya como licenciada universitaria.
Sin confiar demasiado en la dirección que iba a tomar como nadadora y a una edad avanzada a la hora de destacar en este deporte (23 años), su primera gran alegría llegó cuando logró la clasificación para el Mundial 2013, disputado además en su ciudad natal. Pese a no conseguir ningún podio en la cita mundial, Jessica Vall sólo obtuvo sensaciones positivas en aquel campeonato, que sirvió para espolear el ánimo y la ilusión de la nadadora barcelonesa. Esta inyección anímica y el trabajo constante a las órdenes de Jordi Jou se tradujeron en grandes éxitos un año después, en el Europeo celebrado en Berlín. En su prueba fetiche, los 200 m. braza, la catalana conquistó la medalla de bronce.
Jessica Vall es actualmente bronce europeo y mundial
A partir de ahí, y con el paso de las competiciones, el progreso de Vall quedó patente en cada campeonato. Absoluta dominadora de la braza española, su segunda gran alegría llegó el pasado verano en el Mundial de Kazán 2015. Misma prueba y mismo resultado, pero esta vez tras protagonizar una espectacular remontada en los últimos 50 metros que le permitieron además batir el récord de España.
Su siguiente objetivo no podía ser otro que el billete para Río 2016. Consagrada como una de las mejores bracistas del mundo en la actualidad, Jessica Vall se impuso en los 50, 100 y 200 metros brazas disputados en el pasado Open de Primavera, consiguiendo además la clasificación olímpica tanto para el hectómetro como para su distancia preferida.
Cargada de ilusión y situada entre las favoritas por méritos propios, Jessica Vall acude a sus primeros Juegos Olímpicos con la única intención de cumplir su sueño. La entidad de las rivales y el siempre complicado escenario que presenta la cita olímpica provoca que tanto la nadadora barcelonesa continúen con los pies en el suelo y vayan paulatinamente cumpliendo objetivos. La catalana ha reconocido recientemente que se conformaría con llegar a la final, lo que significaría estar entre las ocho mejores nadadoras del planeta en su especialidad. Sin embargo, la competitividad y el constante crecimiento de Jessica invitan a pensar en una medalla, pues se ha convertido en la opción más fiable de metal en la piscina tras Mireia Belmonte. La sonrisa de la piscina quiere dejar su sello en Río 2016.