El cinturón femenino de IMPACT ha sido la demostración del año que lleva la compañía, con un arranque esperanzador, un año que si bien no ha sido el mejor ha sido la división uno de los pilares de la empresa. Y el final del año ha sido un verdadero desastre con la decisión de darle el cinturón a alguien del nivel de Laurel Van Ness, más conocida por su vida personal que por su dudoso trabajo tanto en el hexágono como a nivel de personaje.

Rosemary demostrando su valor como campeona

El año pasado hubo un gran debate sobre qué ocurriría cuando Gail Kim se marchase finalmente mientras que otras como Angelina Love, Madison Rayne o Taryn Terrell dejaban la compañía, luchadoras de nivel debatible pero que durante los últimos años se habían encargado de llevar el peso de la división, lo cual obligó a otros nombres a pasar a la escena titular.

La encargada de dirigir a la nueva generación fue posiblemente la más capacitada para ello, tanto de face como de heel. Rosemary es una luchadora extraordinaria dentro del ring, capaz de llevar un personaje de tal forma que el público se interese por ella, logrando que The Hive haya sido uno de los principales atractivos de la empresa actualmente residente en Canadá y la única capacitada para dirigir la atención del público sin polémicas con WWE.

Durante su reinado destacó principalmente su rivalidad con Jade incluyendo varios combates extremos y su paso de heel a face. De ser una de las luchadoras más odiadas pasó a ser una de las más queridas gracias a salvar a Allie de Laurel Van Ness y Sienna, lo cual provocó su rivalidad con Sienna, rivalidad entre las tres luchadoras que ha llevado prácticamente todo el año.

El reinado de Rosemary concluyó debido a una de las peores decisiones de la compañía anteriormente conocida como TNA. La fusión con GFW provocó que los títulos también tuvieran que ser solo uno, haciendo además que GFW quedase por encima, lo cual provocó que la campeona tuviese que ceder su cinturón ante su rival durante todo el año, Sienna.

Dos cambios de nombre y un reinado con problemas

Sienna arrancó como campeona de GFW y antes de que pasasen dos semanas era la campeona de Impact, todo debido al fracaso de GFW y la decisión de volver a un paso intermedio conocido como Impact. Con todo esto el reinado no empezó bien pero el problema fue aún mayor cuando todas las rivalidades por el cinturón acababan cambiando debido a problemas que poco o nada tienen que ver con la campeona.

Primero fue el caso de Taryn Terrell, después de convencerla de que volviese al hexágono y darle un puesto en una cuádruple amenaza por el cinturón para Bound For Glory. Debido a los problemas legales de la luchadora para trabajar en Canadá no pudo participar ni en el evento principal del año ni en los tapings posteriores, confirmándose que no va a volver a competir actualmente con la compañía.

Por otro lado estaba previsto que Taya Valkyrie estuviese presente, luchando frente a Rosemary y dándole mayor relevancia a la división con dos rivalidades, lo cual daría también nuevas contendientes para un cinturón que empezaba a necesitar sangre nueva y que las contendientes dejasen de ser Rosemary, Allie y Gail Kim. Pero otro problema en este caso contractual obligó a que Taya no vuelva hasta a enero, quedándose fuera de la escena titular.

Una buena decisión, compensada con otra horrible

Darle el cinturón a Gail Kim era un acierto absoluto en su retirada, es la luchadora más importante de la historia de la compañía. Incluso dejar el título vacante podía ser una buena idea pero ya se empezaba a ver algo extraño cuando Sienna, Rosemary y Allie quedaron encuadradas en una parte del torneo y el resto de wrestlers en otro, con una final que parecía descompensada al haber una candidata seria y otra de dudosas credenciales a pesar de la introducción de Madison Rayne a última hora.

La idea lógica era darle el cinturón a Allie, la cual estaba teniendo una historia realmente interesante de redención y de su transformación a luchadora gracias a la confianza que le había dado Gail Kim la cual creía en ella. Otra solución era dárselo a Sienna para que Allie tuviese que enfrentarse a su némesis, a Rosemary para que fuese un combate entre dos amigas o incluso a Madison Rayne por representar la vieja guardia.

Pero como siempre Impact tomó la decisión menos esperada y más absurda al darle el cinturón a Laurel Van Ness, una luchadora que estaba teniendo un año decepcionante con un personaje cómico y bastante cargante sin ningún tipo de desarrollo más allá de haber sido abandonada en el altar dos veces, lo cual no es que sea algo que le de caché para ser campeona. El año acaba con ella de campeona y con Allie de contendiente número uno en una decisión dudosa.

La actual campeona ha pedido además su salida de la empresa en otra medida que demuestra que pase lo que pase en Impact siempre puede ir a peor, en una demostración empírica de que la ley de Murphy existe y de que en esta compañía lleva existiendo demasiados años para tomársela en serio incluso en su mejor división.