Casi como la repitiendo la historia de su temporada, todo empezó de la mejor manera para los Browns. Un espectáculo de puntos y anotaciones, que devolvió la esperanza para la fanaticada de Cleveland. Pero luego vino la realidad, y tras llegar a una ventaja de 20-6 la máquina de Pete Carrol empezó a funcionar y nada pudieron hacer contra Seattle.

En la primera jugada del partido, los Browns devolvieron la patada de salida para 74 yardas. Y luego consiguieron el touchdown por tierra con acarreo de Nick Chubb. Seattle devolvió el golpe en la siguiente serie y anotó a través de un acarreo de 16 yardas de Russel Wilson. Pero los puntos se siguieron sucediendo y en la próxima serie, fue Baker Mayfield (si si el mariscal de los Browns) el que se escapó diez yardas mientras la defensiva de Seattle de espaldas miraba a sus receptores para anotar también por tierra. Luego de una serie fallida por parte de los visitantes, el primer cuarto terminaba para con Cleveland arriba 14 a 6 y un acarreo espectacular de Chubb de 52 yardas que los dejaba en inmejorable posición de campo. Así es que al empezar nomás los segundos quince minutos, en la primera jugada Mayfield lanza un pase a su ala cerrada Ricky Seals-Jones quien sin oposición avanza 31 yardas y vuelve a anotar.

Hasta aquí la fiesta de lo Browns. Hasta aquí ese espejismo al que parece estar acostumbrada la franquicia de Arthur McBride. Porque luego de la fiesta, hay que ponerse a trabajar y haciendo su tarea, los Seahawks son mejores que los Browns.

Entonces Seattle avanza y no logra anotar de seis, pero convierte tres puntos por gol de campo de 38 yardas de Jason Myers. Los Browns tres y fuera, y además le bloquean la patada de despeje y aunque Wilson no consigue el touchdown desde la yarda 20 rival, su equipo vuelve a llevarse tres puntos con otra patada de Myers. Las dos siguientes series de los Browns terminan en intercepción, Mayfield ya se convirtió en calabaza. Y aunque Seattle solo consigue seis puntos más y se va a la mitad del juego con el marcador abajo 20-18, el desarrollo del juego ya luce más color esmeralda que marrón. 

En el tercer cuarto, la primera serie ofensiva de Cleveland termina en fumble del mismo Chubb y facilita la posterior anotación de Seahawks que se pone arriba 25-18. Las cosas siguen igual y el último tiempo arranca con la defensiva de Seattle deteniendo en cuarta oportunidad sobre su yarda 1 a unos Browns impotentes.

Es verdad que el cierre del partido mostró dos anotaciones consecutivas por bando que le pusieron cierta emoción al juego. Pero las diferencias que existen entre los dos equipos hacía prever que al final la balanza se inclinaría por el más serio y consistente de los dos. Seattle tiene mejor coach, mejor mariscal, mejor defensa, talento similar por tierra y por aire, por eso más allá del espejismo al cual nos mal acostumbran ciertas luces de la NFL lo cierto es que en el deporte de alta competencia habitualmente gana el equipo mejor preparado. Seahawks 32 – Browns 28.