El 2016 repartió alegrías pero también decepciones para Novak Djokovic. En una primera parte de temporada absolutamente demoledora, el serbio se hizo con los dos primeros Grand Slams del año, el Open de Australia y Roland Garros. Djokovic completaba así el ansiado Grand Slam, añadiendo además un nuevo doblete, tercero consecutivo, en Indian Wells y Miami y reconciliándose con el público español tras vencer en el Masters 1000 de Madrid tras tres años de ausencia. Pero a partir de Roland Garros el serbio experimentó un bajón, tanto tenístico como mental, inexplicable. El carácter competitivo que había caracterizado al serbio desde 2011 desapareció durante la segunda parte de la temporada. Tal es así que el serbio desperdició una ventaja de más de 9.000 puntos para acabar destronado en favor del escocés Andy Murray, nuevo número uno del mundo.

El serbio mantiene su idilio con Melbourne y conquista París

Djokovic comenzó el 2016 de la misma manera en la que acabó el 2015, arrollando. El serbio no dio ninguna concesión en los primeros torneos del año, comenzando por el ATP 250 de Doha en el que destrozó en la final al español Rafa Nadal por un contundente 6-1 y 6-2. La superioridad de Djokovic sobre el manacorí seguía siendo insultante y Nadal poco pudo hacer para contener el vendaval del balcánico.

Hasta Roland Garros el balance de Djokovic era de 45 victorias por tres derrotas. Tras París, 21 triunfos por seis derrotasTras esto el serbio dio una nueva exhibición en su torneo favorito, el Open de Australia. Djokovic sumó su sexto entorchado en Melbourne tras batir al escocés Andy Murray por tres a cero. La superioridad, sobre todo mental, del serbio sobre el británico no parecía presagiar lo que terminaría ocurriendo al final de temporada. La siguiente parada del número uno fue el ATP 500 de Dubai, torneo que ya había levantado en cuatro ocasiones anteriormente. Pero en esta ocasión "Nole" no pudo pasar de los cuartos de final debido a una infección en el ojo que le obligó a retirarse en su encuentro ante el toledano Feliciano López

Djokovic posa con su trofeo del Open de Australia. Foto: zimbio.com
Djokovic posa con su trofeo del Open de Australia. Foto: zimbio.com

El serbio se recuperó rápidamente de dicha infección y  tras ayudar a su país a pasar a cuartos de final de la Copa Davis, continuó su hegemonía en la gira norteamericana de Indian Wells y Miami, sumando su tercer doblete consecutivo. Djokovic apenas cedió un sólo set en ambos torneos. En Indian Wells venció al canadiense Milos Raonic en la final por 6-2 y 6-0 mientras que en Miami su víctima fue el japonés Kei Nishikori, al que derrotó por un doble 6-3. Ya en ambos torneos y, a pesar de vencer, se pudo observar un ligero decaimiento en el nivel de juego de Djokovic, algo que en un principio no parecía nada preocupante pero que quedó patente en el inicio de la gira de tierra batida. El de Belgrado sufrió su primer revés serio de la temporada en el Masters 1000 de Montecarlo, del que quedó fuera a las primeras de cambio ante el checo Jiri Vesely.

Desde que perdiera en 2013 ante el búlgaro Grigor Dimitrov y saliera abucheado por todo el público presente en la pista Manolo Santana, Djokovic no había vuelto a pisar Madrid pero finalmente en este 2016 el serbio hizo las paces con el público y volvió para disputar el Masters 1000 de la capital madrileña. Ahí quiso demostrar que lo de Montecarlo no fue más que un accidente y se impuso en la final al vigente campeón, el escocés Andy Murray, sumando así su segundo título en Madrid. Pero en Roma el de Dunblane se tomó la revancha y venció al serbio en el partido por el título. En descargo de Djokovic  hay que decir que el día anterior su semifinal ante el japonés Kei Nishikori se alargó hasta casi las doce de la noche. Al día siguiente quedó patente el desgaste de Djokovic que, aunque lo intentó, no pudo estar al 100% y cayó claramente ante Murray.

Esta derrota ante Murray y el buen estado de forma de Rafa Nadal, hacían que la presión que se cernía sobre el serbio de cara a Roland Garros aumentara más que nunca. Djokovic ya había dejado escapar Roland Garros en varias ocasiones, especialmente dura fue la derrota en 2015 ante el suizo Stan Wawrinka y por nada del mundo el serbio querría desaprovechar una nueva ocasión para conquistar la arcilla parisina.

El contrato de Boris Becker como entrenador de Djokovic espira a finales de este año y hay muchas dudas de si finalmente renovará su contrato ​El camino hacia su ansiado Roland Garros comenzó a abrírsele al serbio tras la retirada de Rafa Nadal en tercera ronda por una lesión en su muñeca. Esto sin duda hizo respirar a Djokovic, consciente de la dificultad que podía suponer enfrentarse al manacorí en un posible duelo de semifinales. Pero lo que realmente tranquilizó al serbio fue la derrota del actual campeón, el suizo Stan Wawrinka a manos de Andy Murray en las semifinales.

Era ahora o nunca, Djokovic volvía a estar por cuarta vez en su carrera a un partido de la gloria parisina y en esta ocasión su rival era un Andy Murray, al que tenía bastante dominado desde el punto de vista mental (23-10 en el cara a cara). Y así fue. A pesar del buen inicio de Murray, el cual se hizo con el primer set, Djokovic fue poco a poco revirtiendo la situación para acabar empequeñeciendo a su rival. Con un error con el revés por parte del escocés, que no pasó la red, Djokovic por fin pudo tirarse al suelo y saborear por primera vez las mieles del éxito en la tierra batida parisina. Djokovic ya tenía la foto que le faltaba.

Djokovic posa con su trofeo de Roland Garros. Foto: zimbio.com
Djokovic posa con su trofeo de Roland Garros. Foto: zimbio.com

Toronto, un osasis en el desierto

Tras su triunfo en París, Djokovic le sacaba la friolera de 8.000 puntos a Andy Murray en el ránking ATP, una diferencia que en principio se antojaba demasiado grande pero que debido a una serie de circunstancias se fue recortando paulatinamente hasta el "sorpasso" definitivo que tuvo lugar en el mes de noviembre. Tras inscribir por vez primera su nombre en Roland Garros, Djokovic sumaba su decimosegundo Grand Slam. La posibilidad, tanto de alcanzar a Nadal como de conseguir los cuatro Grandes en una misma temporada, parecía más cerca que nunca, pero sorprendentemente, la motivación de Djokovic desapareció de repente.

Djokovic lleva ya más de cuatro meses sin ganar ningún torneoTras tomarse un merecido descanso, el de Belgrado se preparó para defender su título en Wimbledon. Pero en la tercera ronda un extraordinario Sam Querrey hizo gala más que nunca de su condición de cañonero y dejó fuera del torneo al número uno del mundo en cuatro sets. Poco después el entrenador del serbio, el ex tenista alemán Boris Becker, admitió que la preparación de su pupilo de cara a Wimbledon no había sido la adecuada. De este modo comenzaron los problemas de Djokovic, unos problemas que parecieron desaparecer al conquistar el serbio su trigésimo Masters 1000 en la ciudad canadiense de Toronto.  

Pero lo que ocurrió inmediatamente después marcaría el devenir del serbio en lo que restaba de temporada. Al margen de Roland Garros, el otro gran objetivo del balcánico pasaba por los Juegos Olímpicos de Río 2016, el único gran torneo que todavía no figuraba en su palmarés. Pero al igual que cuatro años antes en Londres, el argentino Juan Martín del Potro volvió a apartar a Djokovic de la gloria olímpica, pero en esta ocasión en el primer partido del torneo. Las lágrimas con las que se despidió Djokovic de la pista dejaron patente la decepción que sintió en aquel momento y cuán importante era para él este torneo. Tal es así que el serbio renunció al siguiente torneo, el Masters 1000 de Cincinnati, el único torneo de esta categoría que no figura en su palmarés. 

Djokovic se despide entre lágrimas tras su derrota ante Del Potro en Río. Foto: zimbio.com
Djokovic se despide entre lágrimas tras su derrota ante Del Potro en Río. Foto: zimbio.com

Así llegó Djokovic a Nueva York, inmerso en muchas dudas con su juego, con molestias físicas en uno de sus codos y con  Andy Murray al acecho en la clasificación. Este US Open fue un tanto peculiar para Djokovic, ya que hasta tres jugadores se le retiraron en su camino hacia la gran final, el checo Jiri Vesely en segunda ronda, el ruso Mikhail Youzhny en la siguiente y finalmente el francés Jo-Wilfried Tsonga en los cuartos de final. Con Murray fuera en esa misma ronda, Djokovic se presentaba a la gran final con la oportunidad de despejar dudas y dar un golpe encima de la mesa. Pero nada de eso ocurrió. Como en Roland Garros 2015, el suizo Stan Wawrinka desplegó su enorme talento y acabó pasando por encima del serbio derrotándole en cuatro sets. Djokovic perdía de esta manera una gran oportunidad de recortar distancias con Rafa Nadal y Roger Federer y su moral quedaba seriamente tocada.

El tramo final de temporada se le hizo aún peor al serbio. A pesar de su tropiezo en el US Open, Murray no cejó en su empeño y siguió recortando la diferencia que le separaba de Djokovic. Este, viendo que cada vez su rival se encontraba más cerca de nunca, contrató a una nueva persona, el ex tenista español Pepe Imaz, ahora reputado especialista en la gestión de las emociones y los sentimientos. Algo que sin duda comenzó a variar el carácter de Djokovic, pero no en su favor.

En los últimos torneos disputados el serbio dio la sensación de haber perdido esa fiereza y competitividad que tanto éxito le había dado hasta ahora, convirtiéndole en un tenista mucho más vulnerable. La prueba de esto han sido las derrotas ante jugadores como Roberto Bautista o Marin Cilic, hombres que nunca habían derrotado al serbio pero que le dejaron fuera tanto en el Masters 1000 de Shanghai como en el de París-Bercy. Precisamente esta última derrota ante Cilic unido a la clasificación para la final de Murray en el mismo torneo, hizo realidad lo impensable al principio de la temporada. Djokovic cedía el número uno del mundo en beneficio del escocés y ponía fin a 123 semanas consecutivas en lo más alto del ránking ATP

Aún con todo, el serbio tuvo una última opción de recuperar el número uno en la Copa Masters de Londres pero ahí de nuevo dejó patente que el mejor Djokovic está muy lejos de volver. El balcánico no pudo contener el ímpetu y el hambre de Murray y cayó frente al escocés por un claro 6-3 y 6-4 en la final del último torneo del año. Precisamente esa hambre y ese ímpetu del que hace gala el escocés es el que parece faltarle a Djokovic desde el pasado mes de Junio. La mejor noticia para el serbio, visto lo visto, es que el 2016 ya es historia. Habrá que esperar hasta el inicio de 2017 para comprobar si la motivación y las ganas de seguir haciendo historia siguen patentes en la cabeza de Djokovic o si por el contrario, seguiremos viendo esta versión relajada del serbio. 

Djokovic observa a Murray tras perder la final de la Copa de Maestros. Foto: zimbio.com
Djokovic observa a Murray tras perder la final de la Copa de Maestros. Foto: zimbio.com