Siguen sin ser los mejores días en el mundo Nacional y el juego ante Millonarios fue el reflejo de esa incomodidad que vive el club en varias de sus esferas. En un partido falto de pundonor y actitud, Nacional cayó en casa frente a un Millonarios que jugó mucho mejor.
Aunque el más veces campeón presentó la mejor nómina posible, la ausencia de elementos como Jarlan Barrera, Sebastián Gómez y Danovis Banguero por lesión además de Kevin Mier por suspensión fue notoria y quedaron en evidencia las falencias en defensa y la poca generación en ataque.
Con la reciente incorporación de Andrés Felipe Román, que fue la única en la ventana de transferencias de mitad de año, la previa del partido hacia prever una victoria completa, incluso se pensaba en la aparición de Román contra su antiguo equipo.
El compromiso sobresalió por la falta de ganas, la pobre actitud y la lentitud en varios pasajes del partido, en la didáctica, el juego fue estéril y desértico, salvó leves momentos Nacional nunca encontró argumentos para rivalizar de tu a tu a Millonarios y el marcador pudo ser más abultado de no ser por la pésima definición del club capitalino.
Primer tiempo, un Nacional superado
Superado en casi todas las líneas, por la incapacidad de los verdes o por la colectividad de los azules, como quiera verse, no fue un buen primer tiempo para el equipo paisa. Desde el inicio Nacional no logró hacer pie en el partido y solo en los últimos cinco minutos se vio reacción.
Millonarios llegó muy fácil recostando todas las acciones ofensivas por el costado de Álvaro Angulo. La defensa mostró muchos titubeos y el resto del colectivo no logró hacer más de cinco pases consecutivos.
Al minuto 18 la acción del primer gol visitante llegó en un ataque por el mismo costado izquierdo de Angulo, una construcción de pases horizontales que finalizó Daniel Ruiz colocándosela arriba al juvenil Marquinez.
El medio campo (Duque, Mejia) sufrió bastante, porque el filtro no funcionó, defendió muchos metros atrás de la posición original y se regaló mucho espacio que Millonarios aprovechó para construir juego.
El mejor jugador del primer tiempo fue Yerson Candelo que fue quien más intentó ofender, quien más se proyectó al ataque, quien mejor defendió, pero en líneas generales Nacional fue ampliamente superado.
En los últimos cinco minutos Nacional despertó, Andrés Andrade y Dorlan Pabón colocaron pases filtrados para dejar a Mantilla y Candelo cara a cara frente a Montero. Tanto así que un pase del Rifle Andrade, recibió solo Memin y de un violento zapatazo dejó temblando el palo derecho del arco sur del Atanasio y con esa acción terminó la primera mitad.
Inferioridad en las opciones de gol, defensa confundida y nerviosa y déficit en la producción ofensiva fueron las constantes de un desconcertante Nacional en este primer tiempo.
Segundo tiempo: tímida reacción que no alcanzó
Para los segundos 45 minutos Nacional salió a la grama a empatar, sí para el primer tiempo no hizo ningún tiro al arco, para el minuto 48 ya había disparado en dos ocasiones con Angulo y Duque, ambas ahogadas por Montero.
El Verde de la Montaña parecía derrumbarse al minuto 52 con el segundo gol de los embajadores, juego aéreo, desde un cobro de tiro de esquina y Luis Carlos Ruiz, nuevo ídolo embajador, embocó el segundo de Millonarios.
Más allá de algunas escaramuzas, Nacional no mostró mayor construcción ofensiva, Jefferson Duque no fue determinante como centrodelantero, la poca generación de juego siempre se dió por la banda de Candelo y la defensa se vio superada en la mayoría de los ataques gallinas.
La factibilidad del tercer gol azul fue más alta que el descuento del Rey de Copas. Totalmente infértil lució el medio campo y un equipo sin ideas fue el que se presentó en el Atanasio.
En el último minuto, después de un centro de Dorlan Pabón desde la izquierda, que bajó de cabeza Álvaro Angulo, apareció de manera fantasmal el juvenil Brahian Palacios y marcó el gol de la honrilla para Nacional.
Derrota que deja a Nacional en una clara desconexión de lo que fue el semestre anterior, dónde se apelaba a la jerarquía para superar a los rivales pese al irregular funcionamiento. Crisis que habrá que superar en lo deportivo, anímico y hasta en lo dirigencial para retomar el rumbo cuanto antes.