Han llegado al final, solo falta el último envite. Atrás quedan muchos esfuerzos y una maratón de partidos. Todo lo que se haya hecho antes por supuesto que tiene su valor, pero no servirá de nada si no se ejecuta con un triunfo ante el eterno rival que, además, valdría un nuevo título para las vitrinas. Una frase tópica en el mundo del deporte es que "nadie recuerda al número dos".

El Real Madrid ha tenido que levantarse de dos golpes muy duros como fueron el de la Copa Del Rey y de la Euroliga. Eso ya es pasado y todo el mundo sabe como y de qué manera sucedieron por lo que no se trata de ser redundante. No queda otra opción que mirar hacia adelante y disfrutar del plato de caviar que ofrecen los dos equipos más importantes del baloncesto español. Este será un combate a cinco asaltos en el que los hombres de Laso no lo tendrán ni mucho menos tan sencillo como ante Valencia y Manresa.

El Barça les ha tomado la medida esta temporada con cuatro victorias en cinco partidos. Esta final no se juega al mejor a un partido sino al mejor de cinco y eso abre el abanico de posibilidades. Una virtud que posee el Real Madrid es que todos sus jugadores suman, aportan y anotan. Independientemente de como se llamen y eso es algo que prácticamente ningún equipo puede decir.

El equipo está confiado en que esta vez no se va a escapar. Son conocedores de su potencial para tomarse la revancha ante el eterno rival y de los errores que han causado que a estas alturas estén con las manos vacías. Ya se sabe que hay pocos seres vivos u objetos más peligrosos que un Real Madrid herido.

No hay que olvidar tampoco que, a pesar de las decepciones finales en las últimas competiciones, la temporada ha sido muy buena. El Madrid es el único equipo capaz de alcanzar la final en las cuatro competiciones que ha disputado (contando la Final Four en Euroliga) pero el baloncesto tiene la intrínseca de que una mala noche tira por tierra todos los esfuerzos.

Por ello, la conjura es total. Porque la presión por ganar esta Liga es más alta que en otras ocasiones. Supondría obtener una mínima recompensa a todo ese trabajo realizado desde septiembre. De ahí que se haya convertido en "una necesidad más que una obligación" tal y como dijo Fabien Causeur tras el encuentro ante el Valencia de la Jornada 33. El francés también aseguró que, en caso contrario, se avecinaría un verano duro para todos.

"Hemos estado siempre en los momentos importantes todos unidos", declaraba en la previa Rudy Fernández. Es la hora de la verdad, el último esfuerzo para todos, pero el más castigador. Las rotaciones han permitido que el equipo llegue en óptimas condiciones y sin problemas físicos aparte de los rutinarios a estas alturas. El Club merengue ha mostrado sus intenciones de cara a esta final. Su misión es triple: Alzarse con el título de Liga Endesa, evitar marcharse de vacaciones con las manos vacías e impedir el cambio de ciclo ante el enemigo más letal de toda su historia.