En Atenas, el equipo de Pablo Laso ha mostrado dos caras muy distintas. En el primer tiempo, se ha visto a un equipo más sólido, seguro, con las ideas claras, que ha sabido sobreponerse a un parcial inicial de 8-2 y que en adelante, ha dominado a los griegos con un Luka Doncic dominante, como viene siendo habitual. También ha comenzado muy acertado Edy Tavares, que ha cogido varios rebotes, ha hecho algún tapón y ha metido sus tiros libres. Fabien Causer también mostró una buena versión.
En el segundo cuarto, el dominio madridista se ha prolongado y la ventaja iba creciendo. Felipe Reyes empezaba a enchufarse con un par de rebotes y puntos, Rudy anotaba y repartía alguna asistencia… El partido se ponía muy de cara para el Madrid y todo parecía bien encaminado para que los blancos se llevaran una victoria de uno de los pabellones más duros de Europa, con un acierto del 75% en tiros de campo y 50% en triples, además del dominio en el rebote (8-20). El problema fue que el Madrid, al descanso, soltó el acelerador, y cuando volvió al parqué, subestimó al rival y a su afición. El Panathinaikos nunca se rinde y tiene un gen luchador que condena a cualquiera que no esté concentrado al cien por cien. El Madrid se relajó y mostró a partir del tercer cuarto, la otra cara, y esta, fue un desatino constante.
Esta cara negativa del Real Madrid se caracterizó por las pérdidas y por la incapacidad ofensiva. El Panathinaikos empezó a defender mucho mejor y más intenso, y el Madrid no supo responder a esto, que empezó a perder balones hasta alcanzar las 15 pérdidas de balón. Después, en ataque, el equipo se quedó sin ideas. Mientras tanto, los griegos, liderados por unos excelentes Calathes y Gist, endosaron un parcial de 13-2 que hizo que Panathinaikos, en apenas cinco minutos, ya se hubiera vuelto a meter en el partido. El equipo de Xavi Pascual fue capaz de empatar a 62 pero tras un par de buenas acciones del Real Madrid, como el triple de Campazzo (partido muy irregular del argentino) el tercer cuarto se cerraba con 64-69 para los visitantes.
Al comienzo del último cuarto, fue un exmadridista, K.C. Rivers, el que enchufó varias canastas y apretó el partido todavía más. Fueron minutos de mucha tensión en la que ambos equipos se atascaron en ataque, destacó las defensas y hubo muy pocos puntos. A falta de cinco minutos, en el cuarto se llevaba un parcial de 8-4. Con un triple del anteriormente mencionado K.C. Rives, el Panathinaikos volvió a ponerse por delante tras muchísimos minutos a remolque y a partir de aquí, el partido se supo demasiado cuesta arriba para los hombres de Pablo Laso.
Los griegos se encontraban mucho mejor que el Madrid y fue Luka Doncic el que quiso sacar las castañas del fuego e intentar ganar el partido. El esloveno, a falta de dos minutos, consiguió anotar un triple impresionante sobre una pierna para empatar a 77, pero después, en el último minuto, se equivocó en una penetración y propició un contraataque a placer de Nikos Pappas, que puso el 80-78.
Con 22,6 segundos por delante, Xavi Pascual decidió que hicieran falta a Luka Doncic y llevarle a los libres y tener el último tiro. Doncic no falló y empató el partido, y en la siguiente jugada, Gist recibió falta, y tampoco falló ningún libre. Quedaban 15 segundos, 82-80, pero el Madrid no supo aprovechar la última posesión, con Campazzo penetrando, sacando el balón fuera para que Thompkins tirará un triple muy forzado que falló, ya que era muy difícil de anotar.
Victoria de los helenos que no conocen la derrota en casa y el Madrid se vuelve con las manos vacías tras tener el partido muy encaminado. Cinco victorias y cuatro derrotas para los blancos que caen un par de puestos en la clasificación de la Euroliga.