Pocos son los jugadores que logran hacerse dueños de sus equipos. Esto sólo les ocurre a los máximos exponentes de este deporte y se presenta como un síntoma que traen aparejados los años de experiencia sobre el parqué. Es quizás aún más difícil emerger como líder en una escuadra plagada de figuras con un nombre ya instalado en la NBA. Así como con los que intentan defender sus incursiones al aro, Kristaps Porzingis se está llevando por delante todos esos supuestos.

El joven letón tiene apenas 21 años, pero su forma de desenvolverse en las canchas pertenece a la de un veterano de mil batallas. En un equipo como los New York Knicks, que cuenta con estrellas como Carmelo Anthony, Joakim Noah o Derrick Rose, el alero del Viejo Continente se ha erigido como la piedra angular de la franquicia. Desde el General Manager, Phil Jackson, al más despistado fan, todos saben que Porzingis es la materialización de un posible futuro exitoso.

Sin embargo, se requerirán horas de aceptación para que las vacas sagradas del plantel comprendan que el inexperto (o no tanto) europeo debe ser la punta de flecha. En el partido frente a Detroit Pistons, en el que su equipo ganó por 105-102, Porzingis consiguió la máxima anotación de su carrera (35 puntos). Los aficionados de la Gran Manzana se lo reconocieron al grito de “M-V-P” durante el último cuarto. Pero Anthony parece ser el del ego más herido. El ex Denver Nuggets fue el jugador franquicia de los Knicks desde su llegada en 2011.

Las malas experiencias con planteles de no tanta calidad lo han acostumbrado a ser el que más tiros intente, el que más pelotas juegue, el que tire del carro en todos los aspectos. La noche de la victoria frente a los Pistons, probó en 17 ocasiones y anotó 22 puntos. Distinto es el caso de Rose. El MVP más joven de la historia tiene como objetivo en su paso por New York retomar los años de gloria de su carrera. Entiende el hecho de no tomar tantas decisiones en el desarrollo de un encuentro como una diferencia con sus últimos años en Chicago Bulls que lo beneficiará. Para ganar un anillo, o arañar los Playoffs, sacará a relucir sus dotes de Play Maker.

Kristaps Porzingis está llamado a ser el futuro de la NBA. Ha recibido elogios de todo el ambiente de la liga, desde Dirk Nowitzki, encantado con su increíble parecido, hasta sus compañeros. Son estos últimos, y principalmente los más importantes, los que deberán comprender que su éxito depende esencialmente del progreso del letón. Y para eso los Knicks deberán convertirse en un equipo. El equipo de Porzingis.