Tras superar sus respectivas rondas contra Bulls y Hawks por 4-2, Boston Celtics y Washington Wizards inauguraban las semifinales de la Conferencia Este. Dos equipos resurgidos y que no han dejado indiferente a nadie tras una excelente temporada regular.
Además, se daba paso al duelo entre dos de los mejores bases de la liga: Isaiah Thomas y John Wall. El primero cargando con el duro y trágico acontecimiento del fallecimiento de su hermana y, el segundo, demostrando por fin que es una superestrella a la hora de la verdad.
Pero la eliminatoria va a depender también de otros factores. Uno de los que más incógnitas suscita es el dominio en la pintura, donde los Celtics se han mostrado muy débiles en primera ronda. Un solar a la hora de defender y cerrar el rebote que podía aprovechar muy bien un jugador como Marcin Gortat.
Sin duda, alicientes de sobra para dar paso a una serie que iba a prometer desde el comienzo. Y es que los de DC empezaron con un parcial de salida de 16-0 en el que además arrasaron en el rebote (9-0), dejando en evidencia las debilidades de los pupilos de Brad Stevens.
Los de Boston tardaron seis minutos en encestar su primer tiro de campo y en capturar su primer rechace. Aun así, se las apañaron para reaccionar con dos triples consecutivos de Thomas, que levantó al TD Garden como suele hacerlo siempre (11-22).
Pero ni la gran ayuda de Kelly Olynyk iba a ser suficiente para paliar la sangría que estaba haciendo Gortat (16 pts, 13 reb) en la zona. Los triples empezaban a entrar, pero también lo hacían en los Wizards, que no aflojaron un ápice a lo largo del primer cuarto (24-38).
Sin embargo, todo cambió con el inicio del segundo periodo. Los Celtics espabilaron con un parcial de 13-2 que culminó Marcus Smart desde el triple, reduciendo la desventaja a tan solo tres tantos (37-40). Se reiniciaba el partido mientras Scott Brooks trataba de buscar una solución.
Aparte, para más inri de los capitalinos, Markieff Morris iba a caer lesionado por un esguince en su tobillo izquierdo. Una baja sensible que iba mermar un juego interior que ya llegaba sin Ian Mahinmi. Un contratiempo que iban a pagar muy caro.
Todo estaba muy igualado pero los de Washington no cedían el liderazgo en el luminoso. El resultado estuvo empatado en varias ocasiones, pero Wall (20 pts, 16 ast) y sus socios se las apañaron constantemente para irse al descanso cinco arriba (59-64).
Un partido de locos. Así se podría definir una primera parte que empezó muy favorable para los visitantes pero que, con el paso de los minutos, acabó con los Celtics en pleno apogeo. Un reacción que se iba a confirmar, por fin, en el tercer cuarto.
Y es que cinco minutos después de la reanudación, un triple de Jae Crowder daba la primera ventaja a los locales (73-71). Un punto de inflexión que propulsó, todavía más, a los suyos. El alero se estaba marcando un partidazo y, junto a él, también empezaba a crecer Avery Bradley.
Malas noticias para unos Wizards que no estaban contando con la mejor aportación de su banquillo, quitando a Kelly Oubre Jr. No les salía nada y, aunque seguían vivos, se estaban hundiendo justo antes de llegar a los últimos 12 minutos (95-80).
Pero nada está escrito en la NBA, y menos en playoffs. Los capitalinos se rehicieron con un parcial de 9-0 que, como no, tuvo que romper un gran Isaiah Thomas. El canijo de los Celtics volvía a guiar a su equipo, pero Bojan Bogdanovic tenía algo que decir.
El croata resurgió en los instantes decisivos con ocho tantos consecutivos, incluido un 3+1. Entonces Brad Stevens respondió metiendo de nuevo en pista a Al Horford (21 pts, nueve reb, diez ast), que claramente fue de menos a más.
Y es que a pesar de su flojo inicio, el dominicano fue mejorando a lo largo del partido hasta resultar clave, parando incluso a Gortat. De esta manera, en Boston no dejaron escapar el primer punto de la serie tras empezar con un 16-0 en contra en un encuentro con un final plácido.
MVP del partido: pues menos mal que no está mentalmente. Así definió Isaiah Thomas su estado antes de dar paso a esta eliminatoria, pero eso no pareció importar: 33 puntos, un rebote, nueve asistencias y un tapón para poner el 1-0.