A que sorprende si os digo que, durante la década de 1950, la mejor selección europea del mundo no era ni Alemania, ni Francia, ni Inglaterra... Así podríamos estar un buen rato, salvo los eruditos del fútbol, estoy bastante seguro de que a muchos no os suenan nombres como Grosics, Buzansky, Lantos o Budai, nombres que cualquier húngaro, sea o no sea muy aficionado al fútbol, te sabe decir sin complicación alguna. 

Si a los 4 nombres ya mencionados, les sumamos los de Bozsik, Zakarias, Lorant, Kocsics, Czibor, Hidegkuti y Puskas constRuimos así algunos de los jugadores de la selección de Hungría más temida jamás vista, y que seguramente nadie vea. Estos fueron bautizados como “El equipo de oro” o “Los magiares poderosos”, una de las hazañas más épicas de la historia del deporte rey, momentos emocionantes y heroicos conseguidos por un grupo de individuos que pasaron a la posteridad como uno de los mejores equipos de la historia. La muestra perfecta del fútbol total, predecesora de equipos históricos como el Barça de Guardiola o la Naranja mecánica de Rinus Michels y Cruyff. Todo esto sería ligeramente manchado una desafortunada, desastrosa, y sobre todo lluviosa tarde, que tuvo lugar durante el verano de 1954 en la maldita ciudad de Berna. 

Gusztáv Sebes, el Director

La inmensa mayoría de los jugadores de esta generación inolvidable, nacieron a lo largo de la década de los años veinte del pasado siglo, por lo tanto, muchos empezaron a despuntar a rondando los años cuarenta. Todos estos dirigidos bajo la batuta de uno de los entrenadores con la mente más privilegiadas de la historia del fútbol húngaro, y del mundo. Gusztáv Sebes fue y será siempre recordado como el director de orquestra de la Generación Dorada del fútbol Magiar. No era sólo un buen técnico en cuanto a lo futbolístico, sino que su liderazgo, su carisma y su carácter parecido al de un padre protector con muchos de los jugadores del plantel.  

Gusztáv Sebes | Foto: Getty Images

Gusztáv tomó la táctica de “La WM” implantada por Herbert Chapman en el famoso Arsenal de la década de los años 20, y la utilizó para dar varias variaciones a su esquema pensado. Cambiaria la WM por más concretamente una MM. La figura del “9” pasaría a ser la del “Falso 9”, la cual cumpliría a la perfección Nándor Hidegkuti. Este era un mediapunta que retrocedía a la zona de los volantes para así recibir el balón y organizar el juego, pero a la vez tenía la capacidad de aprovechar los espacios provocados por Puskás y Kocsis para ser también un desequilibrante delantero. 

'MM' implantada por Gusztáv Sebes | Fotomontaje: Alberto Carrasco
'MM' implantada por Gusztáv Sebes | Fotomontaje: Alberto Carrasco

La selección de Gusztáv no se caracterizaba precisamente por su físico, sino que se caracterizaba por el talento que predominaba entre todos los jugadores de la plantilla. El plan que implantaba el técnico era el que describió hace unos años muy bien el ya fallecido, Ferenc Puskás: “Cuando atacábamos, todos atacaban, y defensivamente hacíamos lo mismo. Éramos el prototipo del ‘fútbol total”.  

Ahora que hablamos de defensa, en la faceta defensiva también implantó nuevos ajustes. Para otorgar una mayor solidez en defensa, uno de los volantes se encargaba de retroceder para colocarse como segundo central, crenado así una línea defensiva de 4, y creando un 4-2-4 con Bozsik y Hidekguti en el centro del campo.  

4-2-4 Implantada por Gusztáv Sebes | Fotomontaje: Alberto Carrasco

El amanecer

Con estas técnicas los ya conocidos como “Magiares Mágicos” asombraron a todo el mundo en los Juegos Olímpicos de 1952. La final se vio afectada por la presión política, ya que se enfrentarían a Yugoslavia, país vecino de Hungría. Los húngaros conseguirían la victoria por un 2-0 final. Esta victoria provocó que Inglaterra invitase al sorprendente plantel a jugar un amistoso, echo histórico que quedaría grabado en la memoria de todos los ingleses. El partido se jugó en Wembley, el 25 de noviembre de 1953, la selección inglesa jamás había perdido ningún encuentro en su propio país, pero esto cambiaría por completo tras la visita de los de Sebes. El partido terminaría con un contundente y sorprendente 3-6 para Hungría, los magiares parecían apisonadoras frente a unos ingleses dirigidos por Stanley Matthews los cuales se habían quedado pasmados frente al espectáculo táctico demostrado por sus rivales.  

Inglaterra 3-6 Hungría | Foto: Getty Images
Inglaterra 3-6 Hungría | Foto: Getty Images

El apogeo

Pocos meses después, Hungría rozó la gloria en el Mundial de 1954 celebrado en Suiza, a pesar de su favoritismo, se encontraron con una Alemania Federal a la cual ya habían vencido previamente en la fase de grupos por un extraordinario 8-3 para los de Sebes. 4 de julio de 1954, fecha que quedara marcada por siempre en las mentes de los aficionados al futbol húngaros. Berna acogía la final de la Quinta edición de la Copa del Mundo, el Wankdorfstadion estaba listo, aunque no estaba preparado para lo que estaba por suceder. Una intensa lluvia dejó el césped del terreno de juego húmedo y casi impracticable, esto impidió a los de Sebes desplegar su juego, e hizo que la ilusión alemana le quitase a Hungría la oportunidad de alzarse campeona del mundo. Los húngaros llevaban 33 partidos sin conocer la derrota, y tras una remontada de los alemanes, alzaron la copa Jules Rimet. Ese día quedó guardado como “El Milagro de Berna”, día negro para los húngaros, pero inolvidable para los alemanes.  

Alemania celebrando la victoria | Foto: Getty Images
Alemania celebrando la victoria | Foto: Getty Images

El ocaso

Finalmente, como todo, llegaría el final de esta inolvidable plantilla. Todos quedaron trastocados después de la tragedia en Suiza, pero la vida seguía, y siguieron con su racha de imbatibilidad, volvieron a conseguir ganar 18 partidos de manera consecutivo, ganando incluso a la URSS en Moscú, por primera vez, el pueblo soviético perdía en su propia casa.  

Pero todo esto se torcería en 1956, más exactamente en el mes de octubre. La represión política en Hungría era clara, la revolución húngara estaba a punto de estallar. El mejor equipo de Hungría en ese entonces, el Budapest Hónved, estaba listo para recibir al Athletic de Bilbao, pero tras ver los problemas en Hungría, se decide jugar primero en España, finalmente, 1 día después del encuentro la revolución estalla y provoca que el Honved decida no volver a Hungría y se queda en España, jugando el partido de vuelta en el posteriormente trágico Heysel en Bruselas.  

Daños de la Revolución Húngara | Foto: Getty Images
Daños de la Revolución Húngara | Foto: Getty Images

A raíz de los problemas en Hungría, muchos jugadores como Puskás, Czibor y Kocsis deciden pedir asilo en España, estos serán bien recibidos, Ferenc terminara jugando en el Real Madrid, mientras que Czibor y Kocsis jugarán en el Barcelona.  

Finalmente, tras el final de la guerra, la Federación Húngara les declara personas non gratas, y termina por disolverse el maravilloso equipo que llevó a Hungría a la gloria. Estos jugadores no volverían a jugar para Hungría, pero dejaron una marca que siempre perdurará en la historia del país. 

La selección de Hungría es una de las partes más importantes de la historia del fútbol moderno. Construyeron los cimientos de lo que hoy se conoce como “fútbol total” y revolucionaron la manera de ver el fútbol de aquella época.