Inglaterra tenía una obligación: ganar. Porque un nuevo pinchazo sería la condena a descender a la Liga B, pero enfrente no tenía a una rival fácil, realmente ninguna selección del grupo lo es. Sonaba Fratelli d'Italia, los azzurri se movían de lado a lado y estallaban de euforia al final. Era la revancha por la Eurocopa, era un compromiso más que importante.

Los locales sorprendieron menos que los Three Lions. Donnarumma en el arco; una defensa de tres esperada con Tolói, Bonucci y Acerbi; dos carrileros como Di Lorenzo y Dimarco acompañando a Cristante, Jorginho y Barella; y Raspadori y Scamacca, con pasado en Sassuolo, en la punta de ataque.

Por parte de Inglaterra, cuando menos parece poder sorprender, lo hace. Gareth Southgate alineó a Nick Pope, y no a Dean Henderson, como guardameta titular; Walker, siempre fijo en la selección, junto a Dier y Maguire en la zaga; Reece James y Bukayo Saka en los costados, mientras que Rice y Bellingham controlaban el juego en el medio; por último, el trío de arietes estaba formado por Sterling, Kane y Foden. 

  • Presión agresiva ante el dominio italiano

La Azzurra comenzó realmente bien, no le estaba costando romper la línea de presión llevada a cabo por los ingleses. Las ocasiones fluían a su favor y es que, con Bonucci como primer estandarte en salida, era Raspadori el que caía unos cuantos metros para arrastrar a Maguire y dejar con espacios a Scamacca, mucho más peligroso de cara a puerta y cuyo juego de espaldas favorecía con creces a sus compañeros.

Sí es cierto que los ingleses estaban ejerciendo correctamente dicha presión, incluso su forma de defender impedía acercarse al área al propio Scamacca. Además, la imprecisión de Nicolò Barella hoy dejaba al jugador del West Ham bastante solitario en ciertas acciones de peligro. Pero de cara a puerta se seguía viendo a la Inglaterra incapaz de convertir, a la Inglaterra que genera, pero que no materializa. Solamente un gol en las cuatro jornadas anteriores, y desde el punto de penalti, ponía en evidencia la etapa de sequía, tanto en el juego como de cara a puerta, que sufrían los Three Lions.

  • Imprecisión y temor mutuo

Como en el encuentro de ida, ningún equipo quería mandar en el juego. Italia tenía a Barella como director de orquesta ante la baja de Verratti, pero el del Inter no estaba fino y en la parte visitante era Rice, por delante de Bellingham, el que intentaba animar algo su juego junto a Foden, que constantemente bajaba a recibir para romper y desestabilizar su marca. 

También hay cosas que todo espectador no termina de entender. Una de ellas es ver a jugadores como Bukayo Saka, que con el Arsenal está creciendo a pasos agigantados en la banda derecha, en el carril izquierdo. Confundido, sin profundidad y dejando muchos huecos que Italia detectó. Ya que por la banda izquierda no podía superar Dimarco a Reece James y Kyle Walker, Di Lorenzo hizo lo propio ante Saka durante un corto tramo del partido, pero sin ninguna noticia positiva para los azzurri

Dimarco y <strong><a  data-cke-saved-href='https://www.vavel.com/es/futbol-internacional/2022/06/02/premier-league/1113416-inglaterra-y-la-urgencia-de-coronar-su-proyecto.html' href='https://www.vavel.com/es/futbol-internacional/2022/06/02/premier-league/1113416-inglaterra-y-la-urgencia-de-coronar-su-proyecto.html'>Reece James</a></strong> peleando un balón / Fuente: Getty Images
Dimarco y Reece James peleando un balón / Fuente: Twitter @England

Cumplida la primera media hora, Inglaterra dio un pequeño aviso. Con Foden mucho más liberado, los pupilos de Southgate tuvieron cinco minutos de protagonismo con un Reece James en modo constructor y ese Rice + Bellingham como aspecto más positivo del conjunto visitante, con alguna acción de peligro, pero inofensiva sobre Donnarumma. Así acabaron, tal y como empezaron, los primeros 45' de un choque falto de fluidez, al igual que el encuentro en Wembley. Una copia del 0-0 que se disputó en junio.

  • El inocuo despertar del león

Ambas selecciones salieron con ganas en la segunda parte, siendo Inglaterra algo más dañina con alguna llegada de Kane que no terminaba de finalizar. El del Tottenham se sentía más cómodo ante las imprecisiones de la zaga italiana, con algún espacio generado ante la inspiración del medio inglés. Bellingham se hacía grande, llegando al área y siendo el principal ejecutor de romper el juego. 

  • Raspadori pone a temblar a Inglaterra 

La Azzurra hacía los primeros cambios: Wilfried Gnonto, con apenas 18 años, entraba por Scamacca, mientras que Tommaso Pobega ocupaba el lugar de un errático Barella. Más madera al medio y menos creación, lo cierto es que el perfil de Frattesi hubiera venido como anillo al dedo para conectar con el nuevo delantero del Leeds, que también repitió el mismo patrón que en la primera convocatoria. Pero lo cierto es que el joven ariete cayó en el campo como una gota de agua en un desierto y le dio un lavado de cara a la selección italiana, llegando el primer tanto del partido minutos después. Y es que Giacomo Raspadori dio una lección de que el fútbol puede ser muy curioso en ocasiones. Recibió un balón en profundidad de Bonucci, lo calmó como si el esférico fuese a cámara lenta y puso el 1-0 con un elegante disparo. Todo bajo una armonía que arregló sus imperfectos de la primera mitad.

Raspadori abrió el marcador / Fuente: Twitter @Azzurri
Raspadori abrió el marcador / Fuente: Twitter @Azzurri

Intentaba despertar el león con los cambios de Shaw por Walker y Grealish por Saka, cuyo nivel está lejos del mostrado en Villa Park, incluso cambiando el esquema a un 4-2-3-1, pero Italia implantó un cerrojo que, cuando parecía poder romper, se topaba con otro auténtico muro detrás: Gianluigi Donnarumma. El arquero del PSG frenó durante todo el choque a Harry Kane, incluso en una doble ocasión del ariete inglés a bocajarro. 

Atacar a la desesperada era la única opción. Bellingham buscando llegar al área, por su parte Grealish, sin la misma capacidad diferencial de años atrás, bajaba como referencia, aunque si algo tenía clara la selección comandada por Roberto Mancini es que el partido no se le iba a ir. Y así de curioso es el fútbol: Inglaterra, clasificada al próximo mundial, acaba descendiendo a la Liga B; Italia, todo lo contrario, tiene que ganar sí o sí a Hungría para alcanzar la fase eliminatoria que tendrá lugar en junio de 2023.

  • ¿Hora de despedir a Southgate?

Que los Three Lions han llegado a las semifinales en el último Mundial de Rusia y a la final en la última Eurocopa, precisamente ante Italia, con Gareth Southgate es algo que nadie le puede quitar. Pero su puesto tambalea, no por los recientes resultados, sino por la inexistencia de un patrón de juego que haga despuntar el talento de una selección irreconocible. Un estilo que nunca se ha creado, siendo el tachado como ''conservador'' y ''sin ideas'', algo que en cierta medida es cierto.

Sin embargo, la confianza depositada en Southgate rebosa todas las burlas y evita poner el foco en desenlaces como el de esta noche. Lo realmente incuestionable es que sería arriesgado despedir del cargo a menos de dos meses de arrancar el mundial a un hombre que lleva casi seis años con la absoluta. Aunque hombres como Sean Dyche o Scott Parker andan sueltos.

Fuente: Getty Images
Fuente: Getty Images