Debieron pasar 35 jornadas para que Burnley consiguiera una victoria fuera de casa. Los de Sean Dyche habían transformado a Turf Moor en una fortaleza en donde pocos pudieron rescatar puntos, pero cada vez que salían de allí les era imposible volver con los tres puntos. Sin embargo, en el horizonte apareció Selhurts Park y los Clarets podrán terminar la temporada con al menos una victoria en condición de visitante.
Burnley había estado cerca de parar la gran racha de Everton en Goodison Park, sin embargo, la actuación de los dirigidos por Dyche no fue suficiente para detener a los Toffees. Pero aquel partido dejó buena sensaciones –Brady había avisado que la fe no estaba perdida- y finalmente este día sábado los Clarets consiguieron sumar de a tres en condición de visitante, dejando casi sentenciada su permanencia en la Premier League.
Ashley Barnes fue el encargado de abrir el marcador cuando el reloj apenas marcaba siete minutos de juego. El delantero había sido clave en el encuentro jugado en Turf Moor contra Palace, en el que marcó sobre el descuento para darle una importante victoria por 3-2 en el mes de noviembre. Esta vez Barnes volvió a ser el verdugo de los Eagles y alcanzó la media docena de goles en la temporada de Premier.
Dyche llegó a Selhurts Park con la intención ganar de visitante y de cortar una racha de 10 partidos sin poder ganar allí, y para ello el entrenador de los Clarets realizó cuatro cambios a su alineación inicial, que le pagaron a la perfección. La ausencia de Joey Barton y el lesionado Ben Mee obligaron dos de esos cuatro, y fue James Tarkowski quien tomó uno de esos lugares –jugó un papel importante-. Ashley Westwood y Scott Arfield añadieron un aire fresco al centro del campo y se apoyaron en la fuerza del ataque conformado por Barnes y Sam Vokes.
El Crystal Palace de Sam Allardyce llegó tras haber ganado seis de sus últimos ocho partidos de liga, que le permitieron alejarse de la zona de descenso. Los Eagles tuvieron acción entre semana en lo que fue derrota ante Tottenham y terminaron pagando el desgaste físico en lo que fue el séptimo partido del mes de abril, algo por lo que Big Sam le cayó duro a la Premier en la conferencia de prensa previa al choque.
El comienzo del partido mostró a un Palace muy activo y con intenciones de hacerse fuerte en casa, y fue Christian Benteke el primero en hacer trabajar al arquero Tom Heaton. Pero Burnley pudo pasar esa prueba y con solo siete minutos de partido tomó la delantera gracias al gol de Barnes, quien reaccionó rápidamente tras un propio yerro y cogió el rebote para batir al portero Wayne Hennessey.
El gol aumento de la confianza de los Clarets, sin embargo, a medida que fueron pasando los minutos el conjunto de Allardyce fue tomando más protagonismo, intentando aprovechar las malas estadísticas de Burnley como visitante. Sobre el final de esa primera etapa, Milivojevic casi coloca la igualdad pero su disparo no encontró la portería.
Los segundos 45 minutos vieron a los Eagles con más tenencia de balón, pero la defensa de un Clarets –Keane y Tarkowski tuvieron un gran partido- se mantuvo firme frente a la creciente presión. Sam Allardyce, al ver que su conjunto no podía con Burnley, envió piernas frescas a la cancha: adentro Loic Remy y Fraizer Campbell. Dyche no tardó en contestar e hizo lo mismo poco después con Andre Gray, que sustituyó a Barnes a falta de diez minutos.
Gray hizo poco, pero lo poco que hizo lo realizó de manera magnífica. A los 85 minutos, el delantero recibió la asistencia de Boyd y no perdonó a Hennessey, colocando el 2-0 definitivo y llegando a la marca de diez goles en la temporada.
Burnley tuvo que esperar 16 encuentros para poder lograr salir victorioso en condición de visitante. Sin embargo, la primera victoria fuera de Turf Moor llegó en el momento más indicado. Le permitió aumentar aún más la brecha con la zona de descenso y dejó casi segura su permanencia en la Premier League, algo que los aficionados festejaron con el clásico canto de ‘We are staying up’.
